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Las cinéphilas recoge vivencias octogenarias

Las películas, material para una vejez digna
 
Periódico La Jornada
Sábado 29 de abril de 2017, p. 9

Buenos Aires.

Norma y Estela viven en Buenos Aires, Paloma y Chelo en Madrid y Lucía y Leopoldina en Montevideo. Las seis rondan los 80 años de edad, y si bien son muy distintas entre sí, tienen una pasión en común: el cine.

El documental Las cinéphilas, de María Álvarez, recoge las historias de estas mujeres y reivindica no sólo la cinefilia, sino el arte en general como herramienta para una vejez plena.

Cada una de las mujeres que quedó en el documental representa una faceta de un mismo personaje, que es mi propio futuro. Fui a buscar algo que yo quiero ser, dijo la directora de la cinta, que se estrenó con muy buena repercusión en la competencia argentina del festival independiente Bafici. El cine es la excusa para contar otra cosa: a qué nos vamos a aferrar en un futuro.

Encuentros en las salas

Según Álvarez, egresada de escuela pública, comenzó a gestar la idea de una película sobre las mujeres mayores que pasan gran parte del día en el cine cuando era estudiante e iba a ver películas.

Las veía con sus túpers, durmiendo, a algunas todos los días a la misma hora. Las conozco. Las conocemos todos, las vemos todo el tiempo, apuntó. Fue en esa misma sala donde conoció a Norma, quien además toca instrumentos y asiste por las mañanas a un curso de lectura sobre la obra de Marcel Proust.

Haciendo fila para una función, hace unos años conoció a su otra cinéphila argentina, Estela, quien prepara su lista de películas a ver antes de cada festival, con la precisión de un ingeniero.

A las otras cuatro protagonistas las rastreó en las cinematecas y salas de cine de Madrid y Montevideo. En la capital española conoció a Paloma, quien si bien confiesa que en parte va a las salas porque en verano se está fresquito y en invierno calentito, a la hora de elegir qué ver toma decisiones arriesgadas como una película japonesa, y a Chela, quien señala que no logró ir asiduamente al cine hasta que murió su esposo, que prefería hacer otras cosas.

En Uruguay, Lepoldina debe esperar todos los días que pase a buscarla su cuidadora porque ya no puede caminar sin andador, mientras Lucía, una mujer ultracoqueta que confiesa que pasar su vida junto a un solo hombre la habría aburrido mortalmente, describe escenas de películas de hace más de 20 años con lujo de detalles.

Lejos de conformarse con películas sosas para pasar el tiempo, estas mujeres son expertas en el cine de autor y pueden dar cátedra sobre Akira Kurosawa, Jim Jarmusch o Quentin Tarantino.

Creo que la cinefilia es una buena manera de pasar la vejez. El cine y el arte en general, afirmó Álvarez.