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Las mujeres fueron protagonistas de una función que transformó el Zócalo en arena

Cartel femenil de box en CDMX, un puñetazo a los estereotipos

La primera en subir al ring fue Stephanie Martínez, la Niña de Oro, quien enfrentó a Alondra Hernández

Lo que viví hoy, un paso para mi sueño de ir a los Juegos Olímpicos, afirmó

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Antes del primer combate profesional entre las boxeadores Mariana Barbie Juárez y Catherine Phiri, diversas peleas amateur se realizaron ayer en el Zócalo de Ciudad de MéxicoFoto Notimex
 
Periódico La Jornada
Domingo 2 de abril de 2017, p. 9

La primera función de boxeo en el Zócalo de Ciudad de México fue un puñetazo a los estereotipos. Las mujeres fueron las protagonistas de esta función en la que la plaza pública por antonomasia se convirtió por unas horas en arena de boxeo.

Algunos haciendo fila para entrar a las zonas de gradas; otros buscando un ángulo para mirar el cuadrilátero en perspectiva o para observar los combates en las pantallas instaladas. Cualquier lugar parecía idóneo para ver la función al aire libre.

Las peleas estelares resumían el desarrollo del pugilismo de mujeres en México. Mariana Juárez, la Barbie, boxeadora que protagonizó la primera pelea profesional en México en 1999, para disputar el título gallo del Consejo Mundial de Boxeo a la africana Catherine Phiri. Alejandra La Tigre Jiménez, defendería su cinturón de peso completo ante la estadunidenses Carlette Ewell.

Entre el sonido local y el retumbar de tambores de los concheros, sobresalían las ovaciones de la gente que aplaudía la entrega de cada peleadora en los combates preliminares, aun cuando no tenían trayectorias amplias y sus nombres son poco conocidos. Las primeras peleas fueron de niñas amateurs, una de ellas la célebre Stephanie Martínez, la Niña de Oro, parte del torneo Dos Naciones un Sueño.

La Niña de Oro subió con la confianza que la caracteriza para enfrentar a Alondra Hernández. El reto lo asumió hace unos días, de manera repentina. Había faltado unos días al gimnasio por estar en periodo de exámenes, por lo que temía no estar preparada.

Sobre la lona, Stephanie no acusó esos días en los que no entrenó. La rival era difícil, de estilo testarudo, siempre adelante sin importar que al hacerlo arriesgara demasiado. La Niña de Oro, en cambio, concentrada en boxear, elegante y atenta al contragolpe como el de su ídolo Juan Manuel Márquez.

Stephanie dice que se le complicó la rival. No le gustan las fajadoras, pero ella entrena para mantenerlas a distancia. Combinaciones de cuatro golpes, salida por los costados. No quiere presumir, pero terminó satisfecha con la demostración que hizo. Venció en tres episodios por decisión unánime. Una pequeña lección de boxeo para una niña de 11años.

“Estoy feliz de poder pelear en esta función. Me da gusto que las importantes sean mujeres, porque demostramos que podemos hacer todo lo que nos guste y cumplir nuestros sueños.

El mío es ir a unos Juegos Olímpicos, y lo que viví hoy es un paso para conseguirlo, dice la Niña de Oro.

“Me gusta ver el lema de La Tigre, pego como niña, porque ella es una mujer de peso completo, pega muy fuerte, pero es muy buena. No me gusta que minimicen a las mujeres para hacer este tipo de deportes, por eso peleadoras como La Tigre dan un buen ejemplo.”

Al bajar del cuadrilátero, Stephanie ya no parecía la boxeadora refinada y demoledora de unos minutos antes. Convivía con Alondra, su rival, como si se tratara de una amiga del colegio. Ambas mezcladas con el público, atentas al desarrollo de esta función en la que por unos minutos fueron protagonistas.