Opinión
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Penultimátum

Disney deja estereotipos

E

s la película más taquillera en lo que va del año en Estados Unidos. Estrenada mundialmente hace dos semanas, dejará utilidades por más de mil millones de dólares. Es uno de los mayores éxitos comerciales de la empresa Disney. Nos referimos a La Bella y la bestia, nueva versión de la que esa trasnacional de diversión produjo en 1991.

Buena parte del éxito se debe a la publicidad. Todo comenzó cuando el actor Josh Gad, quien interpreta a LeFou en la película, declaró que en ésta había un momento gay. Suficiente para prohibir su exhibición en Malasia por hacer publicidad a la homosexualidad, castigada con cárcel por las autoridades de ese país.

En Rusia la calificaron de no apta para menores de 16 años por el mismo motivo. En el feudo del señor Putin está prohibida la propaganda gay entre los menores de esa edad. Lucía Ayala, diputada de Arena, el partido de ultraderecha de República de El Salvador, pidió que se autorice para mayores de edad. Y en Estados Unidos varias salas de cine de Alabama tampoco la exhibirán. Los dueños del Autocinema Henagar dijeron que son cristianos por encima de todas las cosas y no pondrán en peligro las enseñanzas de la Biblia. Que sólo presentan películas sanas, aptas para toda la familia.

Bill Condon, director de la nueva versión, aclaró que la única alusión homosexual se da en un breve pasaje: cuando LeFou expresa sus sentimientos hacia Gaston con términos que van de la admiración a la lujuria. Y agrega: Le Fou es alguien que un día quiere ser Gaston y otro besar a Gaston; está confundido con su sexualidad. Condon (reconocido por sus películas Dioses y monstruos, Dreamgirls y dos de las entregas de la saga Crepúsculo) celebra que, al fin, la empresa Disney deje los estereotipos en su historia con esta escena homosexual.

Mientras, en Argelia la Policía Judicial de Tipaza (a 70 kilómetros de la capital de ese país) inició una investigación contra el escritor Anouar Rahmani, de 25 años, por ofender al Profeta y denigrar el dogma y los preceptos del islam. Lo pueden condenar a cinco años de cárcel.

Rahmani publicó el año pasado en Internet una novela: La ciudad de las sombras blancas. En ella un niño dialoga con un vagabundo que se hace llamar Dios y asegura haber creado el cielo a partir de un chicle. También se relata una historia de amor entre un colono francés y un revolucionario argelino en la guerra de la independencia (1956-1962).

Rahmani sostiene que en su novela no ofende al Profeta, pero sí desea recordar a los argelinos que durante la guerra de liberación hubo homosexuales que fueron asesinados. Y en cuanto a la religión, argumenta: La blasfemia más grande es creer que Dios pueda ofenderse por una novela o que es tan débil como para necesitar ser defendido por la policía.