Economía
Ver día anteriorViernes 24 de marzo de 2017Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
La fortaleza del sistema bancario permite afrontar cualquier crisis

Insta a antender a los usuarios, en especial en cuanto al crédito

El directivo refiere entre los temas de la agenda de la asociación los costos de regulación, cómo abaratarlos y atender de manera más adecuada las obervaciones de la Condusef. Descarta que las llamadas Fintech sean competencia para la banca y destaca los avances tecnológicos en el sector y las nuevas áreas que se desarrollan en éste

Foto
Marcos Martínez Gavica, presidente del consejo de administración de Santander y próximo presidente de la Asociación de Bancos de México, en entrevista con La JornadaFoto Carlos Ramos Mamahua
 
Periódico La Jornada
Viernes 24 de marzo de 2017, p. 30

Ante los escenarios más complicados que se ven venir, el sistema bancario no debe perder el foco en que su principal trabajo es atender a sus usuarios, especialmente en la parte del crédito, plantea Marcos Martínez Gavica, presidente del consejo de administración de Santander y quien, este viernes, asume la presidencia de la Asociación de Bancos de México (ABM).

El sistema bancario mexicano está en condiciones de afrontar cualquier crisis desde una plataforma de mucha fortaleza, plantea Martínez Gavica, en una entrevista con La Jornada.

El nuevo presidente de los banqueros dirigió ya al organismo gremial entre 2005 y 2007. La ABM es una institución muy formada, es de las que tienen más peso y raíces en el país y generalmente tiene una agenda muy bien manejada, añade. No es una institución a la que se llegue a descubrir el hilo negro ni a tomar un rumbo distinto.

En un organismo que tradicionalmente ha designado a su presidente por medio de mecanismo de rotación entre los representantes de los bancos de mayor tamaño y los de menor presencia en el mercado, en esta ocasión Martínez Gavica llegó a la dirigencia de la ABM a partir de una votación en la cual cada uno de los 51 miembros del organismo tuvo el mismo peso.

Por el proceso distinto que hubo para la elección de la nueva mesa directiva, tuve la oportunidad de hablar con cada uno de los miembros de la ABM. Lo que he hecho es recuperar toda esa retroalimentación respecto de cómo ven a la asociación, qué necesitan y qué les gustaría que hiciera. Y estamos armando una agenda interna que incluya todo eso, como los costos de regulación, hacerla más barata y cómo atender de manera más adecuada las observaciones que hace la Condusef (el organismo de protección de los usuarios de servicios financieros), comenta.

Externamente, añade, vienen tiempos que todo mundo ya califica como complicados, de incertidumbre, de transición política y de un ambiente económico y político internacionalmente difícil, plantea.

En ese entorno, lo primero es que la banca, no obstante los escenarios más complicados que se ven venir, no deje de hacer y no pierda el foco en que su principal trabajo es atender a su clientela, especialmente en la parte del crédito. Esa no debe dejar de ser nuestra prioridad ni pasarlo por alto, por más cosas que estén pasando alrededor. No debemos perdernos de eso. Estamos en un punto de transición tan complicado que para qué hacer una agenda. Primero hay que ver que está pasando, por dónde nos llega (Donaldo) Trump y sus ideas, qué pasa económicamente, cómo evoluciona el proceso político en las siguientes elecciones del estado de México y cómo evolucionan los temas macroeconómicos en el país, que parece será mejor de lo esperado.

–¿Qué fue lo planteado por los agremiados de la ABM cuando habló con ellos?

–Depende. Tenemos 51 bancos asociados en los que hay de chile y de manteca. Están los bancos de red tradicionales, los bancos extranjeros de inversión, que estamos acostumbrados a ellos y que son muy diferentes a los asiáticos que están llegando. Luego están los bancos de nicho y luego los bancos-tienda. Es complejo. Dentro de los 51 hay de todo. Lo importante es lograr combinar una agenda entre los temas que no dejarán de ser prioritarios para nuestras autoridades para que el sistema financiero haga lo que desde su punto de vista es necesario y que, probablemente, esté concentrado en los bancos masivos; y eso, sin desatender temas muy importantes de los bancos por su tamaño y función, que deben ser prioridad en la agenda, no sólo por ser miembros de la ABM, sino porque tienen importancia para el sistema financiero.

–¿Cuál debe ser la forma en que se atienda la incorporación de varias compañías tecnológicas que ofrecen servicios comparables a los que ofrece un banco regulado?

