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En su faceta de grabador, Luis Moro crea una carpeta desplegable con esas obras

Tres litografías hechas en piedra ilustran La leona, poema de Elena Poniatowska

Hay que sentir devoción por cada pequeña hoja que se tiene en las manos, explica a La Jornada

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Una de las tres litografías de Luis Moro elaboradas a la antigua, que acompañan el poema de Elena Poniatowska. El pintor exhibirá este trabajo en el Museo Nacional de la Estampa, adelanta en entrevista con La Jornada Foto cortesía del artista
 
Periódico La Jornada
Viernes 28 de abril de 2017, p. 4

Un pintor curioso por las demás técnicas creativas, así se define Luis Moro (Segovia, 1969), artista español con residencia en México.

En su faceta de grabador realiza una carpeta desplegable con tres litografías hechas en piedra, como se hacía antiguamente, que acompañan cada parte del poema La leona, de Elena Poniatowska, incluido en el libro Rondas de la niña mala (Ediciones Era, 2008), ilustrado por Leonora Carrington y Pablo Weisz Carrington.

La edición especial del Taller Litografía Blackstone está impresa en tipografía manual y encuadernado en una carpeta forrada en lino, con un proceso pausado. La idea es que sea muy artesanal y que cada tipografía tenga la huella de un pequeño grabado.

Para Moro cuidar estos factores hace que tengas una devoción por cada pequeña hoja que tienes en tus manos. La carpeta será presentada más adelante en el Museo Nacional de la Estampa.

La faceta de grabador también incluye la del coleccionismo. Desde 1981 Moro realiza obra gráfica, en un principio intercambiaba obra con otros grabadores. Luego comenzó a comprar.

Aparte de tener trabajo de Francisco Toledo, Rufino Tamayo y Alejandro Santiago, también tiene a clásicos como José Guadalupe Posada (1852-1913) y Manuel Manilla (1830-1895).

Luis Moro se considera un apasionado coleccionista del grabado, porque sé lo que supone el trabajo de cada plancha, en este caso hechas en zinc, y algunas en plomo, explica en entrevista con La Jornada, en referencia a la obra de su acervo incluida en la exposición por el centenario luctuoso del impresor Antonio Vanegas Arroyo (1850-1917), que aloja la Biblioteca Miguel Lerdo de Tejada.

“Cuando uno conoce lo que es el trabajo meticuloso de línea a línea del trabajo de buril, entonces sabe lo que tiene entre las manos. Las personas creen que es un trabajo de imprenta, sin embargo desconocen lo que hay detrás.’”

Relevancia de Vanegas Arroyo

Luis Moro tiene particular aprecio por la época en que vivió y trabajó Vanegas Arroyo, hombre relevante para la cultura mexicana, debido al impulso que dio a la gráfica nacional. Moro comenzó su búsqueda de obra impresa por el poblano en diferentes sitios hasta que, expresa, acabé en la fuente: la familia, con quienes ha entablado amistad al grado de que varios asistieron a la apertura de la exposición.

Moro no está seguro de la cantidad de obras impresas por Vanegas Arroyo en su colección. Nunca me he puesto a contar el número exacto, porque al hacerlo se pierde esa magia. La diferencia entre un artista y un coleccionista es que el primero vive el arte, mientras el segundo ve las obras que le faltan.

Casi todos las piezas de la exposición fueron realizadas por Posada, unas cinco por Manilla, a quien Moro considera necesario recuperar, pues fue el primero en cultivar la iconografía de las calaveras, aunque de una manera más tosca que el aguascalentense.

Moro ya hizo en el Taller Litografía Blackstone la carpeta Un animal oculto, en coautoría con Antonio Gamoneda, premio Cervantes de Literatura 2006.

El pintor piensa montar una exposición con la carpeta del poema de Poniatowska, premio Cervantes 2013, y con la de Gamoneda en junio en el palacio de la Alhóndiga en Segovia. Después se traerá al Museo Nacional de la Estampa.

La Biblioteca Miguel Lerdo de Tejada se ubica en República de El Salvador 49, Centro Histórico. La muestra Centenario de Vanegas Arroyo concluye este viernes.