Deportes
Ver día anteriorJueves 1º de junio de 2017Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
Ironman que corre hacia atrás

El mexicano Diego Polino culminó la proeza en Lanzarote; ‘‘no soy el único loco’’, dice

 
Periódico La Jornada
Jueves 1º de junio de 2017, p. a40

La línea de meta estaba cerca; un vistazo hacia su espalda lo confirmaba. Dio unos pasos más en reversa y finalmente consiguió una hazaña que parecía inverosímil, y que algunos llamaban absurda. Después de 13 horas y 56 minutos de competencia, el mexicano Diego Polino se convirtió el 26 de mayo en el primer hombre en culminar un Ironman corriendo hacia atrás.

Las pruebas de nado y bicicleta del Ironman de Lanzarote, en islas Canarias, las realizó de manera convencional, pero el maratón lo hizo con pasos en reversa. Mientras el resto de los competidores miraban al frente, Polino visualizaba la línea de partida al tiempo que de vez en cuando volteaba para memorizar el trayecto por donde debía pasar para evitar caerse.

Nadie había intentado realizar una prueba de esta naturaleza con una idea que parece ilógica: correr hacia atrás. Pero las críticas jamás hicieron mella en Diego, quien desde hace dos años practica el llamado retrorunning.

–¿Por qué correr hacia atrás?

–Comencé el retrorrunning como broma o jugando, pero después me enteré que más gente lo practicaba, que había una federación internacional y hasta un Mundial. Fue cuando me puse a entrenar en forma para competir, confiesa el tapatío en entrevista vía telefónica después de su proeza en Lanzarote.

En la adolescencia practicó la marcha de manera convencional y compitió a escala nacional, pero se retiró a los 20 años de edad para dedicarse a la carrera de negocios internacionales.

Hace poco regresó a las pistas, pero esta vez corriendo a la inversa, una técnica que al parecer nadie más practicaba. En los entrenamientos las personas lo miraban como si estuviera loco.

La gente se burlaba, pero lo tomé de la mejor manera y me daba risa. Muchos se sorprenden o se molestan cuando ven que llevó buen ritmo o que voy más rápido, dice en tono afable.

Y destaca que su empeño de trotar a la inversa no es sólo por capricho.Me parece más divertido; tienes una perspectiva diferente, ves como vas dejando cada cosa un poco más lejos, explica.

Diego es el único mexicano que practica este deporte a un nivel de alto rendimiento, pero en Europa el retrorunning ha tenido auge desde hace 20 años y la federación internacional de esa especialidad, con sede en Alemania, organiza un Mundial cada dos años.

Polino participó en la edición mundialista de Essen 2016, donde obtuvo el segundo lugar en 3 mil metros planos y bronce en la prueba de 5 mil metros.

Ahí comprobó que su idea de andar en reversa no era tan descabellada.Vi que otras personas también la practicaban, que no era el único loco, dice emocionado.

Si el retrorunning ha obtenido tantos adeptos ha sido debido a sus beneficios, al grado que se utiliza como rehabilitación tras operaciones de espalda, rodilla y cadera.

Tienes menos impacto en las articulaciones, ya que caes punta-talón. Agrega: te ayuda en el equilibrio, desarrollas una visión más periférica y otras áreas, como la concentración, debido a que debe grabar en su memoria las rutas para evitar accidentes.

Reconoce que siempre existe el riesgo de caer, pero niega que puedan existir lesiones en el cuello debido a que debe voltear para mirar hacia donde pisas. Cuando dominas la técnica sólo volteas de vez en cuando. Más bien desarrollas tus sentidos, sobre todo el oído.

Después de haber competido en el Mundial, Diego quería un reto más complicado, así que se propuso terminar el Ironman de Lanzarote y lo consiguió. Los 3.9 kilómetros de natación los culminó en una hora y media, mientras que la prueba de 180 kilómetros en bicicleta la llevó a cabo en siete horas.

Al comenzar el maratón se plantó con la espalda al frente del camino y empezó a andar. El resto de los competidores lo miraban extrañados, sobre todo al ver que Diego no tenía dificultad en sortear los obstáculos del camino e ir a buen ritmo. Sin caídas ni tropiezos terminó los 42.195 kilómetros en cuatro horas con 52 minutos.

El belga Bart Aernouts, ganador del certamen, había atravesado la meta cinco horas antes. Polino fue el 918 de los mil 338 que concluyeron la prueba. Los registros no importaban, la alegría lo colmaba por haber demostrado que correr hacia atrás no era tan disparatado.

“El objetivo era terminar el Ironman. Llevé un ritmo tranquilo debido al circuito”, reconoce Diego, quien ha conseguido en entrenamientos un tiempo de 45 minutos en 10 mil metros. Y asesta: me voy satisfecho, pero no conforme. Adelanta que ya tiene en mente competir en otra prueba de esa magnitud para bajar su marca.