Ciencias
Ver día anteriorMartes 16 de mayo de 2017Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 

Permite detectar y determinar en torno a un billón de olores, afirma el autor

El olfato humano, tan bueno como el de otros mamíferos, revela estudio

Somos más sensibles que los roedores y los perros para algunos aromas y también tenemos la capacidad de seguir rastros de ellos, asegura el neurocientífico John McGann

 
Periódico La Jornada
Martes 16 de mayo de 2017, p. 2

Una revisión de estudios de la Universidad de Rutgers-New Brunswick (Estados Unidos) reveló que el sentido del olfato de los seres humanos es tan bueno como el de cualquier otro mamífero, y permite discriminar en torno a un billón de olores diferentes.

El neurocientífico John McGann, autor de este trabajo que publica la revista Science, admitió que la creencia de que los animales tienen mejor olfato que los humanos se basa más en un viejo mito que en una hipótesis fundamentada en hechos.

En los pasados 14 años, este investigador ha estudiado el sistema olfativo y ha revisado las investigaciones existentes sobre el tema, profundizando en los escritos históricos que llevaron a determinar como errónea esa antigua concepción, que se basaba en el tamaño del bulbo olfatorio.

McGann señaló a Paul Broca, un cirujano cerebral y antropólogo francés del siglo XIX, como principal responsable de haber extendido la falsedad de que los seres humanos tienen un sistema olfativo empobrecido, afirmación que influyó incluso a Sigmund Freud, quien llegó a decir que esta deficiencia hacía que las personas fueran proclives a enfermedades mentales.

Ha habido una amplia creencia cultural de que una persona razonable o racional no se podía dejar dominar por el sentido del olfato, añadió este experto, alegando que el olor estaba más ligado a una percepción animal.

Lo cierto es que el bulbo olfatorio humano, que envía señales a áreas del cerebro para ayudar a identificar olores, es muy grande y similar en el número de neuronas al de otros mamíferos, según el especialista.

Además, las neuronas receptoras olfativas en la nariz trabajan haciendo contacto físico con las moléculas que componen el olor y envían esta información a la región del cerebro encargada.

Detecta y discrimina

Podemos detectar y discriminar una extraordinaria gama de olores, somos más sensibles que los roedores y los perros para algunos de ellos y también tenemos la capacidad de seguir rastros de olor. Además, nuestros comportamientos y estados afectivos están influenciados por nuestro sentido del olfato, escribió McGann en su artículo.

Foto
La creencia de que los animales tienen mejor olfato que los humanos se basa más en un viejo mito que en una hipótesis fundamentada en hechos, señala el especialista. La imagen fue captada durante una exhibición en Dortmund, AlemaniaFoto Afp

En los escritos de Broca de 1879, se afirmaba que el menor volumen del área olfativa comparado con el resto del cerebro significaba que los seres humanos tenían libre albedrío y no tenían que depender del olfato para sobrevivir y mantenerse vivos como los perros y otros mamíferos.

Pero en realidad, no hay apoyo para la idea de que un bulbo olfatorio más grande aumente el sentido del olfato. Los perros pueden ser mejores que los humanos en diferenciar el olor de orina y los primeros en saber reconocer el aroma de un buen vino, pero pocas de estas comparaciones tienen apoyo experimental real, destacó McGann.

Otros hallazgos que apuntaban a diferencias entre el olfato humano y animal procedían de algunos estudios genéticos que descubrieron que ratas y ratones tienen genes para alrededor de mil diferentes tipos de receptores que se activan por olores, comparados con los 400 que tienen los humanos.

Pero esto, según McGann, no significa automáticamente que tengan peor sentido del olfato, ya que también influye en gran medida en el comportamiento humano, que suscita recuerdos y emociones, y forma percepciones, subraya.

Según este experto, este sentido tiene un papel importante, a veces inconsciente, en cómo percibimos e interactuamos con otros o seleccionamos pareja. También nos ayuda a decidir qué nos gusta comer. Cuando se trata de manejar experiencias, puede ser un desencadenante en la activación del trastorno por estrés postraumático.

Su pérdida como parte del proceso de envejecimiento también puede ser el comienzo de problemas de memoria y enfermedades como el Alzheimer y el Parkinson. Espero que el mundo de la investigación médica empiece a valorar la importancia del olfato y a aceptar que perderlo puede volverse un gran problema, aseguró.