Campeche, Camp.

Unas 120 familias de campesinos guatemaltecos (entre 500 y 700 personas) improvisaron un campamento en la línea fronteriza entre su país y el nuestro, y temen ser desalojados por el Ejército Mexicano.

Los desplazados se asentaron cerca del ejido El Desengaño, en el municipio de Candelaria, Campeche, donde elementos de la Policía Federal, del Ejército y del Instituto Nacional de Migración, así como Paola Bolognesi, representante del Alto Comisionado de Naciones Unidas para Refugiados (Acnur), los visitaron el fin de semana pasado para conocer su situación y gestionarles ayuda internacional.

Representantes del gobierno de Guatemala y de la Comisión de Derechos Humanos de ese país les ofrecieron albergue en el país vecino, pero no aceptaron y consideraron que la oferta era una trampa.

Los desplazados explicaron que proceden de la comunidad San Andrés, en Laguna Larga, municipio de La Libertad, en Petén, Guatemala, y que salieron de sus tierras por temer un desalojo debido a la movilización en el lugar de más de mil efectivos de la Policía y del Ejército de Guatemala.

De acuerdo con un artículo de Prensa Libre, la acción inminente sería resultado de una orden emitida por un juzgado de Petén, donde el Consejo Nacional de Áreas Protegidas argumenta como pretexto la conservación de la biosfera, pero se niega y entorpece cualquier proceso o alternativa que resuelva el reconocimiento de la población que habita dentro de Laguna Larga, Sierra Lacandona y Laguna del Tigre.

Catorce organizaciones no gubernamentales de derechos humanos, entre ellos Mesa de Coordinación Transfronteriza Migraciones y Género (Guatemala-México); Red de Organismos Civiles Todos los Derechos para Todos y Todas; Misión Internacional de Observación de Derechos Humanos Frontera Guatemala–México; Movimiento de Resistencia Civil de Candelaria, Campeche; Equipo Indignación AC, y La 72, Hogar Refugio para Personas Migrantes, entre otros, reportaron que entre los 700 desplazados principalmente hay niños, niñas, mujeres y adultos mayores, quienes se encuentran en situación de emergencia humanitaria, tras haber recorrido varios kilómetros de selva, en plena época de lluvias, para llegar al poblado más próximo ubicado en el lado mexicano.

“Se reporta una situación de crisis médico-humanitaria, con niños que presentan enfermedades gastrointestinales y cutáneas, alojados en 35 carpas en mal estado y sin suficientes alimentos y medicinas. A pesar de lo anterior, las autoridades federales presentes impiden a las personas acudir al poblado más próximo con la amenaza de deportarlos.

Este lunes nos reportan de un menor con fractura de brazo que no puede ser atendido por el temor provocado por las mismas autoridades en la zona, acusaron las ONG.