En el borrador de la norma de verificación vehicular más reciente, la cual se prevé que entrará en vigencia en julio, se mantiene el criterio de que los automóviles puedan utilizar un sistema de diagnóstico a bordo similar, lo cual ha sido cuestionado por el Centro Mario Molina, ya que puede generar vacíos normativos y una aplicación discrecional de los programas de verificación.

Otros expertos han señalado que ello favorece a la industria automotriz, ya que no se ve obligada a utilizar los sistemas OBDII y EOBD originales, sino que pueden utilizar los similares. Así, tras apenas 25 comentarios a esta normatividad, que regirá la verificación vehicular en los estados de México, Puebla, Tlaxcala, Hidalgo, Morelos y Ciudad de México, se prevé que en los próximos días se publique en el Diario Oficial para entrar en vigor en julio.

En los comentarios que emitió el Centro Mario Molina sobre la norma 167 Semarnat, apunta que el sistema de diagnóstico a bordo –con el que se realiza la verificación vehicular desde julio del año pasado de acuerdo con la norma emergente y que se mantendrá en la regulación definitiva– se plantea que sea similar, pero éste tiene características diferentes al sistema OBDII y EOBD, por lo que no podría considerarse en la misma categoría que, según el apartado de definiciones, guardan equivalencia.

Indica que los sistemas similares debería integrar otra clasificación, donde especifiquen claramente los monitores con que deben contar, ya que con la redacción actual pareciera que indica que tienen los mismos componentes que el OBDII y EOBD, cayendo en una contradicción. La propuesta del Centro Mario Molina fue que se eliminen los sistemas de diagnóstico a bordo OBDII y EOBD similares.

En la versión más reciente de la norma del pasado 2 de junio, se argumenta que establece límites máximos permisibles de emisión más estrictos, mecanismos centralizados de los métodos de prueba y requerimientos mínimos de seguridad para las constancias de verificación vehicular.

Añade que los cambios tecnológicos deben servir de base para definir los métodos de prueba y los procedimientos de evaluación de emisiones de contaminantes, así como el establecimiento de límites de emisión más estrictos para una flota vehicular en la Megalópolis, estimada en más de 5.3 millones de vehículos automotores, de los cuales 75 por ciento son particulares.

Explica que el comportamiento de los contaminantes en la atmósfera está estrechamente relacionado con las condiciones meteorológicas de la Zona Metropolitana de la Ciudad de México y el volumen de emisiones contaminantes, por lo que es necesario establecer medidas regulatorias que garanticen la disminución de las concentraciones de contaminantes provenientes de las fuentes móviles.