–Es un tema muy importante el de las empresas Fintech, incluso a escala mundial, porque son un perfil de intermediarios financieros que están creciendo rapidísimo, que son una alternativa distinta para atender a una clientela que también está pidiendo una forma diferente de ser atendida. El secreto está en que haya una buena regulación que proteja, más que a los deudores, a los depositantes en ese nuevo tipo de intermediarios financieros. No debe haber ninguna ventaja o desventaja regulatoria respecto de quienes ya estamos dentro de la regulación financiera. Hace años discutíamos si las tiendas deberían ser banco o no y lo que nosotros decíamos era que la regulación debería ser de cancha pareja. Es lo mismo ahora, pero no se debe intentar ir en contra de la tendencia. Ese sería un error. De hecho, una buena parte de los bancos tradicionales, si no es que todos, tienen áreas dedicadas a la innovación y a desarrollar herramientas que son el equivalente de las Fintech. Esa es la forma inteligente de hacer las cosas, no tratar de hacer algo para impedirlas.

–¿Son una competencia para los bancos tradicionales?

–Yo creo que no. Se me ocurren algunos ejemplos: BBVA lleva ya muchos años hablando de convertirse en un banco tecnológico, con una forma muy distinta de su operación tradicional. También Citi hace cosas diferentes en el mundo, respecto de la tecnología. Nuestro banco (Santander) tiene áreas que no tienen nada que ver con el banco tradicional que se están desarrollando todo el tiempo. Hasta el perfil de quienes están haciendo estas cosas es otro, no vienen de la banca.

–En este cambio de entorno del que ha hablado, ¿cómo ve a la banca en México?

–Muy bien. Con todos los buenos elementos para resistir y pasarla muy bien. Y lo digo en una comparación local e internacional. Es una banca muy bien capitalizada, muy bien regulada, con los más altos estándares. Somos de los sistemas más adelantados en cuanto a regulación, con carteras de crédito muy sanas y con buenos controles. Esas cuatro cosas permiten enfrentar cualquier crisis desde una plataforma de mucha fortaleza sin dejar de servir al mercado.

–¿Cómo se ha comportado la demanda de crédito?

–Ha estado muy bien. Igual que los resultados de las empresas. ¿Qué es lo que está deteniéndose? Los proyectos de inversión y esto tiene toda la lógica: cuando ves un ambiente de incertidumbre en el mundo, y en el caso nuestro con una cercanía como la que tenemos con Estados Unidos, es lógico ser precavido con los proyectos de inversión. Quien no lo haga estaría mal. Hay, en cambio, algunos proyectos donde la oportunidad y la necesidad están tan claras que lo siguen haciendo. Pero la mayor parte de los proyectos están repensándose.

–¿Se están cancelando?

–No. Algunos que se han diferido, sí. Pero los que estaban echados a andar, de esos ninguno se está cancelando.

–¿En esta situación, cuál va a ser el efecto del alza en las tasas de interés?

–Como son proyectos de tan largo plazo, los diferentes escenarios siempre contemplan las variables macro. Hay proyecciones de cómo estarán las tasas en México y el extranjero en los próximos 10 años. Pero lo que nadie ve como un escenario posible son las crisis que vivimos en el pasado, de unos movimientos en las tasas que realmente eran muy, pero muy, muy amplios. Que se quintuplicaban o se iban a 50 por ciento y la inflación a 60 por ciento. Ahora estamos hablando de una subida de tres cuartos de punto porcentual en Estados Unidos en lo que resta del año. O que en México ha subido tres puntos. Seguimos hablando de tasas de interés de un dígito.

–Después de haber tenido esa inflación o aquellas tasas de interés, hoy la discusión es si la inflación va a ser de 5 o 6 por ciento.

–Ese es el punto correcto. No estamos en una situación de desproporción, que la tasa se haya ido a 45 o 50 por ciento. Recuerdo que en 1995 la inflación se fue a 52 por ciento. Eso no se ve por ningún lado. Es otro tipo de escenario.

–¿Cuáles son esos escenarios, qué es lo que se debe esperar para la banca y la situación económica del país?

–Es lo que no podemos predecir por la incertidumbre y las medidas que se han anunciado en Estados Unidos, pero que no han sido tomadas. Debemos esperar. Sabemos que no será nada dramático, pero hoy es pronto, nos faltan elementos para poder predecir con un análisis más fino por dónde pueden andar la inflación, el crecimiento económico, las tasas de interés y el tipo de cambio, que son los cuatro factores que más influirán.

–Su presidencia en la ABM va a coincidir prácticamente con el inicio del ciclo político electoral en México. Ese siempre es un factor que añade incertidumbre. ¿Espera que se alteren las cosas?

–Si la incertidumbre hace que las cosas se pongan más feas en lugar de más bonitas, sí va a influir. Pero démosle tiempo a que las cosas empiecen a suceder.