Opinión
Ver día anteriorViernes 7 de abril de 2017Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 
México SA

EPN impone a Merodio

Pierden Inegi y México

Videgaray: buena nueva

T

odo apunta a que el inquilino de Los Pinos decretará la reducción de los tétricos indicadores de pobreza en el país (de forma artificial, desde luego) para demostrar que su política social rinde frutos por doquier y que el sostenido desplome del bienestar de los mexicanos sólo está en la mente de algunos.

Bajo el apotegma de aquí sólo mis chicharrones truenan, Enrique Peña Nieto y sus borregos tricolores en el Congreso impusieron a Paloma Merodio como vicepresidenta del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), no obstante que la susodicha no cumple –académica y profesionalmente– con los requisitos de ley, amén del ostentoso conflicto de intereses por la actividad empresarial de su cónyuge (Juan Carlos Pueblita, socio de la empresa Provera Lab, dedicada a la venta de información y que opera con grandes bases de datos).

Y la señora Merodio (egresada del ITAM, como Dios manda) no sólo incumple tales requisitos (cinco años de experiencia en cargos de alto nivel en el sector público o privado y ser una académica distinguida), sino que, curricularmente, mintió a los legisladores (cuyo pastor es Emilio Gamboa Patrón), a quienes finalmente les importó un pito el doble engaño, porque la línea aprobatoria venía de la residencia oficial, y los tricolores y sus rémoras verdes son muy cumplidores, amén de agachados, aunque nunca de a gratis.

De nada sirvió que en comisiones y más adelante en el pleno algunos senadores documentaran su rechazo a la candidatura de Paloma Merodio (no se le ven criterios de independencia ni consolidación en la parte de la autonomía), porque los borregos tricolores y sus rémoras acataron la orden de implantar una pieza presidencial más dentro de la estructura de toma de decisiones del Inegi, que todavía presume autonomía.

La votación quedó así: 64 en favor, 26 en contra y una abstención. Gana el inquilino de Los Pinos, su corral de borregos y la señora Merodio; pierde el Inegi y México.

La crónica parlamentaria de la sesión (La Jornada, Andrea Becerril y Víctor Ballinas) detalla que “a última hora los opositores pretendieron romper el quórum, pero sin éxito y poco después, Merodio rindió protesta, entre aplausos de los priístas, verdes y del independiente Manuel Cárdenas, uno de los más entusiastas. La nueva funcionaria fue sacada del salón de plenos por una puerta lateral, para evitar a la prensa.

“La única priísta que defendió el nombramiento fue Cristina Díaz, pero lo hizo al presentar el dictamen, como presidenta de la Comisión de Gobernación y nadie más del tricolor subió a tribuna, donde sólo se escucharon los cuestionamientos de la oposición y la solitaria intervención en favor de Luisa María Calderón”, hermana del tal Jelipe.

La autonomía del Inegi, el riguroso respeto a la ley del gobierno federal y la independencia del Poder Legislativo quedaron nítidamente comprobados con la imposición de la nueva vicepresidenta del Inegi.

De la citada crónica tomo los siguientes pasajes: “el panista Juan Carlos Romero Hicks, las perredistas Dolores Padierna y Angélica de la Peña y el independiente Alejandro Encinas, denunciaron el fuerte cabildeo que llevaron a cabo funcionarios federales, para lograr la ratificación de Merodio y coincidieron en señalar que se atenta contra la autonomía del Inegi, que de nuevo vuelve a depender de las autoridades hacendarias.

“El presidente Enrique Peña Nieto, puso a andar a su secretario de Hacienda, José Antonio Meade, y este presionó a los gobernadores, para que ellos, a su vez, presionaran a los legisladores a avalar el nombramiento, denunció en tribuna el panista Ernesto Ruffo. El gobierno federal, dijo, quiere a Merodio en el Inegi porque no quiere ser evaluado, quiere continuar en la opacidad.

“Romero Hicks habló también del desmedido cabildeo del titular de la Secretaría de Hacienda y denunció el albazo que se dio, en medio de un desaseado proceso legislativo, iniciado horas antes, al citar a una sesión extraordinaria en comisiones para aprobar un dictamen. Habló del cinismo y la intención de dar un golpe a una institución como el Inegi.

La senadora Luisa María Calderón, a contracorriente de la mayoría de su bancada, subió a tribuna para defender a Merodio, sostener que cumple con los requisitos y en forma alguna pondrá en riesgo la autonomía, mientras que otro panista, Héctor Larios, dejó en claro que la candidata del Ejecutivo federal y del titular de Hacienda no tiene la experiencia necesaria para llegar a la vicepresidencia del Inegi.

Paloma Merodio, pues, se sube al carro de la actualización del inventario de pobres en el país y el acomodo de cifras económicas y sociales (unas a la baja, otras al alza, según convenga al gobierno peñanietista), una estrategia armada en Los Pinos que comenzó en julio de 2016, cuando unilateralmente el Inegi, con su presidente (Julio Santaella Castell) al frente del timón, modificó la metodología de medición de la pobreza, con el absoluto rechazo del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), organismo que estructura su informe temático con base en los datos del citado organismo de estadística y geografía.

Sería en el próximo mes de julio, originalmente, cuando el instituto divulgaría los resultados de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares, la misma que utiliza el Coneval para su informe bianual sobre la pobreza en el país (en este caso el correspondiente a 2015-2016). Sin embargo, tal reporte fue recalendarizado por el propio Inegi, tal vez por estar en espera de la señora Merodio.

El hecho es que todo apunta a que tal encuesta contendría cifras cómodamente maquilladas para que el inquilino de Los Pinos presuma, en tiempos electorales, que su política social, como le llama, es más que resultona, así sea falso, porque nadie deja de ser pobre por decreto presidencial.

Las rebanadas del pastel

Por fin Luis Videgaray da una buena noticia: no aspira a convertirse en el candidato tricolor a la Presidencia de la República en los comicios de 2018. No y no quiero, dijo el ex ministro del (d) año. Qué bueno, pero falta que cumpla, porque si lo hace como con su promesa de un futuro promisorio para los mexicanos, entonces estamos jodidos. Por cierto, alguien debería explicarle la diferencia entre respeto e injerencia, porque el aprendiz asegura que al secretario estadunidense de Seguridad Interna, John Kelly, le pidió respetar el proceso electoral de nuestro país, cuando en realidad debió rechazar tajantemente la descarada injerencia de los vecinos norteños en la política nacional. No es lo mismo que lo mesmo.

Twitter: @cafevega