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De nuestras Jornadas

La dádiva infame, negación de la democracia

¿Q

ué significa que los partidos políticos den regalos a la población? El obsequio es un acto que persigue una reciprocidad infame: pretende que la gente que recibe ese artículo (plancha, despensa o lo que sea) corresponda con su voto el día de las elecciones. El voto es el acto mediante el cual la persona ejerce de forma singular su libertad: decide quién tendrá el poder por un tiempo determinado. En suma, es un intercambio no sólo infame por la venta de su libertad, sino injusto, porque es intercambiar planchas a cambio del poder. ¿Y qué da el poder? Para empezar, el manejo y control de la renta pública. Y el poder, que tuvo su origen no en la dación del conjunto de voluntades libres, sino en la distribución de productos varios, es ilegítimo. Esos sujetos no son electos por la voluntad soberana del pueblo, sino por la vulgar compra de votos. Eso debe estar tipificado como corrupción política; por lo mismo, es la negación radical de la democracia.

En nuestro medio, estas prácticas se han convertido en cotidianas. Y es tal la frecuencia con que se realizan que las hemos normalizado. Los recursos usados para negar lo público del acto político son tan grandes que los partidos no ajustan con las sumas enormes que reciben por prerrogativas y están endeudados. Y cuando tienen el poder de un gobierno estatal o municipal, usan los recursos de estas instancias para reproducir su mando. Así, los partidos, considerados vehículos de la democracia, se encargan de disolverla. Y lo peor es que ello se observa en todos los colores y posiciones en la geometría política. En el Partido Revolucionario Institucional es legendaria, en el Partido Acción Nacional emergió con fuerza, y en las izquierdas la vemos hasta en sus procesos internos. Pero puede servir de marcador político: un candidato que ofrece dádivas será un gobernante corrupto. La clase política que toma ventaja de la pobreza y la necesidad de las personas para satisfacer su ambición de poder sólo puede tener un calificativo: infame.