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Lidia Camacho, directora del INBA, llama a difundir el legado del investigador y docente

Rinden homenaje a Karl Bellinghausen en el Conservatorio Nacional de Música

Dejó dos obras inconclusas que serán terminadas, anuncia Yael Bitrán, titular del Cenidim

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Ante la efigie de Karl Bellinghausen, el periodista Hermann Bellinghausen dijo que su hermano fue siempre abogado de las causas perdidas y que se puso al servicio de otros músicos, durante el acto in memoriam efectuado en el conservatorio que el homenajeado dirigió de 2010 a 2012Foto Guillermo Sologuren
 
Periódico La Jornada
Viernes 16 de junio de 2017, p. 4

En el Conservatorio Nacional de Música, la noche del miércoles, se rindió un homenaje al musicólogo y docente Karl Bellinghausen, quien falleció el pasado 17 de mayo.

Yael Bitrán, directora del Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información Musical (Cenidim) Carlos Chávez –al que Bellinghausen (1954-2017) estuvo adscrito como investigador–, anunció el compromiso de finalizar un par de obras que el homenajeado dejó inconclusas.

Se trata de la historia documental de los 150 años del Conservatorio Nacional de Música, que Bellingahusen dirigió de 2010 a 2012, y la transcripción de una sinfonía que el compositor vienés Leopold Langwara (1831-1894) dedicó en el siglo XIX a Maximiliano de Habsburgo.

Un irreverente con reglas y convicciones propias

Lidia Camacho, directora general del Instituto Nacional de Bellas Artes, instancia de la que depende el Conservatorio Nacional de Música, reconoció en Karl Bellinghausen a un hombre de gran calidad humana y profesional, y consideró un deber de las instituciones públicas mantener y difundir el legado del investigador y académico.

Además de exhibir un video con la semblanza biográfica del homenajeado, hubo un programa musical a cargo de ejecutantes profesionales, así como de docentes y alumnos de esa institución.

Destacó el estreno mundial de una pieza escrita por Karl Bellinghausen, Silbando, dedicada al flautista Horacio Franco, quien la interpretó.

Yael Bitrán evocó la afabilidad, el cariño, la solidaridad y el apoyo que tuvo siempre, en terrenos personales como académicos, del historiador y docente, a quien consideraba su hermano y maestro.

Ponderó que a Karl Bellinghausen se debe el rescate de temas esenciales de la historia musical del siglo XIX mexicano.

Tomás León, Melesio Morales, la historia del Himno Nacional, entre otros temas. A él se debe también la fe en la importancia de una etapa hasta entonces mirada con desdén en la historia de la disciplina: el ocaso del virreinato; colaboró en el rescate de obras y en la organización de un coloquio de la música de esa etapa.

Los musicólogos José Antonio Robles Cahero e Israel Cruz Olalde coincidieron con Yael Bitrán en que Karl Bellinghausen era un ser irreverente, quien se movía con sus propias reglas y convicciones.

Nunca tuvo miedo de decir lo que pensaba de quien o de lo que fuera; era un ser libre con un gran amor por la vida. Su rechazo a la corrupción, a la ineficiencia, a la desidia y a tantos males que han plagado a nuestra sociedad era profundo e irrenunciable y lo dejó por escrito más de una vez.

Puente entre músicos de varias épocas

Por la familia del musicólogo habló su hermano el periodista Hermann Bellinghausen, quien lo definió como un puente entre músicos de diferentes épocas, por poner su trabajo al servicio de compositores desconocidos para difundirlos entre las nuevas generaciones.

Fue siempre abogado de las causas perdidas, destacó el colaborador de La Jornada, quien recordó el periplo vocacional de Karl antes de llegar a la musicología, la cual se convirtió en su gran pasión.

Le tomó mucho tiempo, fue una batalla para encontrar su identidad como músico. Empezó tocando la guitarra, la dejó; luego descubrió otras cosas, luego volvió con el violonchelo y luego el piano, relató.

Y había algo en él que no lo tenía satisfecho, no sé si era muy exigente; de pronto, en no sé que momento, tuvo una revelación que tiene que ver con que se hiciera musicólogo. De pronto descubrió que él podía hacer mucho poniéndose al servicio de otros músicos.