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Algunos tienen hasta cuatro años en México

En Tijuana, caravana de centroamericanos que busca asilo en EU
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Después de un mes de recorrer territorio mexicano desde Tapachula, Chiapas, más de 100 migrantes centroamericanos, principalmente salvadoreños y hondureños, arribaron a Tijuana, Baja California, para solicitar refugio en Estados Unidos. En la imagen, elaboran una manta con la cual se identificarán a su entrada a la garita de San YsidroFoto Mireya Cuéllar
La Jornada Baja California
Periódico La Jornada
Lunes 8 de mayo de 2017, p. 27

Tijuana, BC.

Las salvadoreñas María Martínez y su hija viajaron de Tapachula, Chiapas, a esta ciudad fronteriza en la caravana de migrantes que intenta conseguir asilo político en Estados Unidos, pues cuatro años después de haber llegado a vivir a México no han podido regularizar su situación migratoria.

Martínez cuenta que ocho miembros de su familia tuvieron que huir de San Vicente Tecolutla, departamento de La Paz, porque la Mara Salvatrucha los despojó de su hogar y querían obligar a uno de sus hijos a unirse a la pandilla como condición para dejarlos en paz.

La caravana salió el pasado 9 de abril de Tapachula. Unos en el techo del tren y otros en autobuses para reunirse en una de las puertas de entrada a Estados Unidos en esta frontera a fin de pedir asilo. Son un grupo de poco más de 100 personas, mujeres, varones y niños; la mayoría vienen de Honduras y El Salvador.

La organización Pueblos Sin Fronteras los asesora para que presenten documentos y soliciten asilo, con la premisa de que son perseguidos y no pueden volver a su país de origen.

Entre ellos hay parejas o familias completas que ya estuvieron varios meses en México, incluso con hijos nacidos en Chiapas, pero por regularizarlos pretenden cobrarles sumas que no pueden pagar.

Es el caso de Jénifer, joven de 20 años que viene de El Salvador. Tiene una hija que nació en México; sin embargo, no ha podido regularizar su estancia porque no tiene dinero para pagar los trámites de migración. Si incluye a su esposo, a su otro hijo y a ella, suman más de 10 mil pesos.

Para una familia cuyo padre salía a trabajar cada día en Tapachula para conseguir la comida del día, 10 mil pesos pueden ser inalcanzables, relata.

Las historias que cuentan estas familias coinciden en que fueron amenazadas por pandillas que les cobraban derecho de piso (como hacen las bandas del narcotráfico en numerosas ciudades mexicanas) o les exigían entregar a un hijo joven para que se sumara a la pandilla, a cambio de dejarlos vivir en su casa y continuar con sus actividades cotidianas.

María Martínez platicó que su casa fue tomada por la mara, que le exigía la entrega de uno de sus hijos y le advirtieron que si volvía a San Vicente Tecolutla no duraría viva un día.

Su impotencia recuerda a la de habitantes de Tamaulipas, Veracruz o Guerrero, entre otros estados, donde grupos criminales se apoderan de propiedades y sus dueños no tienen a quién pedir ayuda.

La caravana partió anoche hacia la garita de San Ysidro para solicitar asilo político. Sólo esperan a que llegue otro grupo que llegó a Mexicali a lomo del tren. La premisa de los abogados estadunidenses que los asesoran es que todo perseguido tiene derecho a que un país les dé asilo por razones humanitarias.

Ayer estuvieron en Tijuana. Querían celebrar una reunión en el parque de La Amistad, frente al muro fronterizo, pero la lluvia no lo permitió, así que los niños pintaron una manta que piensan llevar como estandarte cuando lleguen a la puerta estadunidense para solicitar refugio y comenzar una nueva vida.