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Elim Chan será directora huésped de la Filarmónica de la UNAM este fin de semana

Al salir de un concierto pensemos que en el mundo hay belleza

Hacer música en conjunto es reflejo de una sociedad que trabaja unida; el mundo se está volviendo loco, hay mucha injusticia, considera la artista china en entrevista con La Jornada

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Sobre el podio no produzco ningún sonido, sólo confío en ser yo la que hace magia, expresa Elim Chan (en la imagen, al término de su ensayo), en el butaquerío de la Sala Nezahualcóyotl de la Universidad Nacional Autónoma de MéxicoFoto José Antonio López
 
Periódico La Jornada
Viernes 26 de mayo de 2017, p. 2

La manera en cómo los artistas se expresan y reaccionan ante lo que ocurre en el mundo es de un modo valiente, no violento: atrayendo a las personas para hacer algo juntos. La música, por ejemplo, cambia la forma en la que piensas, te das cuenta de que tú no eres todo, que hay otros individuos además de ti. Al estar al frente de una orquesta te enfocas en trabajar juntos y ese acto es similar a cómo debería ser la sociedad. Hacer música con una orquesta es eso: el reflejo de una sociedad trabajando unida.

Habla Elim Chan, directora huésped de la Orquesta Filarmónica de la Universidad Nacional Autónoma de México (Ofunam), que este fin de semana ofrece su programa número cuatro con una selección de compositores estadunidenses: Obertura de Candide, de Leonard Bernstein; Concierto para piano, de George Gershwin, y Clase de armonía, de John Adams.

Chan nació en Hong Kong en 1986 y desde niña se apasionó por la dirección orquestal. Ella lo cuenta así en entrevista con La Jornada, en la Sala Nezahualcóyotl, vacía, con los atriles sobre el escenario, pero ya sin músicos. Ni un solo instrumento.

Durante la conversación, sólo están la partitura de Harmonielehre (Lección de armonía o Clase de armonía) y un estuche negro del tamaño de una batuta.

Muchos jóvenes son activistas

Elim Chan recuerda así su encuentro inicial con la dirección de orquesta: “De niña acudí a mi primer concierto de orquesta y fuimos a ver a la Filarmónica en Hong Kong. Cuando esta persona, el director, comenzó a mover las manos no pude quitarle los ojos de encima, pensaba: ‘¡wow esa persona hace magia!’ Siempre me preguntaba qué hacía esta persona. Después aprendí piano, a cantar en un coro, a tocar el chelo, pero nunca me sentí tan cómoda como cuando pude dirigir por primera vez”.

Eso sucedió a los 13 años, cuando su maestro de coro preguntó a Chan si quería dirigir algo. “Le dije que sí, de inmediato; ahí tuve la primera probadita de lo que significaba dirigir y me sentí cómoda, libre, que podía conectarme con la música de una forma muy honesta, expresar eso que sientes y llevar a las personas a hacer la música como la estoy pensando. Eso siempre fue tan especial. Al llegar el momento de elegir en la universidad, me dije: ‘Esto es lo que quiero hacer’, porque no podía olvidar esa sensación de cuando estás en el medio de la orquesta: yo no produzco sonidos, no toco algún instrumento, pero encuentras la forma de inspirar a todos a hacer lo mejor y hacer que estas obras tomen vida es increíble”. Ahora confía en ser ella la que hace magia.

Elim Chan lleva 10 años dirigiendo numerosas orquestas alrededor del mundo. En 20014 se convirtió en la primera mujer en ganar el concurso de dirección Donatella Flick de la Orquesta Sinfónica de Londres y fue designada directora asistente para la temporada 2015-2016. Obtuvo también la beca Dudamel de la Orquesta Sinfónica de Los Ángeles y en la temporada 2017-2018 será la directora principal de la Ópera de Norrland.

Tiene 30 años, pero, no creo que la edad sea un problema. Podrían decir que no tenemos experiencia, pero creo que no debemos dejar a un lado que ahora muchos jóvenes son activistas, responden a lo que ocurre en el mundo. La sociedad tiene muchas plataformas para expresarse: puedes ir a Internet y escribir blogs, están las redes sociales, y quienes son artistas pueden reaccionar a ciertos fenómenos sociales escribiendo música. Es maravilloso escuchar lo que las personas tienen que decir.

Con la música vivimos de nuevo

–¿Cuál es su forma de responder ante lo que pasa?

–Creo en los jóvenes, en artistas y compositores jóvenes; eso es el primer paso: que estoy dispuesta a escuchar, y lo siguiente, lo que está en mi poder, es hacer que el concierto se realice. El mundo se está volviendo loco, hay muchas cosas que no podemos explicar, todo cambia tan rápido, hay mucha injusticia, pero éste es el momento de hacer preguntas y jamás conformarse.

“El espíritu de los jóvenes es muy fuerte en eso, porque muchas personas te dirán ‘sé normal’, ‘ve con la corriente y así estarás más seguro y cómodo’. Pero no, las cosas no son cómodas, la vida no es cómoda en este momento, es ir por la verdad y eso va también para la música y la forma en la que trabajo: ir más allá y preguntarme qué deseaba decir el compositor, lo que la música quiere decir.

“Hace unos días fue la explosión en Manchester y si estuviera en mi poder lo que haría es dar un concierto dedicado a las víctimas y encontrar esas obras que le digan al mundo que tenemos que poner fin a este comportamiento, y llevar paz y confort al mundo que está desesperado por estas cosas.

“Quizá es un sueño, cada vez que dirijo, que hago un concierto con público y orquesta, espero crear una experiencia en que las personas salgan pensando que hay belleza en el mundo, que hay momentos en los que podemos unirnos y estar de acuerdo y ser felices.

“Para mí –añade– la música tiene la misión de unir a las personas, de acercarlas. La música es el lugar para que muchos artistas se sientan seguros porque se pueden expresar. Puedes hacer música sola, pero es un acto que siempre involucra al menos dos personas: alguien que la escriba y alguien que la toque, así que no puedes estar sola. Creo que la música ofrece la oportunidad de detenerte y enfocarte en algo. Es hermosa, poderosa, a veces fea, pero te hace detenerte y pensar acerca de la vida, te saca de la rutina, porque te hace adentrarte en ti mismo, pensar, sentir, te hace vivir de nuevo”.

Los conciertos con Elim Chan como batuta huésped, y Conrad Tao al piano, serán este sábado a las 20 horas y el domingo 28 a las 12 horas en la Sala Nezahualcóyotl del Centro Cultural Universitario (Insurgentes Sur 3000, Ciudad Universitaria). Los precios de los boletos son: 100, 160 y 240 pesos.