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Comenzó en Managua la quinta edición del foro literario Centroamérica Cuenta

Ejercer la palabra se ha vuelto letal, sostiene Sergio Ramírez

En la inauguración del festival el escritor reconoció el trabajo de Javier Valdez, corresponsal de La Jornada asesinado en Culiacán

Nunca se calló y asumió con valentía su oficio de bajar a los infiernos del crimen organizado y traer de regreso la verdad para exponerla delante de los demás

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Sueño historias, cuento historias. Qué mejor lugar que Centroamérica para soñar y contar historias, dijo el escritor cubano Leonardo Padura (en la imagen), premio Princesa de Asturias 2015, ayer en Managua, donde presentó su libro Regreso a Ítaca –que escribió con el director francés Lauren Cantet– en el encuentro literario Centroamérica Cuenta, cuyo presidente es el narrador Sergio RamírezFoto Daniel Mordzinski
 
Periódico La Jornada
Miércoles 24 de mayo de 2017, p. 3

En la inauguración de la quinta edición del encuentro literario Centroamérica Cuenta, en Managua, Nicaragua, el escritor y presidente de ese festival Sergio Ramírez afirmó que, como nunca, vivimos en un mundo donde la palabra representa un riesgo de muerte.

El autor de El cielo llora por mí explicó que la literatura y el periodismo son oficios siameses, porque nuestro instrumento común es la palabra, la cual se ha vuelto letal.

En una ceremonia efectuada el pasado lunes en la sede de la Alianza Francesa, en la capital nicaragüense, y transmitida vía streaming por Internet, el narrador se refirió al asesinato de Javier Valdez Cárdenas, corresponsal de La Jornada en Sinaloa, ocurrido hace una semana en Culiacán; “muerto por sicarios del narcotráfico, junto a tantos antes que él, Javier nunca se calló y asumió con valentía su oficio de bajar a los infiernos del crimen organizado y traer de regreso la verdad de ese viaje para exponerla delante de los demás, en un acto de verdadero humanismo, aunque en ello le fuera la vida.

Esa fotografía de su cadáver a media calle con el sombrero que nunca dejó de usar encima de la sábana que lo cubre es un ejemplo para todos quienes trabajamos con la palabra y una lección. La lección de no callarse nunca frente a ninguna clase de poder, ni en el periodismo ni en la literatura ni en la vida.

Ramírez recordó que en 2013 un puñado de escritores centroamericanos, y algunos de Alemania y Francia, iniciaron la dichosa aventura del encuentro literario que se ha convertido en el más importante de la región, esta vez dedicado a reflexionar en torno a la otredad, la migración, la diáspora.

“Cinco años después tenemos presentes a cerca de 200 participantes, entre narradores, cronistas, cineastas, académicos, críticos, ilustradores, libretistas y talleristas de Europa, Estados Unidos y América Latina.

“En un mundo como el de hoy, donde las peores amenazas contra la convivencia humana provienen del terrorismo, la discriminación, el racismo, la intolerancia política y religiosa, el desprecio a la diversidad, la persecución y el acoso contra los migrantes, el lema de Centroamérica Cuenta este año es Nosotros, los otros.

Ramírez insistió en que no hay que practicar simplemente la tolerancia, “que es una forma pasiva de ver a los demás que no son como nosotros, sino tratar de ser, ver, sentir como los otros, encarnarnos en ellos, trasladarnos hacia ellos, meternos debajo de su piel, ser nosotros en el otro.

“La literatura es capaz de promover este viaje profundo hacia los otros porque no existe otro territorio más diverso, ni más ancho. En la creación literaria cabe todo, y cabemos todos, y desde la invención es posible derribar muros.

“La palabra es nuestro instrumento privilegiado para abrir puertas o forzar a que sean abiertas, comunicar, juntar, concertar, multiplicando las individualidades. Es el viaje desde la cabeza del escritor hacia la cabeza del lector donde la imaginación, que no tiene ataduras, ensaya siempre la libertad.

Cada vez que alguien escribe, y cada vez que alguien lee, estamos tendiendo puentes y buscando ser el otro, ser todos los demás. Los otros son aquellos que se ven forzados a partir en busca del bienestar y la dignidad que en sus propios países se les niega, no Ulises que regresa a su patria, sino Ulises al revés, que deja su patria y a lo largo de una ruta azarosa debe enfrentar los peligros que surgen a merced de bandas criminales, entre extorsiones, secuestros y amenazas mortales, por lo que no pocas veces estos desterrados van a parar al fondo de una fosa común, antes de haber podido divisar la tierra prometida, ese espejismo al otro lado de un muro que pretende ser inexpugnable, construido con las piedras de la intolerancia.

Conmemoran a Rulfo y Roa Bastos en su centenario natal

En su discurso inaugural, Sergio Ramírez dijo que la literatura y el arte van constantemente hacia los migrantes, “y acompañan su recorrido sobre el lomo trepidante de La Bestia, ese tren que atraviesa la República Mexicana. Vistos en su conjunto, los migrantes representan un fenómeno social, vistos en sus vidas individuales, su drama entra en el terreno de la literatura que es, en sí mismo: un viaje.

También están los otros que son distintos y, por tanto, discriminados y reprimidos por el color de su piel, por su raza, por razones de género, por sus preferencias sexuales, por su religión, por su cultura. La literatura en su dimensión necesariamente universal, emprende igualmente el viaje hacia ellos para encontrarlos y encontrarse en ellos.

Las sesiones de Centroamérica Cuenta se transmiten en vivo a través de la página de Facebook del festival, que concluye el 26 de mayo y está dedicado a André Malraux y Albert Camus, así como a la conmemoración de Juan Rulfo y Augusto Roa Bastos en su centenario natal.