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El cantautor puertorriqueño presenta mañana su primer disco solista en el Auditorio Nacional

Todos somos lo mismo; es ridículo pelear por la raza: Residente

Se basó en su herencia sanguínea para su reciente álbum

Buscaba algo que me conectara con este momento; qué mejor que con música, por medio de mi sangre, expresa en entrevista

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Cuenta que viajó a 11 de los países de los cuales se halló rastro en su ADN y se confrontó como creadorFoto Cristina Rodríguez
 
Periódico La Jornada
Viernes 16 de junio de 2017, p. 8

A pocos metros de distancia el músico René Pérez Joglar, mejor conocido como Residente, parece rodeado de indefensión. Conforme se acerca su 1.70 metros de estatura, la tinta indeleble de sus brazos va adquiriendo forma y pulveriza esa falsa primera imagen. Cuando el puertorriqueño comienza a hablar de su primer disco como solista, titulado Residente, poco a poco se devela un artista seguro, con amplio radio de acción al esgrimir sus argumentos artísticos.

En entrevista con La Jornada, Residente, quien se presenta mañana en el Auditorio Nacional, explica: Hace como seis años, por recomendación de un amigo, me hice una prueba de ADN con la idea de hacer un documental en el que viajara a los países de los cuales tengo sangre. Al final lo dejé, porque no me atrapaba la idea, y me fui de gira con Calle 13. Cuando comencé a conceptualizar el nuevo disco recuperé la idea de hacer música basada en el ADN.

Residente ya sabía entonces todas las razas que contenía su ADN. Dice que seleccionó sólo 11 países, porque si no no hubiera terminando aún. Elegí de los que nunca creí que podía tener sangre.

Desde que tomó la decisión de empezar el proyecto, la cabeza comenzó a explotar con ideas; me faltaba hacer algo que se sintiera real, no quería que pareciera safari ni vacaciones. Buscaba algo que me conectara más allá en este momento, en el que a los inmigrantes los tratan como basura. Qué mejor que contarlo con música, por medio de mi sangre.

Residente continúa: Por ejemplo, tengo sangre de los alanos, que viven al norte de Irán, pero también habitaron parte de Georgia; hice la búsqueda y supe que ahí hubo más de 300 guerras; entonces escribí un tema sobre la guerra. Ahora en esa región hay un conflicto entre Osetia y Georgia, y me puse a hacer música con gente de esos lugares; después me tiré a componer con gente de Armenia, que estaba en guerra con Azerbaiyán. Así planifiqué cada canción.

Somos hermanos conectados

Tras visitar los 11 países, Residente llegó a una conclusión: “Todos somos lo mismo; somos igual de distintos, accionamos de diferentes formas, pero somos hermanos y estamos conectados.

“Por eso es ridículo pelear por razas. Todos somos residentes: las rocas son residentes del río, los árboles del bosque; aunque se meta preso a alguien por no pertenecer a un país es residente, porque ocupa la celda. La residencia no es algo que se pueda quitar. Ese es uno de los mensajes del disco.

En otro nivel, habla de la precisión con la que trabajé en la música, que lo latino no son palmas con cocos, sino que podemos hacer proyectos como éste. Hay muchos latinoamericanos que hacen cosas interesantes.

Residente bebe agua y agrega: No hay saqueo musical siempre que la hagas con sensibilidad. Fui a esos países pero sabía que no haría bien su música. Preferí identificar su sonido y hacer algo nuevo, pagarles por su trabajo; en lugar de colaborar con el artista famoso, laboré con artistas sin fama para que puedan participar en algún concierto. Muchos de esos músicos lo hubieran hecho por amor, igual que yo; si el dinero fuera prioridad no estaría haciendo esto, sino una colaboración con cualquier pendejo del pop, sacando una música bien básica que me tomaría un día, no dos años de mi vida.

En este viaje creativo, Residente tuvo tiempo de reflexionar. En Siberia, donde estuve dos semanas y media, pude pensar qué carajos estoy haciendo con mi vida, por qué soy rapero, por qué estoy lejos de mi familia, por qué no vuelvo a estudiar arte y me olvido de esta mierda... No es que esté inconforme, sino que por primera vez tuve tiempo de pensar en lo que me ha pasado. Me confronté como artista: tenía una banda Calle 13 que ganó 25 Grammys, he viajado por el mundo, conozco un montón de gente, soy amigo de Rubén Blades... todo lo que me ha pasado desde que era un tipo que vivía frente al lago en Trujillo Alto, Puerto Rico, y de momento no había tenido tiempo de pensar en los errores que cometí. Ahí decidí que el documental que acompaña al disco no debería tratar de mí, sino de quienes colaboran en él; sus victorias son las que debemos cantar.

Residente califica la elaboración del disco como odisea: Hubo riesgos, algunos más complicados que otros. De momento me dieron ganas de hacer un disco instrumental, luego uno sólo con palabras... me podía perder en el viaje, pero lo balanceaba con situaciones que me sucedieron en el momento y con las respuestas que me daba a mí mismo. Incluso hubo riesgo de morir... no fue fácil meterme en Burkina Faso; cuando me fui asaltaron el hotel donde nos quedamos, mataron a 30 personas y secuestraron a 170.