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Convocados por el obispo Ramón Castro, miles se movilizan en la capital del estado

Crece la violencia con Graco Ramírez, denuncian manifestantes en Morelos

Paz, seguridad y justicia siguen siendo las grandes exigencias, tras 4 años del perredista, acusan

Preocupa al jerarca religioso la falta de independencia de los poderes en la entidad

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El obispo Ramón Castro Castro deploró ayer que campesinos y ganaderos se vean obligados a pagar al crimen organizado por cada vaca que tienen o por cada cosecha que logran. En un mitin que se llevó a cabo en el atrio de la catedral de Cuernavaca, señaló que no es posible la convivencia entre servidores públicos y crimen organizadoFoto Rubicela Morelos
Corresponsal
Periódico La Jornada
Domingo 7 de mayo de 2017, p. 22

Cuernavaca, Mor.

Miles de morelenses convocados por el obispo Ramón Castro Castro marcharon en esta ciudad para exigir paz y el cese de la violencia, la inseguridad y las injusticias que se han incrementado durante el gobierno del perredista Graco Luis Ramírez. Policías de Tránsito de la ciudad calcularon en 20 mil los manifestantes, mientras los organizadores dijeron que fueron más de 30 mil.

El prelado señaló que a cuatro años y medio de la administración estatal, las exigencias siguen siendo paz, seguridad y justicia; problemas que durante su campaña por la gubernatura el perredista se comprometió a solucionar.

La marcha reunió a casi todos los actores políticos y sociales que han responsabilizado al gobernador de la violencia y corrupción en que está sumido el estado de Morelos, y a quien incluso han exigido la renuncia.

Esta tercera marcha, cercana al fin de esta administración estatal (el último día de septiembre de 2018), fue considerada por algunos una pasarela de los aspirantes a la candidatura al gobierno del estado.

Además de los familiares de cientos de víctimas de la violencia estaban Alejandro Vera, rector de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos; Javier Bolaños, diputado federal panista; Matías Nazario, diputado priísta; Cuauhtémoc Blanco, alcalde de Cuernavaca; Gerardo Becerra, dirigente de la Coordinadora de Movimientos Morelenses Ciudadanos, y el poeta Javier Sicilia.

Los manifestantes, vestidos de blanco, partieron desde cuatro puntos de la ciudad; Del Calvario y del puente Porfirio Díaz, al norte, y del bulevar Benito Juárez y la colonia Palmas, al sur, alrededor de las 9 de la mañana, y una hora después llegaron a la catedral de Cuernavaca, donde el obispo Ramón Castro Castro leyó un mensaje.

Fuera de la catedral se instalaron pantallas para las personas que no alcanzaron a entrar y para los no católicos que también han sido víctimas de la inseguridad. El obispo reiteró que la paz es un derecho humano y no podemos permitir que nos la arranquen, y enseguida mostró una radiografía del estado de Morelos.

Las vivencias cotidianas de muchos párrocos y de su servidor en las visitas pastorales nos permiten verificar que la mayoría de los morelenses, en mayor o menor grado, deben enfrentar el dolor, la angustia y la impotencia ante el crimen organizado; la violencia, la inseguridad, la impunidad, el desempleo, la corrupción, los homicidios, la extorsión, el abuso de autoridad, los secuestros, la tortura y los asaltos a domicilios o en las calles.

Ramón Castro dijo que también le preocupa la falta de independencia de los poderes en el estado y la nula atención del gobierno federal ante las exigencias de los morelenses.

Se quejó de la deuda de 9 mil millones de pesos que ha adquirido en su mayor parte el gobernador Ramírez, que ha comprometido al estado por 25 años para su pago.

“Como dice el papa Francisco necesitamos servidores públicos con el corazón grande y los bolsillos pequeños. Estamos cansados de corrupción.

No debería ocurrir que campesinos y ganaderos paguen al crimen organizado por cada vaca que tienen o por cada cosecha que logran. No puede ser posible la convivencia entre servidores públicos y crimen organizado, sentenció.

Casi al final de su mensaje, que duró unos 40 minutos, el obispo pidió respeto a la familia tradicional, conformada por una mujer y un hombre, y se pronunció contra el aborto, aunque insistió que esta marcha busca afianzar y consolidar la paz para todos.

Al terminar su mensaje, los miles de asistentes corearon: ¡El obispo no está solo!