20 de mayo de 2017     Número 116

Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER

Suplemento Informativo de La Jornada

To centli, to tlacuaz: rituales
agrícolas en una comunidad nahua

Nazario A. Sánchez Mastranzo* y Marycarmen Sánchez González** *Centro INAH-Tlaxcala **BUAP

La práctica ritual consiste en dar forma física o material a los conceptos ideológicos sobre los cuales gira la vida de los habitantes de una determinada comunidad. Implica acciones claramente definidas y dirigidas a las entidades sobrenaturales, llámense dios, dioses, espíritus, etcétera.

En diferentes comunidades del sur de Tlaxcala el ciclo ritual es altamente complejo debido a que persiste la división barrial caracterizada por las fiestas, las cuales constituyen un intrincado intercambio de dones entre los pueblos vivos y las entidades espirituales que protegen tanto a los grupos de parentesco como a los distintos barrios que conforman las comunidades.

El ciclo de preparación de la tierra que aparentemente inicia en diciembre tiene su principal expresión el 2 de febrero, con la fiesta de la Candelaria; allí se bendice al Niño Dios, pero la verdadera esencia de esta fecha está en la bendición de las semillas que habrán de sembrarse en las tierras de las familias.

La siembra se realiza entre marzo y junio, dependiendo de la altura a la que se encuentran las tierras, y del tipo de maíz, pues los colores claros como blanco y amarillo requieren más tiempo y mayor humedad, mientras que los oscuros como el azul y rojo son de menor tiempo y rinden a pesar de que la humedad sea más escasa. Algunos informantes dicen que “el maíz es como las personas: mientras más blancas aguantan menos y los morenitos soportamos más el mal tiempo”.


Altar del 3 de mayo, barrio de San Sebastián, San Pablo del Monte

Una vez que la semilla ha sido depositada, es necesario realizar una serie de ritos para propiciar que las lluvias lleguen en el momento adecuado, y sobre algunos parajes se hacen ceremonias donde se combinan los rituales católico y el propio de las comunidades.

Estos ritos inician el primero de mayo. Destaca la festividad de la Virgen del Monte en San Bartolomé Cuahuixmatlac. El 3 de mayo es quizá la fiesta agrícola por excelencia, donde además de adornarse las cruces que pueden indicar los límites de las comunidades, también se aderezan los pozos, manantiales, las fuentes, los aljibes, los jagüeyes y en general todos los lugares donde hay agua.

La fiesta del 5 de mayo en el paraje Toteoitzinatzin reúne a las comunidades del sur de Tlaxcala, incluyendo a San Miguel Canoa del estado de Puebla, donde se intercambian dones para pedir que inicie la temporada de lluvias. En este lugar los anfitriones son los habitantes del municipio de Papalotla, quienes realizan el gasto más oneroso y más complejo.

Esta festividad posee elementos que la hacen especial principalmente porque hay un discurso mítico en un momento de crisis de las poblaciones asentadas alrededor del paraje. No se trata de un festejo local sino más bien regional aunque enmarcado en el espacio de grupos nahuas.


Capilla y cruz en Toteoitzinatzin. FOTOS: Nazario A. Sánchez Mastranzo y Marycarmen Sánchez González

Los festejos dedicados a San Isidro Labrador, el 15 de mayo, aparecen en el momento crucial de la temporada de petición de lluvias, para cuando ya los campos se pintan de verde y las plantas de maíz presentan entre cinco y seis hojas. Además de la fiesta patronal en San Isidro Buensuceso, en un paraje sobre la carretera que comunica el albergue del Seguro Social con la ciudad de Puebla, los habitantes de Tetlanohcan realizan una fiesta donde se concluye con el baile de las imágenes y de los enseres que se intercambian.

La fiesta que cierra estos ritos se realiza en el cráter Tlalocan, donde participan representantes de casi todos los pueblos nahuas. Aquí se festeja el santo de la Matlacueye, a la que identifican como Bernardina, y la fecha es alrededor del 20 de mayo.

Como podemos darnos cuenta, el calendario ritual gira en torno a la agricultura; aunque está inmerso en el calendario litúrgico, las distintas comunidades se han apropiado de él y lo han refuncionalizado.

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