Opinión
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México SA

Petróleo: crisis alucinante

Cantarell hunde a Campeche

De abundancias y miserias

C

asi tres décadas atrás, en 1980, el entonces inquilino de Los Pinos, José López Portillo, celebraba que hace dos años en la sonda de Campeche, sólo el mar; ahora, un espectáculo alucinante, de trabajo y eficiencia. Los tiempos negros están olvidados. Cuidémonos de la ambición y envidia de los zaratustras. Ganó México. Ganamos todos. Era la fiesta por Cantarell, la mágica cuan enorme fuente de hidrocarburos y, por ende, de riqueza para la nación (para unos cuantos, en realidad). Era la pieza fundamental de la administración de la abundancia.

Campeche tiró todo a la basura, con la actividad camaronera en primer lugar, y se dedicó a gozar de la abundancia y del festín petrolero que, en los hechos, sólo vio de lejos… cada vez más lejos. Y a casi tres décadas de distancia, con la crisis del petróleo a todo lo que da (precios, producción, refinación, distribución, rapiña privada y gubernamental, corrupción a paso veloz, huachicoleros, narco, los Mouriño y todo lo demás), el gran estado productor de crudo –el primero del país, por mucho– permanece hundido y celebra que acumula 14 años al hilo de caída en su producto interno bruto (pues la entidad depende del oro negro en 80 por ciento) a una tasa anual promedio cercana a 4 por ciento.

En efecto, resultó un espectáculo alucinante (JLP dixit) lo sucedido en el Campeche petrolero (toda una puerqueza, como dijo el ex gobernador Carlos Sansores Pérez, de acuerdo con su brillante aportación a la lengua castellana, casi al finalizar la década de los 70). Y los tiempos negros (ídem) nunca se fueron; de hecho, se enraizaron, porque el espejismo del oro negro hizo que la entidad tirara por la borda la posibilidad de transformarse en económicamente multiproductiva para depender en grado sumo de la alberca de Cantarell.

Y a lo largo de los años se secó la fuente de la abundancia, y además de miseria para los más y creciente riqueza para los menos (allí te hablan Carlos Mouriño), lo único que los campechanos vieron y padecieron fue una cauda de gobernadores depredadores impuestos desde el centro, como el actual, Alejandro Moreno Cárdenas, digno representante de la frivolidad inherente al nuevo PRI (una suerte de Rafael Moreno Valle, también marca Miguel Ángel Cornejo), cuya máxima gracia es besar los zapatos, cotidianamente, al inquilino de Los Pinos.

Campeche no es el único estado alucinante en esta República de discurso, pero se ubica en la parte más profunda del hoyo en el que todos los demás estados de la República conviven de muchos años atrás. Como lo han documentado los especialistas, su PIB es el único que cae constantemente entre 2003 y 2016, y de manera pronunciada. En ningún otro estado, ni a escala nacional, cae el PIB como tendencia.

Sirva este alucinante espectáculo para dar entrada al más reciente análisis del Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública (CESOP: la estructura productiva de los estados petroleros del Golfo de México y la crisis económica. El caso de Campeche), de la Cámara de Diputados, que en su parte medular concluye lo siguiente. Va, pues.

La información oficial, los análisis de organismos empresariales y del Fondo Monetario Internacional permiten concluir que, efectivamente, nuestro país atraviesa por un largo periodo de lento crecimiento económico que tiene probabilidades de prolongarse en el tiempo; en tanto, los principales estados petroleros (Tamaulipas, Veracruz y, particularmente, Tabasco y Campeche) atraviesan por una profunda crisis económica y de desempleo que no ha sido atendida debidamente por las autoridades de los tres niveles de gobierno.

Dada la gravedad de la crisis padecida por estos cuatro estados, peor aún en los últimos dos citados, las medidas adoptadas por el gobierno federal, mediante el Programa de Reactivación Económica y Desarrollo Productivo de los estados de Campeche y Tabasco, resultan insuficientes. Esas crisis son estructurales y no de liquidez. Se requieren medidas económicas, financieras, productivas y crediticias de mediano y largo plazos, no sólo temporales o de corto plazo. Además, medidas coherentes resultado de un análisis profundo y serio, integradas en una planeación económica regional-sectorial y nacional.

Se necesitan no las medidas paliativas de dicho programa, sino unas que modifiquen drásticamente sus estructuras productivas. De otra manera, esos estados no podrán superar sus crisis. El caso de Campeche es ejemplo de lo que le podría suceder a los otros tres estados, y a México, en la medida en que el petróleo se agote. Fuera de la producción de petróleo, la economía de Campeche es frágil, endeble.

Es ejemplo de la política neoextractivista petrolera que no es sino la versión actual, en la era de la globalización económica, de la vieja política extractivista, ya vivida en México desde la época colonial, que después de haber sustraído indiscriminadamente la riqueza minera de oro y plata de las zonas mineras, ha dejado verdaderos pueblos fantasmas. El petróleo de Campeche ha sido saqueado indiscriminadamente, sin que se le haya retribuido presupuestalmente.

Posiblemente se requiera para Campeche un plan de desarrollo regional sectorial alrededor de la construcción de una refinería que incluya recursos financieros de Pemex; el impulso a sus sectores de petroquímica y de fabricación de maquinaria y equipos, así como de la agricultura sustentable ecológicamente.

La inversión extranjera directa esperada para el sector petrolero de los cuatro estados, como efecto de la reforma energética, difícilmente modificará y mejorará la estructura productiva de los mismos, pues viene a obtener rápidas ganancias altas en la exploración y explotación del petróleo crudo, principalmente para su exportación; por ejemplo, Exxon informó que invertirá 20 mil millones de dólares en proyectos en el Golfo de México hasta el 2022, para expandir sus plantas químicas y de refinación en la costa estadunidense de esa zona.

Un ejemplo de que los estados petroleros del Golfo de México no han sido compensados presupuestalmente de manera suficiente y adecuada lo aporta la asignación presupuestaria para 2017 (participaciones federales Ramo 28; aportaciones federales Ramo 33 y gasto federalizado Ramo 23): a Campeche, principal productor de petróleo del país, 7 mil 241 millones de pesos; Veracruz, casi 39 mil… y al estado de México 93 mil 610.3 millones (aunque no produce petróleo, pero sí tiene un mexiquense en Los Pinos y en puerta una elección para gobernador).

Las rebanadas del pastel

Por lo visto, el único muro que urge construir es aquel que detenga al salvaje de la Casa Blanca y a sus halcones, que están dispuestos a prohibirlo todo.

Twitter: @cafevega