Cultura
Ver día anteriorMiércoles 31 de mayo de 2017Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio

Maxim Vengerov regresará al país y ofrecerá un recital en el Palacio de Bellas Artes

Necesitamos un remanso y la música es uno de los más generosos, dice violinista

Un proverbio dice que dos cosas son necesarias en la vida; la primera: contar con buenos gobernantes; la segunda: tener sueños. La suma de ambos es lo que da armonía a nuestras vidas

Foto
Lo que espero en mis actuaciones es que las personas puedan salir de su rutina y concentrarse en su alma, para reflexionar, expresa el músico ruso Maxim VengerovFoto cortesía del INBA
 
Periódico La Jornada
Miércoles 31 de mayo de 2017, p. 6

Lo más trascendental de un concierto no es el trabajo del artista ni la música, sino la comunicación emocional y espiritual que se genera entre todos los que están reunidos en ese momento, afirmó el violinista ruso Maxim Vengerov.

Desde tiempos inmemoriales la música siempre ha servido para curar y ayudar a los seres humanos a reflexionar sobre la vida. Lo que espero en mis actuaciones es que las personas puedan salir de su rutina y concentrarse en su alma, para reflexionar, explicó.

Considerado uno de los más importantes intérpretes de ese instrumento hoy en el mundo, el también director de orquesta regresará a México tres años después con la finalidad de ofrecer un recital en la sala principal del Palacio de Bellas Artes, el sábado 11 de junio.

El programa incluirá obras de Johannes Brahms, Maurice Ravel y César Franck, y contará con la participación del pianista Vag Papian, con quien el violinista mantiene amistad y ha formado mancuerna desde hace varios años.

Las obras del programa forman parte del gran repertorio clásico. Todas son muy demandantes y de mi total agrado. Aunque, si tuviera que elegir una de mi predilección, sin duda sería la Sonata para violín de Franck, pues es una de las piezas más espirituales que se han escrito.

Debemos concentrarnos en escuchar y sentir

En videoconferencia efectuada ayer desde Mónaco, Maxim Vengerov consideró a la música como una de las pocas expresiones con las que cuenta el ser humano para poder dejar atrás sus problemas cotidianos, más en un contexto internacional tan difícil como el que se vive hoy.

Un proverbio dice que dos cosas son necesarias en la vida. La primera: contar con buenos gobernantes; la segunda: tener sueños. La suma de ambos es lo que da armonía a nuestras vidas, expresó el violinista a periodistas mexicanos.

Por eso en nuestro mundo existen hoy tantos conflictos y cosas tan horrorosas, porque carecemos de buenos gobernantes y de sueños. Necesitamos un remanso, un escape, y la música es uno de los más generosos, porque permite descansar nuestros pensamientos y concentrarnos en escuchar y sentir.

El intérprete, quien en 1997 se convirtió en el primer músico en ser nombrado Embajador de Buena Voluntad del Fondo de las naciones Unidas para la Infancia (Unicef), sostuvo que el violín es el instrumento rey en las orquestas, por ser el que mejor imita la voz humana.

Dijo que aprendió a tocar en un Stradivarius, cuando tenía 10 años de edad, lo cual fue determinante para encontrar su sonoridad y voz personal. A la fecha, añadió, toca en otro Stradivarius, construido en 1727, que perteneció al violinista francés Rodolphe Kreutzer (1766-1831), célebre por sus estudios y métodos para el aprendizaje de ese instrumento.

De su violín, resaltó su profunda expresividad, la cual le permite alcanzar diversos rangos sonoros y reproducir varios instrumentos de una orquesta, como el chelo, el corno, la flauta e incluso los alientos metales.

Es un instrumento único, por la gran profundidad de su sonido. Sin importar los años que tiene, me interesa que su sonido sea fresco, que le hable a las personas de hoy. Mi obligación es, a través de él, encontrar mi voz y lograr comunicarla. Esta es una búsqueda que viene de ahondar en mis experiencias de vida, explicó.

Preparándose para hacer su debut como director concertador en ópera, lo cual ocurrirá a finales de año en Moscú, con Eugene Oneguin, de Chaikovsky, Maxim Vengerov precisó que existen grandes diferencias entre ser director de orquesta y violinista.

Cuando soy violinista, la música proviene totalmente de mí; cuando estoy frente a una orquesta, es un acto colectivo. Por eso lo primero depende totalmente de mi persona y, para lo segundo, debo conocer a los músicos, escucharlos, comunicarme con ellos. Como director, 30 por ciento del trabajo me corresponde, el resto es de la orquesta, finalizó.