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Han buscado interceder para lograr la paz ante el incremento de la violencia, dijo

Obispo de Guerrero justifica reuniones de sacerdotes con líderes delincuenciales
Corresponsal
Periódico La Jornada
Lunes 29 de mayo de 2017, p. 11

Chilpancingo, Gro.

El obispo de la diócesis de Chilpancingo-Chilapa, Salvador Rangel Mendoza, afirmó que en Guerrero la violencia se incrementó por la presencia de nuevos grupos del crimen organizado, provenientes de Puebla y el estado de México, principalmente, en las regiones de la Montaña Baja –que comprende Chilapa–, Tierra Caliente e Iguala.

En conferencia de prensa reconoció que algunos sacerdotes de la Iglesia católica se han reunido con líderes de grupos delincuenciales con la finalidad de interceder para lograr la paz. Agregó que estos encuentros no los han eximido de ser objeto de hostigamiento, amenazas y acoso por esas organizaciones.

El prelado enumeró los hechos de violencia en que se vieron involucrados los obispos de Ciudad Altamirano, Máximo Miranda Martínez, y de Tlapa, Dagoberto Sosa Arriaga, quienes sufrieron persecución y hostigamiento de criminales.

Detalló que Miranda Martínez fue asaltado y despojado de su camioneta, aunque finalmente resultó ileso, en el retén que instaló sobre la carretera federal Teloloapan-Arcelia uno de los grupos de civiles armados que operan en la Tierra Caliente.

En cuanto a Sosa Arriaga, en un mensaje, un comando le advirtió que debía pagar derecho de piso; sin embargo, no se concretó la amenaza debido a que otro grupo delictivo que llegó a la región y tomó el control no se ha metido hasta ahora con la Iglesia.

Rangel Mendoza celebró ayer una misa en la catedral de Santa María de la Asunción, en el contexto del Día Mundial de las Comunicaciones. Insistió en que en este momento un sacerdote sufre el acoso de la delincuencia y para ya no ser molestado necesariamente tiene que dialogar con los que lo están presionando.

Al justificar las pláticas con líderes de bandas delincuenciales, señaló que por el momento se han logrado canales de diálogo. Incluso la Iglesia católica logró desactivar un conflicto en la comunidad de Chontalcoatlán, municipio de Tetipac, en el norte de la entidad, adonde llegó un grupo delictivo proveniente del estado de México.