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Ver día anteriorMartes 25 de abril de 2017Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Elevar salarios, no muros
L

a llegada de Donald Trump a la Casa Blanca se debió a los sentimientos de malestar de sus votantes. Trump fomentó y canalizó el coraje de sus simpatizantes por medio de una narrativa que atribuía cualquier problema económico que tuvieran a las fábricas que trasladaban la producción a México, y a los migrantes que robaban cualquier empleo que hubiera quedado en Estados Unidos.

Para apaciguar estos temores y restaurar la grandeza de Estados Unidos, Donald Trump prometió la construcción del gran muro, deportaciones masivas, impuestos sobre las remesas y nuevos aranceles.

La narrativa de Trump no se apega a la realidad. Nuestros estudios en UCLA sobre la votación condado por condado revela que los votantes de Trump tienden a estar más concentrados en condados con pocos o ningún mexicano y la probabilidad de estar expuestos a las importaciones mexicanas son menores que en los condados que votaron por demócratas. Mientras se debería admitir que los condados que votaron por Trump enfrentan una situación económica adversa, pero el comercio y la migración mexicana no son ni la causa ni la solución a sus problemas.

Nuestra investigación también ha mostrado que el presidente Trump ha promovido prescripciones de políticas que, si fueran implementadas, reducirían significativamente el bienestar de todos los estadunidenses, siendo sus partidarios quienes más sufrirían los daños.

Se estima que las deportaciones masivas resultarían en una reducción significativa de 2 mil 600 millones de dólares del PIB, casi tres veces lo causado por la crisis financiera. Terminar con el flujo de remesas devastaría las ya deprimidas economías locales receptoras de esos envíos y, subsecuentemente, impulsaría el incremento de la migración indocumentada hacia Estados Unidos. El costo a los contribuyentes estadunidenses por la construcción del gran muro en la frontera se estima en decenas de miles de millones de dólares. Todos estos fondos podrían ser destinados hacia proyectos de desarrollo de la fuerza de trabajo u otros programas que podrían facilitar empleos a los partidarios de Trump que en estos momentos se encuentran económicamente marginados. Finalmente, una guerra comercial con México podría reducir enormemente la producción estadunidense, llevando a más trabajadores al desempleo.

En contraste con las propuestas destructivas de Trump, hemos identificado intervenciones de política que podrían aclarar los prospectos financieros de sus partidarios, beneficiar al trabajador estadunidense en general y abordar las causas raíces de la migración mexicana. Estas intervenciones constan de promover la inclusión financiera, hacer una reforma migratoria integral e incrementar el salario mínimo trasnacional en México y Estados Unidos.

Incrementar los salarios mínimos en ambos lados de la frontera beneficiaría de forma similar a los trabajadores nacidos dentro y fuera de Estados Unidos y abordaría las causas raíces de la migración en México.

Mañana, en Estados Unidos Bernie Sanders y Keith Ellison anunciarán una legislación que incrementará el salario mínimo nacional a 15 dólares por hora. Esto representa la culminación del movimiento nacional Fight for $15, que ha tenido éxito en incrementar el salario mínimo en Nueva York y California, así como en otras entidades a lo largo del país. Al igual que la reforma migratoria integral, incrementar el salario mínimo reduciría la desigualdad de ingreso. Sin embargo, incrementar el salario mínimo nacional tendría un impacto mucho mayor, puesto que la mayoría de trabajadores con bajos salarios son nacidos en Estados Unidos.

Durante el mismo día en el Senado de México, legisladores mexicanos introducirán una propuesta estableciendo que el salario mínimo deberá ser suficiente para satisfacer las necesidades normales de un jefe de familia en el orden material, social y cultural, y ser incrementados regularmente en concordancia con el incremento de la productividad mexicana y en dirección a converger con los salarios de Estados Unidos. Ese mismo día, legisladores en El Salvador anunciaran su solidaridad con las alzas de salarios en Estados Unidos y México como complementarios a sus recién adoptadas alzas de salarios mínimos que hoy son más altos que los mexicanos.

Incrementar los salarios en ambos lados de la frontera ampliará el poder de compra de los trabajadores más vulnerables de las dos naciones. Al incrementar su consumo se generaría empleo de forma directa e indirecta, e impulsaría las exportaciones de Estados Unidos a México, el cual es el segundo mayor consumidor de productos estadunidenses en el mundo después de Canadá.

Algunos podrían argumentar que los incrementos salariales trasnacionales son contraproductivos, pero estamos entrando en un periodo de fortalecimiento de los mercados laborales y envejecimiento demográfico, en el que un compromiso para incrementar el bienestar de las familias en ambos lados de la frontera nos permitiría lograr un patrón de producción y consumo más estable a futuro.

México y Estados Unidos tienen la oportunidad de liderar y dar un ejemplo en el contexto de crecimiento de una economía global, donde la prosperidad de los trabajadores estadunidenses y mexicanos estará basada en el bienestar y mayor consumo del sector obrero. Como futuros consumidores de los bienes estadunidenses, una ampliada clase media global podría dar un impulso sin precedente a los trabajadores estadunidenses. Lo que actualmente Estados Unidos necesita es elevar salarios, no muros, en ambos lados de la frontera.

*Director fundador del Centro para la Integración y el Desarrollo de Norteamérica, en la Universidad de California, Los Ángeles (naid.ucla.edu)