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Crimen contra la libertad

Entrevista de Javier Valdez hizo que alguien ordenara comprar todos los ejemplares

El Licenciado no rompió con El Mayo, afirmó enviado de Dámaso a Ríodoce

En todos los municipios seguían a los repartidores y se llevaban el semanario

Feadle y FGJ ya tienen información de lo ocurrido con la publicación el 19 de febrero

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Portada de la edición de Ríodoce publicada el 19 de febrero del presente año
Enviado
Periódico La Jornada
Viernes 19 de mayo de 2017, p. 3

Culiacán, Sin.

A mediados de febrero comenzaron a calentarse las cosas, y el pasado lunes 15 de mayo le pegaron en el corazón. Antes de que concluyera la primera mitad de ese mes, Javier Valdez Cárdenas entrevistó a un enviado de Dámaso López Núñez, El Licenciado. El texto se publicó el domingo 19 en el semanario Ríodoce.

Ese día, en cuanto el semanario llegaba a las tiendas de conveniencia o a las farmacias –sus principales centros de distribución– había quienes llegaban a comprar todos los ejemplares de un jalón.

Tienda por tienda, farmacia por farmacia y puesto por puesto, fue lo mismo con la edición que publicó en la portada una fotografía de López Núñez, quien se consideraba sucesor de Joaquín El Chapo Guzmán Loera al frente del cártel de Sinaloa. El semanario acompañaba la imagen con el título: “Responde Dámaso: no disparé a los Guzmán; soy amigo del Mayo”.

Esa entrevista es sólo uno de los incontables trabajos publicados por Javier Valdez y ya forma parte de las líneas de investigación que siguen las autoridades para tratar de esclarecer el homicidio del periodista, tanto de la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Cometidos contra la Libertad de Expresión (Feadle) como de la Fiscalía General de Justicia (FGJ) de Sinaloa.

Mandos de ambas instituciones cuentan con información de lo sucedido el domingo 19 de febrero. El semanario fue distribuido a todo el estado y se entregó, como se hace de manera cotidiana, a los repartidores regionales, y éstos acudieron a cada comercio o farmacia.

Incluso obtuvieron alguna anécdota. En la zona de la sierra, un hombre recorrió los caminos estrechos –algunos con pequeños tramos de terracería– para repartir la publicación. En una de sus paradas, mientras él entregaba los ejemplares, junto a su moto se detuvieron dos camioneras tipo Cheyenne.

¡Órale, avánzale! ¡Ora si vas a tener escolta de lujo!, le gritaron desde uno de los vehículos. No le hicieron daño, no lo amenazaron, sólo lo urgían a entregar el semanario más rápido.

Los hombres que iban en las camionetas lo siguieron a todos los sitios donde paró y entregó ejemplares de Ríodoce.

Bajaban de los vehículos y luego de que el repartidor dejaba Ríodoce en los mostradores, sus escoltas de lujo recogían los ejemplares y pagaban el precio.

Esto se repitió en todos los municipios. Alguien del cártel de Sinaloa no quería que trascendiera esa entrevista, que en su parte medular señalaba: “El grupo que comanda Dámaso López Núñez no atacó a Iván Archivaldo y Alfredo Guzmán Salazar, conocidos como Los Chapitos o Los Menores, ni ha roto con Ismael Zambada García, El Mayo, afirmó un integrante de esta organización criminal enviada por El Licenciado para ser entrevistado por Ríodoce.

“Señaló que es falso que esté enfrentado con Zambada, a quien calificó como una fina persona, respetable y pacificador, de crucial importancia en el cártel de Sinaloa, y que no fue invitado a la reunión celebrada el sábado 4 de febrero, a la que asistieron los hermanos Guzmán y El Mayo.

A continuación, parte del diálogo que escribió Javier Valdez sobre ese encuentro:

En el texto publicado por Ríodoce el 19 de febrero, se da cuenta de la versión de los hijos de Joaquín El Chapo Guzmán, señalando que fueron objeto de una traición por parte de Dámaso López.

El tema de las confrontaciones que sostenían Alfredo e Iván, hijos de Guzmán Loera, con Dámaso López Núñez, El Licenciado, y su hijo Dámaso López Serrano, El Mini Lic, fue un tema recurrente en las siguientes semanas y meses debido a múltiples enfrentamientos en territorio sinaloense entre grupos de ambos bandos.

Dámaso López huyó de Sinaloa en marzo y se refugió en la Ciudad de México, ahí vivió durante dos meses. Se cambiaba de domicilio, iba de un departamento en la zona comercial de Santa Fe a otro en la colonia Nueva Anzures, cerca de Polanco, o se resguardaba en otro domicilio de la delegación Miguel Hidalgo.

Ese mes –como se ha publicado en este diario en días pasados– Javier Valdez había manifestado su deseo de salir de Sinaloa y entabló un diálogo con directivos de La Jornada. También tuvo acer-camiento con integrantes del Comité de Protección para Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés): se le ofreció apoyo para cuando él lo decidiera.

El 2 de mayo, Dámaso López, El Licenciado, fue detenido por elementos de la Agencia de Investigación Criminal y efectivos del Ejército Mexicano en el departamento ubicado en la colonia Nueva Anzures.

El pasado 15 de mayo, Javier Valdez fue interceptado a unas calles del semanario Ríodoce. Preparaba nuevos reportajes, incluso trascendió que estaba escribiendo un libro en el que hablaría de políticos y narcotráfico, pero la especie no pudo ser confirmada porque “era muy discreto, no hablaba de sus proyectos, y en ocasiones lo hacía solamente cuando ya estaban muy avanzados, como ocurrió con el último de sus textos, Narcoperiodismo”, comentaron personas cercanas al reportero.

Lo ocurrido el 15 de mayo, señaló Ríodoce, ha sido un golpe demoledor. Hoy nos pegaron en el corazón, publicó el semanario.

Ese día, en la calle donde Javier Valdez fue abatido, laboraba personal de la Comisión Federal de Electricidad justo en el momento en que ocurrieron los hechos, revelaron dos personas que llegaron al lugar instantes después del ataque.

Incluso, las fuentes señalaron que dos jóvenes fueron testigos de lo ocurrido y cuando las autoridades llegaron a realizar los primeros peritajes, ellos ya no estaban, sólo dijeron a quien les preguntó que no lo había atropellado una motocicleta, que dos hombres lo habían ejecutado tras interceptar su vehículo y obligarlo a bajar.

Ríodoce escribió: No tenemos ninguna duda: el origen del crimen de Javier Valdés está en su trabajo periodístico relacionado con los temas del narcotráfico. No sabemos de qué parte, de qué familia, de que organización provino la orden. Pero fueron ellos.