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La Iglesia católica fue acusada de apoyar a extremistas hutus en 1994

Implora el Papa el perdón de Dios por los horrores del genocidio en Ruanda
 
Periódico La Jornada
Martes 21 de marzo de 2017, p. 24

Ciudad del Vaticano.

El papa Francisco imploró el perdón de Dios por los horrores cometidos por la Iglesia en el genocidio en Ruanda en 1994, durante un encuentro este lunes en el Vaticano con el presidente ruandés, Paul Kagame.

Imploro el perdón de Dios por los pecados y las faltas de la Iglesia y de sus miembros, incluidos sacerdotes, religiosos y religiosas que cedieron al odio y la violencia, traicionando su misión evangélica, expresó el Papa argentino al referirse al genocidio en Ruanda que dejó unos 800 mil muertos hace 23 años.

Jorge Mario Bergoglio, quien se reunió unos 20 minutos a puerta cerrada con el presidente de Ruanda, ofreció en 2014 el apoyo de la Iglesia católica a la reconciliación en Ruanda, con ocasión de los 20 años de genocidio.

Los extremistas de la mayoría étnica hutu mataron entre 800 mil y un millón de tutsis y hutus moderados, casi un tercio de la población ruandesa, y violaron a entre 100 mil y 250 mil mujeres durante el genocidio de tres meses que comenzó en abril de 1994, de acuerdo con la Organización de Naciones Unidas.

Francisco recordó también el gesto de Juan Pablo II durante el jubileo del año 2000, cuando por primera vez pidió perdón por los horrores cometidos por los miembros de la Iglesia en el país africano.

La Iglesia católica fue acusada en varias ocasiones de apoyar el régimen extremista hutu y de haber participado en las matanzas perpetradas en menos de 100 días. Varios sacerdotes y monjas fueron juzgados por su participación en el genocidio, en particular por el Tribunal Penal Internacional para Ruanda.

El 21 de noviembre pasado la Iglesia católica de Ruanda, en una carta firmada por los nueve obispos del país, pidió perdón de nuevo en nombre de todos los católicos que participaron en el genocidio.

Aproximadamente la mitad de los ruandeses son católicos actualmente; la otra mitad recurrió tras el genocidio a las iglesias pentecostales.