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La narradora participó en una velada literaria del ciclo Mujeres de letras

Beatriz Espejo compartió confesiones, anécdotas, lecturas y vivencias estudiantiles
 
Periódico La Jornada
Jueves 11 de mayo de 2017, p. 6

Confesiones, anécdotas, lecturas, recuerdos de familia y de la vida universitaria, así como todo lo que rodea al arte de la escritura, fue compartido por la narradora Beatriz Espejo (Veracruz, 1939) en el ciclo Mujeres de letras, que organiza la Coordinación Nacional de Literatura del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA).

En la sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, la noche del martes se desarrolló una velada entre amigos, donde Beatriz Espejo conversó con el periodista Huemazin Rodríguez sobre su experiencia literaria.

La escritora, quien comenzó su formación en escuelas religiosas francesas en Veracruz y posteriormente viajó a Ciudad de México para continuar sus estudios en la Facultad de Filosofía Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México, contó que Juan José Arreola (1918-2001) la deslumbró.

“En mi primer año de la facultad, Arreola iba a dar una conferencia sobre Góngora; apenas lo vi dije ‘éste es el maestro que yo he buscado toda mi vida’. Cuando terminó la conferencia sólo faltaba que el público lo sacara en hombros como a los toreros; era genial. Me acerqué y le pregunté: ‘maestro, ¿puedo ser su discípula en un taller literario?’ y me dijo: ‘sí, cómo no’.”

La escritora recordó que en la colección Cuaderno del Unicornio se publicaron sus primeros relatos, pero hay uno que aprecia y que le gustaría volver a imprimir: Narciso en el agua.

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Beatriz Espejo y Huemanzin Rodríguez, en la sala Manuel M. PonceFoto Roberto García Ortiz

“Es un cuento muy bien hecho y bonito. Lo voy a utilizar de nuevo en alguna parte. El libro entero tuvo éxito en su momento y nunca lo he reimpreso, aunque me lo han propuesto, pero no he querido porque no creo que valga la pena volverlo a imprimir.

“El único cuento que voy a reimprimir es Narciso en el agua, los demás que se queden como una vieja historia”, explicó la narradora, quien consideró que sus primeros textos son muy arreoleros.

El chiste de escribir es que parezca muy sencillo

En la charla, Beatriz Espejo, autora de los relatos Muros de azogue (1979), La hechicera (1995), Alta costura (1997) y Marilyn en la cama y otros cuentos (2004), expresó: Uno debe escribir sobre lo que conoce bien, y a pesar de que me llevo mejor con los hombres que con las mujeres y he tenido más ayuda de ellos que de ellas en mi vida, el universo femenino es el mío; entonces, me cuestiono a través de mí misma. Conozco mejor la manera de pensar de una mujer que la de un hombre.

Al referirse a su oficio, Espejo explicó que el chiste de escribir es que parezca muy sencillo. No todos los escritores piensan así, pero esa es mi manera de entender la literatura: que se lea fácilmente y parezca que no me costó trabajo, cuando a veces uno de mis cuentos ha pasado por siete correcciones.