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Rainer Weiss, Kip Thorne, Barry Barish y un grupo de más de mil científicos, los premiados

El Princesa de Asturias a expertos que detectaron las ondas gravitacionales

Hito en la historia de la física al confirmar la predicción de Einstein, que marca el comienzo de un nuevo campo de la astronomía, señala el jurado

Aportará valiosa información sobre el universo

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Rainer Weiss (izquierda), Kip Thorne (derecha) y David Reitze (al fondo), director ejecutivo de LIGO, la agrupación de más de mil especialistas galardonada, durante una conferencia de prensa en WashingtonFoto Ap
 
Periódico La Jornada
Jueves 15 de junio de 2017, p. 2

Madrid.

El premio Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica se otorgó este miércoles a uno de los descubrimientos más importantes de los años recientes: la detección de las ondas gravitacionales que predijo Albert Einstein.

El jurado de estos premios galardonó a tres figuras clave en este hallazgo: los físicos estadunidenses Rainer Weiss, Kip Thorne y Barry Barish, y a la agrupación científica LIGO (Laser Interferometer Gravitational-Wave Observatory), grupo de más de mil científicos de 18 países que nació con la misión de constatar de forma directa la última gran predicción de la teoría de la relatividad general de Einstein.

Su detección en septiembre de 2015 tras décadas de esfuerzo científico responde a uno de los desafíos más importantes de la física en toda su historia, señaló el jurado en Oviedo, en el norte de España, donde se falló el galardón.

El premio reconoce el talento individual y la obra colectiva de más de mil investigadores de un centenar de instituciones de 18 países, añadió.

Este logro responde a uno de los desafíos más importantes de la física en toda su historia, destacó el jurado

La extraordinaria precisión alcanzada por sus instrumentos ha permitido observar colisiones de agujeros negros muy masivos que ocurrieron hace más de mil millones de años, expresó en su acta.

Parecía un imposible

La confirmación de la existencia de las ondas gravitacionales supuso un hito en la historia de la física, un siglo después de que Einstein las predijera pensando que eran imperceptibles y que sería imposible detectarlas por originarse lejos de la Tierra.

Las ondas gravitacionales son alteraciones en el espacio-tiempo provocadas por grandes masas en movimiento, según la teoría general de la relatividad de 1915 del físico. Este fenómeno suele ser representado como la deformación que ocurre cuando un peso reposa sobre una red. En este caso, la red representa el entramado espacio-tiempo.

Estas perturbaciones se desplazan a la velocidad de la luz y nada las detiene. El hecho de poder detectar esas ondas que viajan sin alteración por miles de millones de años torna posible remontarse al primer milisegundo del llamado Big Bang.

Esto podría brindar valiosas informaciones sobre el origen del universo.

El hallazgo ha supuesto un hito en la historia de la física al confirmar la predicción de Einstein y ha marcado el inicio de un nuevo campo de la astronomía: la astronomía de ondas gravitacionales, explicó la Fundación Princesa de Asturias, organizadora de los premios.

Rainer Weiss, profesor del Instituto de Tecnología Massachussets (MIT, por sus siglas en inglés), nacido en Berlín, pero emigrado de niño a Estados Unidos, tuvo un papel clave al inventar la técnica interferométrica láser utilizada para detectar este fenómeno.

Junto a Kip Thorne, investigador del instituto californiano Caltech, y el recientemente fallecido Ronald Drever, Weiss impulsó en los años 80 la construcción del observatorio LIGO.

Se trata de dos aparatos gigantes en Estados Unidos de cuatro kilómetros de largo separados por 3 mil kilómetros –en los estados de Luisiana y Washington– que permiten mediciones extremadamente precisas de las interferencias de ondas. El director del observatorio entre 1997 y 2006, Barry Barish, creó la Colaboración Científica LIGO, una agrupación de mil 167 especialistas de más de un centenar de universidades dedicados a esta tarea.

Años de trabajo colectivo dieron fruto el 14 de septiembre de 2015 a las 16H51 GMT cuando los dos detectores LIGO identificaron por primera vez ondas gravitacionales.

El análisis de los datos permitió determinar que estas perturbaciones procedían de la fusión de dos agujeros negros a más de mi 300 millones de años luz. En un diámetro de 150 kilómetros, tenían una masa entre 29 y 36 veces mayor que la del Sol, cuyo diámetro a su turno es de 1.4 millones de kilómetros.

El hallazgo se anunció en febrero de 2016, suscitando gran emoción en la comunidad científica mundial y comparaciones con otros avances históricos como las observaciones de Galileo o la detección de las ondas de radio en 1888 por Heinrich Hertz.

Desde entonces, se detectaron en otras dos ocasiones.

Ahora, tenemos la perspectiva emocionante de ver el universo de una manera totalmente nueva. ¿Quién sabe qué maravillas encontraremos?, señaló el galardonado Barry Barish en un comunicado agradeciendo el premio.

Este es el séptimo galardón de los ocho que concede anualmente la fundación desde 1981 y que son considerados como los Nobel del mundo iberoamericano.

El año anterior, el galardón científico fue para el estadunidense Hugh Herr, pionero en prótesis inteligentes.

Dotados con 56 mil dólares y una escultura creada por Joan Miró, los premios distinguen a personas o instituciones relevantes en ámbitos que van desde la investigación científica hasta los deportes, pasando por las letras y la paz.

Los premios serán entregados en octubre en una ceremonia en Oviedo, sede de la Fundación Princesa de Asturias, que toma su nombre del título de la heredera al trono, la princesa Leonor.

(Con información de Dpa)