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Centenario de Juan Rulfo

Comienzan en la UNAM las jornadas conmemorativas por cien años del natalicio del escritor

La violencia descrita por Rulfo es un mundo del que México debió salir hace mucho

En su obra relata cómo fallan las instancias mediadoras entre ciudadano y poder, dijo Alberto Vital

Clara Aparicio, viuda del homenajeado, siguió las mesas y presentaciones vía Internet

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El investigador Alberto Vital y Víctor Jiménez, direcctor de la Fundación Juan Rulfo, ayer, en la Coordinación de Humanidades de la Universidad Nacional Autónoma de MéxicoFoto Jesús Villaseca
 
Periódico La Jornada
Miércoles 17 de mayo de 2017, p. 5

Este martes es un día de fiesta para nosotros, por la celebración del centenario del natalicio de Juan Rulfo, pero miro el periódico La Jornada y me encuentro con la violencia, dijo Alberto Vital, biógrafo del escritor, quien puntualizó: Cuando cae asesinado un periodista, estamos perdiendo muchas cosas, pero sobre todo, un mediador entre los ciudadanos y el poder.

Al inaugurar las jornadas conmemorativas por los 100 años del autor de Pedro Páramo, en el auditorio Jorge Carpizo de la Coordinación de Humanidades de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Vital explicó que Rulfo invita a reflexionar en sus relatos acerca de la violencia que permea el país, sobre todo, “algo muy notorio en su obra es que fallan las instancias mediadoras entre los ciudadanos, o entre el ciudadano y el poder. Fallan o francamente no existen.

“Los periodistas son mediadores entre los ciudadanos y los poderes públicos o fácticos; cuando cae un periodista con ese tipo de violencia, nos acercamos al mundo de Rulfo, un mundo sin mediadores, donde la violencia es cruda.

Los asesinos de periodistas, y de figuras como la madre de familia que desenmascaró a los que asesinaron a su hija y la sepultaron en una fosa común, es muy doloroso en lo personal, pero muy significativo por el peligro de que regresemos al mundo que describió Rulfo hace décadas y del que este país, que es la decimotercera potencia económica mundial, debió de haber salido hace mucho.

Además, añadió, sin que los libros de Rulfo sean testimoniales o documentales, también se adentran en la mentalidad de los asesinos y sus causas.

Edición bilingüe español-euskera de Pedro Páramo

El director de la Fundación Juan Rulfo, el arquitecto Víctor Jiménez, dedicó las jornadas conmemorativas a la familia del autor, en particular a su viuda, Clara Aparicio, quien siguió las mesas y presentaciones vía Internet, dijo.

También agradeció a los lectores que han convertido a Rulfo en el autor en español más leído.

Los aniversarios no deberían ser sino buenas ocasiones para reflexionar sobre la permanencia de una obra. Gabriel García Márquez, Jorge Luis Borges y Susan Sontag pensaban que la de Rulfo duraría y conviene recordarlo en este centenario, pues algunos aniversarios dirigen la atención más a la persona que a lo que salió de sus manos, con el riesgo de quedarse, dando otro paso, con un hombre público sin obra, cuando a los creadores, pensaba Hanna Arendt, sólo deben buscarse en ésta, puntualizó Jiménez.

Rulfo, continuó, “decidió que su obra hablara por él, pero vivió en tiempos en que los artistas son vistos como partícipes de la vida literaria, o como figuras románticas sin serlo, porque el escritor prerromántico era un señor en algún castillo, con las botas llenas de barro.

“Quizá por eso Rulfo quiso, al rebasar los 50, hacerse de una huerta con árboles frutales. Había pasado su juventud leyendo, recorriendo el país como montañista, practicando la fotografía, el aire libre era lo suyo.

“De su vida y obra se ha escrito mucho, sin olvidar que lo malo abunda. Pero conviene recordar que es el escritor de nuestro país más leído en español, y en traducciones, las que se incrementan cada año. Este mes, por ejemplo aparecerá la edición bilingüe español-euskera de Pedro Páramo, y nos llegó una de la misma obra en tamil, hecha sin autorización.

“Esto podría llevarnos a los participantes en esta conmemoración a la modestia. Los estudiosos podemos hacer de su lectura algo un poco más completo, sin perder de vista que Rulfo presenta siempre nuevos retos en tal empresa, como cuando escuché a un campesino oaxaqueño, tan pobre como los de Rulfo, recitar de memoria Luvina, y luego supe que también lo hacían con Pedro Páramo.”

Recorrido al lado de Clara

Víctor Jiménez recordó que su cercanía con Rulfo se acentuó durante el movimiento estudiantil de 1968; “platicábamos de las manifestaciones porque la prensa no decía nada. En esos días el comité de huelga invitaba a fiestas dominicales, con música y acciones como la pintura de un mural colectivo. La historia, sabemos, terminó con sangre, y nadie podía imaginar entonces cuánta más correría a cuenta de un régimen que sigue siendo hasta hoy el mismo. Pero en septiembre de 1968 todavía existía la esperanza.

“Lo que pensaba Rulfo sobre la injusticia y la violencia no estaba tanto en sus declaraciones como en su obra, que resiste bien los intentos de leerla en registros ajenos. La biografía más seria que hoy presentamos guía en esta ruta, su fotografía finalmente se contempla hoy como otra expresión de su actitud frente a la realidad, con valores propios, y tenemos crecientes atisbos del universo de sus lecturas, así como de su cercanía con la historia de México a través de lenguas como el purépecha y el náhuatl. Juan fue un hombre suave, pero de enorme energía y claridad para entender todo.

“Hace 70 años, Rulfo le decía a su esposa Clara en una carta, que su camino no lo quería recorrer solo, sino con ella. Su carrera tenía entonces por delante los ocho años más prodigiosos de la literatura mexicana. Pero no todos imaginan cuál era el refugio que hizo posible Pedro Páramo y El Llano en llamas, y este no fue otro que el integrado por Clara y en ese entonces sus dos hijos, Claudia y Juan Francisco.

“En septiembre de 1954, luego de entregar el original de Pedro Páramo a la imprenta y recibir el anticipo, se fueron a Veracruz”, dijo Jiménez al mostrar algunas imágenes de ese tiempo, del álbum familiar del autor, y dedicó unas palabras a la viuda de Rulfo: ¡Qué viaje, querida Clara!, en todos los sentidos, el tuyo y el de Juan Rulfo, en esos breves y fecundos años.

Para seguir la transmisión de las jornadas conmemorativas por webcast.