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El grupo actuó en el Panteón de San Fernando con Bésame mucho y El feo, entre otros

En Ixachilanka, fusión de música prehispánica y contemporánea

Uno de los objetivos de la agrupación es difundir, salvaguardar y dignificar las tradiciones de culturas ancestrales

En sus presentaciones incluyen una demostración de danza mexica y rock

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Érika Valero Leyva, alias Tlazohtiani, es la voz de la agrupación Foto Roberto García Rivas
 
Periódico La Jornada
Domingo 9 de abril de 2017, p. 7

Con un concierto en el Museo Panteón de San Fernando, el grupo de etnofusión Ixachilanka dio a conocer sus primeros trabajos discográficos, titulados Sangre Ancestral y Memoria Ancestral, en los que combina canciones contemporáneas como Cielito lindo, La Llorona, Bésame mucho y El feo con cantos tradicionales en lenguas como maya, náhuatl y zapoteca.

Liderado por la voz de Érika Valero Leyva, Tlazohtiani –que en náhuatl significa la que ama–, el quinteto, también integrado por Juan Carlos Ramírez (percusiones), Gerson Rojas (batería), Andrés Sánchez (bajo) y Juan Carlos López Macías Makuilxochitl (guitarra), interpretó temas de su propuesta, resultado de muchos años de investigación, trabajo y experimentación con la riqueza de los instrumentos y tradiciones sonoras indoamericanas, prehispánicas y elementos rituales de diferentes etnias del continente americano, explicaron.

El grupo surgió hace un lustro, pero el interés de Tlazohtiani por las expresiones artísticas indígenas que, aparte de la curiosidad de saber de dónde vengo, se remonta a su etapa universitaria, cuando llegó a Ciudad de México desde su natal Manzanillo, Colima, para estudiar administración de empresas en el Tec de Monterrey, donde también recibió enseñanza de danza butoh, contemporánea y de ensamble vocal.

En ese periodo y por medio de su padre –oceanólogo e investigador–, conoció los círculos de tradición oral mexicas, de la mexicanidad. Además, por un maestro de danza butoh se acercó a las tradiciones de danza prehispánica y traducciones en náhuatl. Era mi trabajo de becada en la universidad. Esa fue mi conexión con las tradiciones indígenas, explicó la cantante a La Jornada.

Rostros reunidos

Aunque Érika Valero empezó en solitario, poco a poco fue conociendo a los músicos que forman el grupo junto con ella.

Ahora, con el nombre de Ixachilanka, que significa “‘donde se reúnen nuestros rostros’, y que es la resignificación de la cultura de los pueblos indígenas de América, desde Alaska hasta la Patagonia”, y con dirección de Virgilio Carrillo, publican sus álbumes, en los que proponen una fusión de sonidos de inspiración prehispánica, para la que utilizan instrumentos antiguos como el huéhuetl, los caracoles, los teponaxtles, el palo de lluvia y las ocarinas con diversos ritmos contemporáneos como rock, son y jazz.

Estas expresiones nacen de nuestra memoria, crean ritos y tendencias nuevas, pero con la esencia de aquellos músicos tradicionales y la trascendencia del canto y el significado en las lenguas maternas, detallaron en el concierto, en el cual participaron dos jóvenes que hicieron una demostración de movimientos de chitontiquiza (danza mexica) y rock en algunos temas, además de una dramatización en La Llorona.

Tlazohtiani explicó que para la realización de los discos buscaron “canciones que la gente conoce, como Cielito lindo, y eligieron un espacio para meter un canto de la tradición”, lo cual no fue tan fácil, pues tuvieron que pedir los permisos de los abuelos, de las personas que los hicieron, la mayoría de las culturas mexica, tolteca y chichimeca, para incluirlos en su trabajo.

Por otro lado, “el proceso del primer material, Sangre Ancestral, nos llevó como tres años. Fue mucho tiempo”, comentó, y tuvieron que buscar apoyos, los cuales consiguieron en la Secretaría de Cultura; así se logró que el disco fuera escuchado en muchas partes.

En tanto, para el segundo, Memoria Ancestral, “nos abrieron las puertas del estudio principal de Radio Educación, donde pudimos hacer todas las canciones que ya traíamos preparadas, como Bésame mucho, además de que ya vienen más canciones de la tradición, de la tierra”, como Hubo un tiempo, Desde lejos y Pacha Mama.

Mientras Ixachilanka intenta difundir, salvaguardar y dignificar las prácticas tradicionales de formación artística y de autoconocimiento de las culturas ancestrales, hace llegar su mensaje de respeto y amor por nuestra identidad, cultura y tradición, expresaron.