Cultura
Ver día anteriorMiércoles 10 de mayo de 2017Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 

Las cenizas y las cosas, publicada por Penguin Random House, es su novela más reciente

Naief Yehya escudriña cómo se conectan la inmigración, la lengua y la literatura

Obama deportó millones de indocumentados; ahora se junta la crueldad del régimen de Trump, dice

Foto
Mi libro trata sobre esa espiral de procesos, durante los cuales se van perdiendo algunas cosas y ganando muy pocas, sostiene Naief Yehya en entrevista con La JornadaFoto Luis Humberto González
 
Periódico La Jornada
Miércoles 10 de mayo de 2017, p. 8

La inmigración, el desarraigo, el descubrir que un individuo se vuelve intérprete de las palabras y cultura de su lugar de origen y las ciudades en las que ha vivido son temas de la más reciente novela del escritor Naief Yehya, Las cenizas y las cosas.

Publicada por Penguin Randon House, es un trabajo literario cuya anécdota gira en torno de un escritor mexicano-iraní Naiarf Yahamadi, radicado en Nueva York, quien recibe una invitación para inaugurar en México un auditorio con su nombre, en la provinciana Academia Cuauhtémoc de San Ismael.

Aunque el protagonista considera insólita y extravagante la propuesta, pues nada en su currículo de narrador lo distingue como para merecer tal honor, cierta vanidad lo empuja a aceptar.

Perder tus palabras

De acuerdo con Naief Yehya, por una parte se toca la inmigración y, por otra, de lo que puede significar perder tus palabras, es decir, cuando las palabras de uno ya no tienen el mismo significado, cuando uno se vuelve en lugar de un observador, un intérprete, alguien que mira y filtra todo, para convertirlo en otro discurso.

El protagonista viene de distintos procesos migratorios en los que ha perdido parte de sus tradiciones. El libro, que es un poco fatalista, pero también un poco irónico y cínico, trata sobre esa espiral de procesos, durante los cuales se van perdiendo algunas cosas y ganando muy pocas, explica Yehya en charla con La Jornada.

Por otra parte, en la novela se habla de la palabra como el vínculo con la cultura y con lo que uno es, y el hecho de irla transformando. La idea es reflejar cómo se conectan la inmigración, la lengua y la literatura, apreciada esta última desde un cierto tono paródico a partir de un personaje que siente debe ser reconocido por su trabajo y al mismo tiempo rechazar esa distinción.

Al protagonista lo persigue una especie de inercia funesta, pues nadie acude a recogerlo a la estación de autobuses de San Ismael y la directora de la academia lo toma como un pervertido prepotente. La aventura de este ser, con poca voluntad y menos suerte, no termina ahí, ya que estando en dicho poblado experimenta una tragedia: una erupción volcánica, catástrofe de la que consigue escapar. En el avión de regreso a Nueva York vuelca su frustración en la escritura de una nueva novela. Hay planes para publicarla, sin embargo, no se podrá concretar el proyecto, pues otro desastre en forma de atentado terrorista se perpetrará el 11 de septiembre de 2001.

Huída de Irán y arribo a México

La trama refleja la situación en la que se encuentran dos clases de inmigrantes: los que no tienen ninguna protección y están en la ilegalidad, y los que poseen un documento que los ampara y que, en contraste con los primeros, se podría decir que son un poco privilegiados, explica Naief Yehya. En Estados Unidos, el presidente Obama deportó a millones de inmigrantes, pero ahora, a la dureza de la ley (con Donald Trump en la presidencia), se junta la crueldad del nuevo régimen.

El protagonista de la novela, Niarf Yahamadi, es un migrante que escapa de la violencia de su nación de origen, Irán; con su familia huye a México, país del que desconoce la lengua y la cultura, sin embargo, es donde crece y vive. Luego de una experiencia que él considera catastrófica, busca la manera de viajar a Estados Unidos, busca cómo quedarse y a partir de ahí se dedicará a escribir artículos en un periódico y traducir textos de diversa índole.