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Astillero

Felipe: el Mesías conyugal

Tuits: AMLO, FCH, Delfina

SNA nace muerto

¿Corrupción contra corrupción?

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RECEPCIÓN EN SAN LÁZARO. La presidenta de la mesa directiva de la Cámara de Diputados, la panista María Guadalupe Murguía Gutiérrez, al dar la bienvenida a parlamentarios de Argentina, durante la sesión ordinaria celebrada ayer en el Palacio Legislativo de San LázaroFoto Francisco Olvera
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on un desparpajo que Margarita Zavala Gómez del Campo debería repeler si quisiera demostrar que tiene individualidad política, su esposo, Felipe Calderón Hinojosa, ha ido asumiendo de manera abierta y creciente el papel de principal gladiador en defensa del proyecto de recuperación matrimonial de Los Pinos.

Beneficiario de una amplia red de recursos humanos, administrativos, materiales y militares, conforme a los ilegales privilegios a ex presidentes de la República que ya existían cuando él se hizo de la máxima silla política del país, y que luego incrementó con discrecionalidad cesarista en la última tarde de su gestión (aunque hace semanas, ya con Zavala en campaña, haya renunciado a una pizca de la cosecha, la pensión económica que, frente a todo lo demás, es poca cosa), Felipe Calderón ha decidido alternar sus funciones de activista electoral: unos días como matraquero de la consorte y otros como verdugo de Twitter contra los adversarios de su cónyuge.

El más reciente ataque de quien funge como virtual coordinador de campaña de su esposa se produjo contra Delfina Gómez, la candidata del partido Morena a la gubernatura del políticamente ardiente estado de México. En respuesta a un tuit de Andrés Manuel López Obrador, ¡A los Del Mazo y a las Josefinas les va a ganar la maestra Delfina!, Calderón tuiteó ¿Delfina es nombre propio? ¿O así le dicen por cómo la trata quien la nombró y es su jefe? El tuit de Felipe fue después borrado de su cuenta, en una tácita aceptación del error que de inmediato le fue reprochado de manera ácida y constante en la arena de lucha libre sin reglas a la que llaman redes sociales. Sin embargo, @limdacomposer lo rescató: https://goo.gl/nQQ7zz .

No hay recuerdo de un ex ocupante de Los Pinos, haiga sido como haiga sido, que haya involucrado la tal investidura presidencial en las vicisitudes naturalmente fangosas e hirientes de las contiendas electorales, menos en defensa o agresión de un familiar directo. Los ex presidentes con vida prefieren moverse en las cuidadas alturas en las que por un sexenio reinaron, y aparecer de vez en cuando en actos de sus partidos, pero sin colocarse a mitad del fuego entre bandos contrarios, suministradores de apoyo sin estridencias ante candidaturas consumadas. La única excepción, destemplada, es la de Calderón Hinojosa.

Por ejemplo, Carlos Salinas de Gortari, sin duda el ex presidente más activo, suele definirse como un hombre dedicado a la batalla de las ideas, aunque, en los hechos y de manera cuidadosa, siga teniendo influencia y moviendo piezas. Ernesto Zedillo Ponce de León, siempre desligado de cuanto oliera a grilla, se mantiene distante de los escarceos nativos. Y el propio Vicente Fox se abstuvo de dejarse arrastrar por la pretensión de su esposa, Marta Sahagún, de aspirar a la candidatura presidencial, aunque, hasta la fecha, el ex gobernador de Guanajuato sigue produciendo piezas políticas de corte cómico contra Donald Trump en la más reciente temporada de los foxismos.

Calderón Hinojosa, convertido en Mesías conyugal, parece desesperado ante el poco avance de la candidatura de Zavala Gómez del Campo (rezago que se pretende disimular con encuestas de opinión a modo, que colocan como sorprendente puntera a la directora del DIF durante el sexenio calderonista). En esa condición alterada, el panista michoacano ha decidido intervenir sin mayor recato, tratando de salvar ese proyecto familiar que, en todo caso, si el presidente panista, Ricardo Anaya, hace valer el control estructural del partido de blanco y azul que ha ido concentrando en sus manos, sólo alcanzará para algunas senadurías (Margarita, en una de ellas) y diputaciones federales, como premios de compensación de un grupo en declive.

Dos referentes para apuntalar la confianza en que ahora sí va en serio la lucha gubernamental contra la corrupción: Raúl Cervantes Andrade, procurador general de la República, y Arely Gómez, secretaria de la Función Pública. El primero, llegado a la PGR por ser parte del grupo de amigos y familiares que encabeza el consejero jurídico de la Presidencia de la República, Humberto Castillejos Cervantes; la segunda, ex ocupante de esa misma procuraduría federal, familiar de un alto directivo de Televisa. Ambos, encargados de cumplir sus funciones, presuntamente justicieras, por encargo del mismo jefe, Enrique Peña Nieto, quien preside y coordina el equipo político al que Raúl y Arely deben vigilar (cada cual en su respectiva jurisdicción) y contra el cual deberían promover sanciones en caso de encontrar irregularidades que, al menos en lo que respecta a los medios de comunicación, abundan.

Cervantes y Gómez como testigos de honor y virtuales padrinos políticos de la descarapelada presentación de lo que pomposamente suelen llamar Sistema Nacional Anticorrupción, que aún no cuenta con el fiscal correspondiente ni los magistrados de las salas judiciales especiales, todo en espera de que las camarillas dominantes de los partidos políticos (acusados en general de corruptos) se pongan de acuerdo, en negociaciones históricamente corruptas, respecto de las designaciones facciosas de los nuevos servidores públicos que, desde las entrañas del gran monstruo de la corrupción, harán (con alto costo económico para la sociedad: más organismos autónomos que en la práctica no sirven para mayor cosa) como que tratan de desmontar el pegamento sustancial del actual sistema político, que se forma a partir de la impunidad y la corrupción.

La instalación del comité coordinador del mencionado Sistema Nacional Anticorrupción (SNA) contó con un discurso claridoso y enérgico de Jacqueline Peschard, quien preside el citado comité: diagnóstico adecuado, exhortos compartibles pero, apabullante, una realidad verdadera: el SNA ha nacido muerto, porque su matriz es la de la simulación burocrática, singular producto del virtual fin de sexenio de una de las administraciones más voraces en cuanto al presupuesto público y los negocios derivables de él. ¡Hasta mañana!

Twitter: @julioastillero

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