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En el Instituo de México en Madrid recordaron la vida y legado del neólogo

Rinden en España el primer homenaje post mortem a Felipe Ehrenberg

Era un creador profuso, pionero e inventor, definieron

El arte, para él, no tenía límites, sobre todo viviendo en un mundo tan perturbador como el que le tocó, dijo directivo del Centro Reina Sofía

Corresponsal
Periódico La Jornada
Martes 6 de junio de 2017, p. 7

Madrid.

Felipe Ehrenberg era Ulises y Odiseo; también era un creador profuso, un pionero, un inventor alérgico a las limitaciones, un neólogo, según definición de su amigo Fernando del Paso, un semiólogo, un traductor, un políglota, un antropólogo, un escatólogo, un provocador adánico, un todólogo y un poeta visual que mientras orinaba en un bozal cantaba el Himno Nacional mexicano.

Así y de muchas otras formas lo definieron sus amigos, cómplices, familiares, discípulos y admiradores que se reunieron en el Instituto de México en Madrid para rendirle su primer homenaje a sólo tres semanas de su fallecimiento.

Orfandad de familiares, amigos, cómplices y alumnos

El deceso de Felipe Ehrenberg, el pasado 15 de mayo tras sufrir los estragos del cáncer, deja en la orfandad a familiares, amigos, cómplices de sus iniciativas iconoclastas y alumnos que lo secundaron en convertir el arte en algo actual, que hable del presente.

Como él mismo hizo tanto en el fatídico 1968 que marcó su vida por la matanza de Tlatelolco, como en el trágico 1985, que también lo llevó a replantearse muchas cosas, como trasladarse a vivir a Tepito y reconstruir su propio discurso artístico. O en 2015, cuando volvió a México después de muchos años ausente y se encontró un país sumido en la violencia, el racismo y con una noticia en todos los periódicos que lo cimbró: la desaparición de 43 alumnos de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa, Guerrero.

Así como tejió telares para construir universos singulares y evocadores, así se reunieron las personas que tuvieron algo que ver con él en los años recientes en Madrid, como si estuvieran en una comida en su casa de México.

Por eso el homenaje, el primero desde su partida, nació desde lo más hondo y es una forma de recordarse mutuamente que el arte es sólo una excusa.

La última exposición de Felipe Ehrenberg en Madrid fue en 2015, cuando la galerista Angustias Freijo, también su amiga entrañable, le montó una retrospectiva en la que se hacía un intenso repaso de su obra, desde sus orígenes más iconoclastas hasta su obra más reciente, aquella que se inspiró en la desaparición de estudiantes de Ayotzinapa, pues, como el artista decía, ese crimen enturbia mi vida.

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En 2015, en Madrid se montó una retrospectiva de Felipe Ehrenberg; un intenso repaso de su obra, desde sus orígenes más iconoclastas hasta la más reciente, la que se inspiró en la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa. Ese crimen enturbia mi vida, decía el artista. La imagen, en Ciudad de México, en julio de ese año, durante una entrevista con La Jornada Foto José Antonio López

El homenaje se inició con un documental inédito en España, Puntos de encuentro, de Valentina Pelayo, que culminó en 2016 y en el que hay numerosas imágenes de Ehrenberg en plena creación artística; también es un recorrido por su obra poético-artística.

Tomaron la palabra críticos, amigos y artistas que definieron su larga y prolífica trayectoria artística de 50 años, que resultaba imposible de acotar en una definición o etiqueta.

Dar la vuelta al mundo y al mundo y también echar raíces

Pablo Raphael de la Madrid, director del Instituto de México, dijo que Ehrenberg era Ulises y Odiseo, que era al mismo tiempo la persona que dedicaba su vida a viajar e ir a Troya que la que se quedaba en casa para echar raíces. Se dedicó a dar la vuelta al mundo, a vivir en Londres y en Brasil, y al mismo tiempo a echar raíces.

Joao Fernandes, subdirector del Centro de Arte Reina Sofía, dijoe que para “Felipe Ehrenberg el arte no tenía límites, más viviendo en un mundo tan perturbador como el que le tocó, con la guerra fría y la violencia. Por eso hay que saber preservar los vestigios que nos deja”.

Su discípulo más querido, Fernando Llanos, también responsable de la curaduría de la retrospectiva que hizo Museo de Arte Moderno en México en 2008, Manchuria, recordó que en una de las últimas veces que habló con Felipe Ehrenberg, éste le dijo:

Maestro, ya tengo 73 años, he vivido muchas cosas, estoy en tiempos extras, así que si veo que el dolor se pone muy feo me aviento del Tepozteco.

Llanos le contestó que si se aventaba le avisara para grabarlo en video. De ese tamaño era nuestra complicidad, explicó.