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Ruta Sonora

The Beatles: it was 50 years ago today!

C

on un conjunto de canciones acumuladas, y tras haber decidido no volver a presentarse nunca más en vivo, después de su último concierto el 29 de agosto de 1966 en San Francisco, los Beatles se tomaron tres meses de descanso, pues sabían que volverían al estudio el 6 de diciembre siguiente. Fue en el vuelo de Kenia a Londres, en noviembre, al volver de sus vacaciones, que Paul McCartney, todavía con el mal sabor de lo que había resultado para él y sus compañeros como creadores la Beatlemanía, tuvo la claridad de que el siguiente sería un disco en el cual fingirían no ser ellos, sino una banda alter-ego, a la postre llamada Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band (en la tapa, un pegote extra aclaraba que eran los Beatles). Jugar a ser otros sería liberador: podrían hacer lo que quisieran, porque ya no serían lo que se esperaba de esos personajes-objeto en que los habían convertido público e industria: unos monigotes de cera con traje y peinado mod.

El álbum del mismo nombre, considerado por músicos, crítica y público, quizá no como el mejor, pero sí como el más importante, simbólico e influyente en la historia del rock, cumple 50 años de haber salido a la luz (1 de junio de 1967 en Inglaterra, 2 de junio en Estados Unidos). Tal sentencia es usualmente rebatida, pues la obra de los Beatles es tan imponente, desde sus primeras piezas aparentemente simples hasta sus trabajos más complejos, que la opinión se divide entre si en realidad lo es el Revolver (1966), el Álbum Blanco (The Beatles, 1968) o el Abbey Road (1969). Sin embargo, el Sgt. Pepper’s... logró conjuntar tal serie de elementos creativos e históricos, que se ha vuelto emblemático y, aun cinco décadas después, emocionante, gozoso y sorprendente en cuanto a concepto, sonido, composición y logros tecnológicos, con sólo cuatro tracks, en un momento en que sus integrantes se hallaban más unidos que nunca, literalmente desatados, una vez liberados de las cadenas de las giras, con ganas de comerse al mundo componiendo y grabando sin miedo, buscando al lado del indispensable productor George Martin todo viso de magia y trascendencia.

En 1970, John Lennon dijo a la Rolling Stone que al grabarlo estaban en un pico muy alto de conexión, él y McCartney. Ringo Starr reconoce en The Beatles Anthology (2000): Fue nuestro más grande esfuerzo. Cualquier idea, no importaba quién la dijera, si era la mejor, la usábamos. De hecho, el que la canción que titula al disco tuviera una repetición en penúltimo track, para que sonara como si acabara el concierto iniciado por la banda imaginaria en el track 1, fue de su asistente Neil Aspinall: estaban al servicio de la obra, no de los egos.

Al final, el ser otros sólo estuvo explícitamente en la portada repleta de personajes históricos, en que ellos son como una banda de desfile, y en el tema homónimo, donde Starr la hace de Billy Shears. Las demás canciones pudieron estar en cualquier álbum, afirmó Lennon. Sin embargo, el espíritu de fantasía y fuga se deja sentir en canciones oníricas como Being for the Benefig of Mr Kite!” (inspirada en un poster circense de 1843), Fixing a Hole con clavicordio y honor a los enervantes, la alucinación en órgano Lawrey y Delay de la lisérgica Lucy in the Sky with Diamonds; la meditación en cítara al iniciar el lado B con Within You Without You, en que sólo toca George Harrison; el mellotrón y las cintas al revés de Strawberry Fields Forever (grabada con Penny Lane en mismas sesiones pero publicadas aparte en febrero de 1967, antes de lanzar el álbum) y la apoteósica A Day in the Life (tocada en tres pianos, a 10 manos: Lennon, McCartney, Starr, Martin y el roadie Mal Evans): por primera vez en la historia se hicieron overdubs con orquesta y se grabó en ocho tracks (con dos grabadoras de cuatro). La fotografía de Michael Cooper, las figuras de cartón y la variedad de objetos misteriosos, ideas del artista Peter Blake, hicieron que una portada fuera considerada arte. También fue el primer disco que incluyó letras de las canciones.

Pero requirió tiempo para que fuera considerado trascendente: si bien al mes de editado había vendido medio millón de copias, la crítica no lo trató bien. El New York Times dijo que era un disco abigarrado y de mera moda. Pero el público lo coronó como insignia del Verano del Amor, por su revolucionario optimismo y colorida acidez, su espiritualidad orientalista y sus tronantes guitarras. En medio de la guerra de Vietnam, el cuarteto de Liverpool contestó con un mundo idílico, no por venir sino antiguo, lleno de referencias inglesas clásicas (ensambles de salón, bandas de guerra, ritmos de los años 20), con letras que retrataban inquietudes de su tiempo, aunque alejándose del cliché generacional: mientras todos llevaban el blues a jam sicodélico, los Beatles generaban su propio mundo: ya somos adultos con bigote, creadores, no estrellas fugaces para adolescentes.

Para celebrar, hay una edición especial, que incluye los dos temas originalmente excluidos, tomas alternas inéditas y una nueva re-masterización. A 50 años, el Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band sigue emanando la genialidad y ambición que ha hecho de The Beatles la agrupación más entrañable e inalcanzable del pop contemporáneo (conciertos).

Twitter: patipenaloza