Opinión
Ver día anteriorLunes 29 de mayo de 2017Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Desde el otro lado

Racismo galopante

C

ada vez es más evidente que la insidia de la que se valió Donald Trump para llegar a la presidencia de Estados Unidos ha cristalizado en una renovada actitud discriminatoria contra los migrantes, particularmente los procedentes de América Latina y de algunos países árabes. La forma en que azuzó a las capas más racistas y xenófobas a desplegar sus peores instintos, mediante su discurso protofascista, está enseñando ahora su cara más cruel.

Entre las anécdotas que a diario relata la prensa en relación con la creciente xenofobia en aquel país hay una que revela hasta qué punto se ha distorsionado la forma de pensar y actuar de los ciudadanos más comunes hacia la población migratoria. En un restaurante del sur de California una mesera exigió un documento que probara su residencia en Estados Unidos a cuatro jóvenes, cuyo aspecto y forma de hablar era presumiblemente de origen mexicano, como condición para servirles. Independientemente de lo aberrante de que cualquier ciudadano se sienta con derecho a realizar funciones que corresponden a las autoridades migratorias, este hecho revela una creciente actitud racista y xenófoba de amplios segmentos de la sociedad que se han mimetizado con la insultante retórica del presidente. Al margen de que la empleada fue sancionada por el responsable del establecimiento, es preocupante la forma en que han aumentado actitudes similares en Estados Unidos. A ello sin duda ha contribuido la atrabiliaria actitud con que en ocasiones actúan las autoridades migratorias dependientes del Departamento de Seguridad estadunidense. Desafortunadamente, algunas personas, en lugar de alarmarse por las arbitrarias detenciones masivas de indocumentados, interpretan el hecho como si el gobierno estuviera cumpliendo su obligación de exterminar a estos seres malignos que acosan al país.

Por esa razón no hubiera estado mal ni descortés que en el contexto de la reciente reunión entre los secretarios de Estado y Seguridad de Estados Unidos y los de Relaciones Exteriores y de Gobernación de México, amén de una enérgica protesta por la violación de los derechos humanos que representa la persecución indiscriminada de migrantes, se le recordara al secretario de Seguridad que en su visita anterior a nuestro país declaró que no se perseguiría a los indocumentados mexicanos con redadas masivas. Pareciera que el virus de las declaraciones y promesas que día con día se rompen ha invadido a buena parte de la administración del presidente Trump.