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De ídolo de la lucha libre al box

Dulce Sexy García tendrá su primera contienda este sábado en Metepec, Edomex

 
Periódico La Jornada
Viernes 21 de abril de 2017, p. a36

Las luces estaban dirigidas al centro del escenario mientras ella trepaba por las tres cuerdas del cuadrilátero. ¡Sexy, sexy, sexy!, gritaban los aficionados, al tiempo que una atractiva mujer levantaba los brazos para recibir los elogios. Una máscara cubría su rostro, pero la identidad no importaba. La mujer que portaba el antifaz había demostrado una vez más su fortaleza como luchadora.

Bajo el nombre de Sexy Star, la regiomontana Dulce María García se convirtió en esta década en una de las protagonistas de la lucha libre femenil, un deporte al que recurrió después de haber sido víctima de violencia sicológica y de que rondó en ella la idea de quitarse la vida.

Después de ser ídolo del pancracio, cambió la máscara para ponerse unos guantes y subir al cuadrilátero, pero como boxeadora. Dejó el nombre de Sexy Star, que pertenece a la triple A, para convertirse en la pugilista Dulce Sexy García.

Dulce realizará su primera contienda como boxeadora el 22 de abril en Metepec, en un duelo de cuatro asaltos en peso gallo. Será una pelea de respaldo a la contienda que sostendrán la campeona mundial minimosca Ibeth Roca Zamora y Esmeralda Joya Moreno.

–¿Por qué comenzar una carrera en el boxeo?

–Era una espinita que traía. La lucha y el pugilismo se parecen en el ambiente, pero son deportes muy diferentes. Me he preparado bien para que no digan que sólo es un capricho, expone la peleadora.

Con los triunfos, Dulce podía sentir el aprecio de los espectadores, pero al mismo tiempo recordaba una etapa de su vida en la que sufrió depresión, la cual la llevó a pensar en suicidarse.

Hace poco más de 10 años fue víctima de violencia sicológica por parte de su pareja sentimental. Tenía 21 años de edad, había dejado a su familia para vivir con un hombre que le quebró la confianza en sí misma. Los ánimos de seguir con vida comenzaron a esfumarse.

El maltrato sicológico es más fuerte que el físico, porque los golpes a veces se quitan, pero en el sicológico las huellas no se van, subraya Dulce María mientras se quita las vendas de los puños tras uno de sus entrenamientos.

Las humillaciones que sufrió la ayudaron a poner fin a una relación que la estaba destruyendo. Pese a tener una carrera en Ciencias de la Comunicación se quedó sin trabajo y dinero, por lo que regresó con sus padres para iniciar su vida desde cero.

Un día la invitaron a las luchas. El ambiente la atrapó. Mientras dos hombres se enfrentaban en un escenario, ella gritaba con vigor retando a los peleadores.

Al ver su ferocidad, los organizadores de la contienda la retaron a subir al cuadrilátero. La tirria que sentía en ese momento hacia el género masculino la llevó a aceptar el duelo, aunque para hacerlo primero se preparó.

Al principio muchos compañeros me criticaban, me golpeaban, me hacían sangrar. Decían que yo era una niña fresa y debería estar en mi casa, porque yo llegaba con mis súpertacones muy arreglada. Pero me aferré, porque en ese momento tenía coraje, recuerda la joven esbelta, de cabello castaño claro y ojos color miel.

Usar una máscara, subir a un cuadrilátero y enfrentar a golpes a rivales sirvieron de catarsis para la crisis que enfrentaba. Ver que los aficionados aplaudían mi trabajo hizo detener los pensamientos de suicidio. Fue esa magia de la lucha que hace que todos se vuelvan uno mismo, rememora.

Durante nueve años peleó con el sobrenombre de Sexy Star y en casi todas las ocasiones bajó del ring con la victoria. Su escultural cuerpo, que presumía a veces con top y minifalda, y en otras ocasiones con vestuarios entallados, le habían ayudado a llamar la atención de los aficionados, pero el talento de la luchadora iba más allá de la imagen.

Defendía la esquina de los rudos y como tal no tenía reparos en demostrar su belicosidad. Desde los primeros intantes de la batalla se lanzaba contra sus adversarios. El éxito que consiguió le sembró la idea de incursionar en el boxeo, así que comenzó a entrenar con el ex campeón mundial Jhonny González, su esposo, y Miguel Ratón González.

Confiesa sentirse nerviosa por su primer duelo como boxeadora, porque traigo un compromiso con la gente que confía en mí. De verdad que me preparo. El nombre de Jhonny y el de Miguel González van a subir conmigo al ring. Con la sinceridad que caracteriza a los regiomontanos acepta que todavía estoy en transición de aprender. La experiencia es lo que me va ayudar.

Pese a que la lucha y el pugilismos son deportes de contacto, Sexy García revela lo complejo que puede ser saltar de uno a otro.

En la lucha tu cuerpo es duro para que no te empujen, debes tener un balance, dice mientras se planta como retando a un rival.

En seguida cambia su postura y comienza a hacer un juego de pasos para lanzar puñetazos y explica: “En el boxeo todo es ágil, el movimiento es más fino, usas la cintura, cabeceas... es muy diferente.

“La lucha es un deporte espectáculo, hay que llevar a la gente por distintos sentimientos. Y en el boxeo es salir, enfocarte, mentalizarte y decir ‘¡o te doy o me das!’ Sales con todo o te dan con todo”, dice entre risas que hacen olvidar por instantes el pasado amargo de esta peleadora.