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La exposición Mea culpa, del artista español, concluye mañana en Milán

Santiago Sierra desnuda visión convencional de la migración, la religión y la guerra

Reúne casi tres décadas de trabajo duro y polémico, dijo el experto Lutz Henke

El racismo, los nacionalismos, la globalización, la violencia y la prostitución también son explorados

Especial para La Jornada
Periódico La Jornada
Sábado 3 de junio de 2017, p. 4

Milán.

Video y fotografía rigurosamente en blanco y negro, esencialidad formal, títulos directos y contenido político denso tienden un puente entre la obra de Santiago Sierra (Madrid, 1966) y el público del Pabellón de Arte Contemporáneo PAC, que aloja Mea culpa, exposición del artista español que concluye este domingo. La curaduría es de Lutz Henke y Diego Sileo.

Henke, colaborador de Sierra y co-creador –junto a Blu– de los murales de Kreuzberg en Berlín (que autodestruyó barnizándolo de negro para evitar la mercantilización que generaba su creciente fama), platicó en perfecto castellano con La Jornada, durante un recorrido por esa exhibición.

“Aquí –dijo– se muestra la obra que Sierra ha realizado durante casi tres décadas, aunque hemos privilegiado los recientes 10 años de actividad. Es notorio cómo su obra mantiene actualidad y cómo sus temas resurgen constantemente en el tiempo. El material aquí presente no lo ha concebido como piezas de arte, sino como representación de una idea. Su obra no tiene la intención de provocar ni incomodar al visitante, al contrario, le sugiere un punto de vista diferente, destaca una realidad que raramente viene tocada por el arte.”

Sileo sostuvo en conferencia de prensa que el museo trabaja para privilegiar el arte performativo, no comercial. Los curadores escogimos este título poético del todo inusual para el artista, porque queríamos que el público se interrogase antes de venir sobre la responsabilidad del artista en el arte contemporáneo al tratar temas delicados de la actualidad.

Muchas obras fueron creadas durante su estancia en México

Santiago Sierra, quien vivió largo tiempo en México, es un artista de fama mundial, destaca por un arte de performance duro y polémico, nacido en el seno del minimalismo, como es perceptible en el estilo seco que acompaña su visión crítica del capitalismo, al cual añade un contrapunto emotivo, perturbador, obligando al público a encarar los desequilibrios de un sistema deshumanizante, del cual también forma parte.

Santiago Sierra desnuda nuestra visión convencional, nos obliga a sincerarnos frente a temas críticos como la migración, la religión, la guerra, los nacionalismos, la globalización, el trabajo, el sometimiento, el racismo, la violencia, la prostitución, la identidad, las clases sociales, sin expresar su opinión, dejando al espectador la libertad de juzgar.

El pago –símbolo del capitalismo– a los performers por sus servicios, de gente común generalmente necesitada, es el hilo conductor invariable en su obra, en el doble registro que cubre este intercambio económico de remuneración y sometimiento a la vez, que representan los mecanismos sociales y económicos reguladores del mundo actual.

Las personas necesitadas de trabajo y remuneración se prestan a labores aburridas o insignificantes como entrar por horas en una caja de cartón, pero también denigrantes como tatuarse una línea en la espalda por 30 dólares, como hicieron algunos hombres en Ciudad de México, o cuatro prostitutas heroinómanas por una dosis de droga, en este último caso, con la finalidad de integrar a personas excluidas de la sociedad en un espacio (un museo, una galería), considerado de élite.

La muestra reúne medio centenar de obras, muchas creadas en México, como la pieza sonora realizada en Culiacán para el fin de año de 2002 que, en la que junto a los festejos se escuchan disparos de pistola.

La fila, performance en el que participaron vagabundos

Mea culpa completa las exposiciones dedicadas a Sierra en Italia: Trento (2005) y Nápoles (2009), así como los performances que ha realizado en el país desde la Bienal de Venecia de 2001.

Sierra incluyó dos performances: uno creado durante la inauguración de Mea culpa, el pasado 28 de marzo, titulado La fila, donde contrató por 10 euros, a los vagabundos de Milán, que hicieron fila frente a la entrada del museo en paralelo a los invitados al vernissage.

La segunda, Veteranos mirando una pared, se monta cada domingo por dos horas, poniendo a un soldado en posición de castigo, dando la espalda al público y en un rincón.

La muestra permite tener una visión general de su obra desde sus primeros videos como Contenedor cúbico con los lados de 200 x 200 cm (1990) hasta una de las primeras obras que dieron inicio a la utilización de personas, como Congregación de trabajadores ilegales en París (1999), hasta aquellas compatibles con el land art, como como El grafito más grande del mundo (2012), realizado en le campo de refugiados de Samara en Tindouf, Argelia, habitado por el pueblo Sahrawi que tras la independencia de España fue invadido en 1975 por Marruecos obligando a la entera población a refugiarse viviendo en casas de campaña desde entonces. Sierra dibujó las letras S.O.S sobre la arena del desierto, cubriendo una superficie de 5 x 1,7 km, que puede verse desde un avión, representando la cicatriz del pueblo Sahrawi, clamando ayuda a la comunidad internacional para solucionar este conflicto que permita a su gente recuperar su tierra.

La página web del artista lleva por un viaje a través de su obra, con imágenes bien catalogadas y distribuidas en 50 países donde ha dejado huella . www.santiago-sierra.com/index_1024.php.