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Pertenece a la imaginación, defendía el Nobel de Literatura 1992, quien falleció ayer

La lengua inglesa no es propiedad de nadie, sostenía Derek Walcott

En su obra retrató la cultura, costumbres e historias antillanas, así como el sentir de una región colonizada

Algunos críticos lo relegaron debido a una poca disposición para reconocer que el gran poeta de lengua inglesa es un hombre negro, se quejó alguna vez Joseph Brodsky

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Derek Walcott, quien nació el 23 de enero de 1930 en Santa Lucía, se consideraba un escritor absolutamente caribeño; la imagen durante una jornada en la que leyó parte de su obra, en el Museo Nacional de Arte, en la Ciudad de Mexico el 20 de abril de 2008Foto Cristina Rodríguez
 
Periódico La Jornada
Sábado 18 de marzo de 2017, p. 2

El escritor Derek Walcott, reconocido con el Premio Nobel de Literatura en 1992, quien falleció ayer a los 87 años, afirmaba que la lengua inglesa no es propiedad especial de nadie. Es de la imaginación: es propiedad del lenguaje mismo. Nunca me he sentido inhibido para tratar de escribir tan bien como los más grandes poetas ingleses.

Walcott, de ascendencia africana, holandesa e inglesa, se consideraba absolutamente, un escritor caribeño, pues en su obra reflejó la cultura, costumbres e historias antillanas, así como el sentir de una región colonizada.

El poeta soviético exiliado Joseph Brodsky, quien ganó el Nobel de Literatura en 1987, se quejó en una ocasión de que algunos críticos relegaban a Walcott a un estatus regional, debido a una poca disposición (...) para reconocer que el gran poeta de lengua inglesa es un hombre negro.

Walcott, también dramaturgo y artista, descendiente de una familia de esclavos negros, murió la mañana del viernes en su casa en la isla de Santa Lucía, después de una larga enfermedad, informó su familia.

En el mundo literario, la obra de Walcott es reconocida por capturar la esencia de su Caribe natal y por el uso profundo y audaz de la metáfora, así como por su mezcla de sensualidad y destreza técnica en su obra. El autor contrastaba sus sentimientos por la poesía con un pasatiempo religioso.

De joven, un herético

En una entrevista con La Jornada (20/4/08), Derek Walcott expresó: “Tratamos de decir la verdad y eso no significa que tengamos que decir lo que se tiene que hacer. Es una verdad que dice: ‘esto no es correcto, algo está mal aquí’, y eso es todo lo que dicen los poetas”.

Para el autor, cualquier pensamiento bien expresado era arte, consideraba a la retórica arte: Se puede criticar la retórica por ser correcta, equivocada o estúpida, pero el diseño del discurso en la retórica es el mismo que en la poesía.

En la charla con este diario, el autor también explicó: He escrito todo lo que he querido decir. Afortunadamente, vivo en una sociedad donde puedo hacerlo, donde tengo el derecho a escribir lo que quiero, nunca he sido reprimido o censurado pero sí criticado: cuando yo era muy joven, 14 años, la Iglesia católica me atacaba porque decía que yo era herético.

Los escritos del prolífico poeta, quien también visitó México en 2014 con motivo del homenaje que se rindió a Octavio Paz por el centenario de su natalicio, reflejan la muy rica y complicada experiencia de la vida en el Caribe. Su obra, deslumbrante y pictoricista, le mereció su reputación como uno de los más grandes escritores de la segunda mitad del siglo XX.

En 1992, la Academia Sueca le otorgó el Nobel de Literatura por la gran luminosidad de sus escritos incluyendo Omeros de 1990, épica caribeña de 64 capítulos que definió de majestuosa.

El autor antillano también fue galardonado con el Premio TS Eliot de Poesía en 2011. Aunque era más conocido por su poética, Walcott también escribió unas 40 obras de teatro, incluidas Dream on Monkey Mountain y The Last Carnival; además fundó compañías como el Boston Playwrights Theatre.

Al darse a conocer el deceso del poeta, la fundación para el desarrollo cultural del pequeño Estado caribeño expresó en un comunicado: El círculo de la cultura, Santa Lucía y el mundo han perdido a un icono literario.

El poeta, dramaturgo y artista siempre mantuvo presente en su obra el Caribe. El mar es un motivo recurrente y también los mitos y la lengua de su isla natal, Santa Lucía, invaden sus poemarios. Al mismo tiempo, sus epopeyas encajan en la literatura occidental.

Walcott, en su participación en el Festival Mundial de Poesía de Venezuela en 2010, reivindicó la necesaria hermandad del pueblo caribeño y sus poetas para combatir lo que es bueno en el mundo. También destacó la importancia de los pueblos y lenguas indígenas en territorio caribeño. Expresó que la persona menos educada puede hablar el idioma más bonito.

El exilio, entre sus temas

Derek Walcott nació en Castries, la capital de Santa Lucía, el 23 de enero de 1930. Su madre era profesora de escuela metodista y su padre funcionario público y aspirante a artista que murió cuando Walcott y se hermano mellizo, Roderick, eran bebés. Su madre, Alix, inculcó a sus hijos el amor por las letras, recitando a menudo a William Shakespeare y leyendo en voz alta otros clásicos de la literatura inglesa.

En su ensayo autobiográfico What the Twilinght Says, Walcott escribió: Tanto el dialecto de la calle como el lenguaje del salón de clases esconden la euforia del descubrimiento. Si no hubiera nada, habría todo por hacerse. Con esta prodigiosa ambición uno empezó.

Walcott estudió literatura en la Universidad de las Antillas en Jamaica y en los años 50 del siglo pasado estudió en Nueva York y fundó un teatro en Puerto España, la capital trinitaria que mencionó con gran calidez durante su conferencia por el Nobel, en 1992.

El poeta, quien enseñó por muchos años en la Universidad de Boston, dividió gran parte de su tiempo entre Estados Unidos y el Caribe. El exilio de millones de ciudadanos caribeños que dejaron la región en busca de una vida mejor también fue tema frecuente en sus escritos.

Entre los libros de Derek Walcott figuran Otra vida, El reino del caimito, El testamento de Arkansas y Omeros, poema épico publicado en 1990, basado en la Odisea, de Homero.

Mensaje de García Cepeda

La titular de la Secretaría de Cultura federal, María Cristina García Cepeda, en su cuenta de Twitter, recordó al poeta caribeño Derek Walcott, con motivo de su fallecimiento, con el poema El amor después del amor, uno de los más celebrados del autor.

Un comunicado de esa dependencia informó que Walcott visitó México en 2014, como invitado en los homenajes realizados por el centenario del nacimiento del premio Nobel mexicano Octavio Paz.

Durante su estancia en el país, a Derek Walcott le impresionó la cantidad de personas que participaron en la conmemoración del autor de ¿Águila o sol? y Libertad bajo palabra.

Paz dejó una huella muy profunda en el ámbito de la literatura, no nada más en la de México, sino abarcó todo tipo de literatura, todos los ámbitos literarios. Creo que para muchas personas ha sido triste ver su partida, comentó Walcott aquella ocasión.

(Con información de Ap, Pl y Dpa)