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Los de la FGE y de la PGR se negaban a hacer más excavaciones

Un presentimiento llevó a dos hermanas a localizar la tercera fosa irregular en Jojutla
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En una de las carpas instaladas el jueves anterior, Amalia Hernández, tía de Oliver Navarrete Hernández –quien en 2013 fue secuestrado, asesinado y un año después inhumado en una fosa irregular del panteón de Tetelcingo, Morelos–, narró cómo se encontró la tercera fosa clandestina en JojutlaFoto Rubicela Morelos
Corresponsal
Periódico La Jornada
Domingo 30 de abril de 2017, p. 25

Cuernavaca, Mor.

Siento que los muertos me están mirando, le comentó María Hernández a su hermana Amalia, antes de que trabajadores de la Fiscalía General del Estado (FGE) y de la Procuraduría Genera de la República (PGR) se retiraran de la zona donde se halló la tercera fosa de Jojutla, en la que han encontrado 86 cadáveres inhumados de forma irregular por la FGE en 2014.

Ese presentimiento, relata María Hernández, madre de Oliver Navarrete Hernández –enterrado por la FGE en la fosa de Tetelcingo en aquel año–, la llevó a suponer que había más cadáveres de personas desaparecidas, aunque los de la fiscalía y de la PGR se negaban a realizar más excavaciones.

María y Amalia Hernández recuerdan la primera se sentó en un banquito en la esquina suroeste de la fosa del panteón Pedro Amaro y no se quitó de allí hasta que los peritos, antropólogos, arqueólogos y observadores consintieron en examinar de nuevo para asegurarse que ya no hubiera más cuerpos en esa zona.

Pensaron que habían terminado

Casi todos con la cara alegre pensaron que habían acabado, sólo esperaban hacer unos hoyos para descartar el hallazgo de más cadáveres, y después se irían a casa, pero justo cuando el sol estaba más quemante, el jueves pasado, casi todos echaron campanas al vuelo diciendo que ya habían terminado y cerrarían la diligencia ese jueves.

A excepción de nosotras, los demás trabajadores se salieron la tarde del jueves, contentos de que ya habían terminado. Los que inhumaron los cadáveres de forma irregular, ellos sobre todo, tal vez tenían la esperanza de que nos saliéramos y no insistiéramos tanto en abrir esa zona, donde se halló la tercera fosa. dijo María.

Dice que estuvo viendo como aireaban la tierra. Ni siquiera se sentó durante las jornadas de los trabajos de exhumación de las tres etapas y de las que se sacaron 86 cadáveres y “hubo días en los que ni salimos a comer. Rezaba en silencio y con el alma decía: ya no más, pero por otro lado pensaba: si van salir que salgan los que tengan que salir.

La madre de Oliver Navarrete Hernández dice que igual que cuando los de la FGE les dijeron en Cuautla que ya dejaran descansar en paz a su hijo en la otra fosa de Tetelcingo, donde se encontraron más de 117 cadáveres y obligaron a la FGE a desenterrarlos para entregarles a su familiar en diciembre de 2014.

En los trabajos de exhumación de Jojutla, las hermanas recordaron que como cuando se desenterraron los 117 cadáveres de Tetelcingo en junio de 2016, hubo muchos cuerpos sin carpetas de investigación, sin autopsias, algunos todavía vestidos o atados de manos y pies, otros más amordazados y con el tiro de gracia.

En Jojutla se exhumaron al menos cuatro cuerpos que tenían carpeta de investigación en la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada de la PGR. Otro hallazgo que nos cimbró fue la exhumación de los dos neonatos y el menor de tres años, que estaban entre todos esos cuerpos aventados allí en esos hoyos como si fueran basura, acusaron.