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Visión renovada al concluir libro sobre pobreza y persistencia campesina/ III

Reinterpreto tesis de Lenin sobre descomposición o persistencia campesina

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Pemex: ¿accidente o abandono?
E

l miércoles pasado ocurrió una explosión y un incendio en la refinería Antonio Dovalí Jaime, ubicada en Salina Cruz, Oaxaca, con un saldo, hasta ayer, de un muerto y nueve heridos. De acuerdo con la información oficial, el siniestro fue causado por un derrame de aceite y residuos que se desbordaron de represas ubicadas en las instalaciones de Petróleos Mexicanos (Pemex) tras el paso de la tormenta tropical Calvin. En abril de 2016, en el complejo petroquímico de Pajaritos, Coatzacoalcos, Veracruz, tuvo lugar un percance mucho más grave que destruyó una planta de clorados de propiedad mixta y causó la muerte de 24 trabajadores y lesiones a más de un centenar. En marzo del presente año, una explosión en la refinería de Salamanca, Guanajuato, mató a siete operarios, entre empleados y personal subcontratado.

El Correo Ilustrado

En recuerdo de Alcira Soust

L

eí con emoción el excelente reportaje de Mónica Mateos sobre Alcira Soust. El día del entierro de Rosario Castellanos, traída de Israel donde murió el 7 de agosto de 1974, una mujer alta, el pelo empapado, repartió bajo una fuerte lluvia poemas de Rosario. Se había tomado la molestia de escribir a máquina uno por uno y los tendía bajo la lluvia. Estaba tan mojada que era difícil no confundir sus lágrimas con las gotas de lluvia. Después supe que el 18 de septiembre de 1968, cuando el ejército tomó Ciudad Universitaria, Alcira, aterrada, se encerró en el baño de mujeres de la Torre de Humanidades. ¿Por qué? Era uruguaya y como extranjera tenía prohibido participar en actos políticos. Alaíde Foppa me lo advirtió varias veces: Te pueden aplicar el artículo 33. El gran José Revueltas habla mucho de ella en México 68, juventud y revolución. Roberto Bolaño la convirtió en el personaje principal de su novela corta Amuleto, pero no le hace justicia. Nadie sabía su apellido. Los poemas parecían sudarios de tanta agua y aunque tendí uno en el respaldo del asiento del coche, las letras fueron borrándose. También así se fue borrando la mirada desolada de Alcira por quien pregunté y me respondieron: Está loquita.

Tres despachos sobre Lenin (2017)
L

a presencia. Así los tiempos. Lo más que se puede esperar de la política cotidiana es cero referencia a Lenin (desaparecida la amenaza comunista el mainstream pierde interés en vilipendiarlo), o... su abrazamiento desde la derecha. Allí está el supuesto destape de S. Bannon el principal asesor de Trump: “Soy un leninista. Lenin quería destruir el Estado y éste también es mi objetivo. Quiero derrumbar todo y destruir el establishment actual” (The Daily Beast, 22/8/16). Pero este tipo de confesiones es capaz de excitar sólo a los liberales (¡los dos extremos se juntan!). Si bien en la izquierda hay una larga tradición de leer a los conservadores que a veces ven más (Benjamin lee a Schmitt, Zizek a Sloterdijk, etc.), no hay nada así en la derecha (bueno, Sloterdijk sí lee a Lenin y justo sobre su insistencia en demoler los aparatos del anciene régime –véase: Après nous le déluge, 2016, p. 145-163–, pero es Sloterdijk). Dudo que Bannon tenga en su biblioteca a El Estado y la Revolución (1917) y mucho menos por ejemplo –permitan que me estire para agarrar algo de la mía– a On the dictatorship of the proletariat (1977) de E. Balibar que evocando aquel dictum leniniano insiste: si no se destruye el viejo Estado, la revolución será sobrepasada y la explotación en cualquier forma histórica mantenida (p. 60). En fin: su propósito no es empoderar a la clase trabajadora –aunque sea white–, sino las élites de su agrado (drain the swamp).

Difícil camino al paraíso
L

os recientes procesos electorales con su despliegue de miserias refrendaron una situación nacional ingrata y por tanto fácilmente rechazable: Ciertas realidades parecen no tener marcha atrás y, más aún, su degradación es imparable. Sí, está claro que México no accederá fácilmente a una deseable estabilidad política, de armonía social ni a una menos penosa desigualdad. No es esta una afirmación nostálgica, sino un juicio, ojalá errado, de que, hasta dónde la vista alcanza no hay factores creíbles, humanos y circunstanciales, confiables para un alivio suficiente y pronto de nuestros aprietos actuales.

Maciek Wisniewski*
Jorge Carrillo Olea
Ayotzinapa: 43 barcos para el retorno
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n los primeros meses posteriores a la desaparición forzada de los 43 estudiantes de la Normal Rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa, ejecutada la noche del 26 de septiembre del 2014, esta benemérita institución fue sede de una febril actividad por parte de estudiantes normalistas rurales del país, de familiares de los desaparecidos y de muchas organizaciones civiles que acudieron a dar soporte en la búsqueda de los estudiantes y en la exigencia de justicia frente a los asesinatos de aquella noche atroz. En medio de estos imperativos, la normal continuó sus actividades en un ambiente de profunda desesperación al ver pasar los días sin una intervención eficaz de las autoridades para recuperar a los futuros maestros rurales. En este contexto surgió un poderoso destello de humanidad y de esperanza: un grupo de niños de Tixtla, quienes acudían regularmente a la ludoteca de la normal y que vivían con toda su crudeza el desasosiego de los padres, solicitaron con insistencia a sus maestras una clase especial sobre cómo hacer barcos de papel. Aprendida la lección, los niños armaron una flota de 43 barcos que botaron en las aguas del río más cercano, convencidos de que llegarían a los normalistas desaparecidos para que en ellos pudieran emprender el retorno a Ayotzinapa. Este episodio, verdadera ofrenda a la vida, es un significativo mensaje para una sociedad mexicana que ha sido inoculada con muerte y odio a fuerza de corrupción e impunidad. Mas no ha sido el único.

Llegó la hora
C

omo siempre, pasó desapercibido en los grandes medios de comunicación y particularmente entre la clase política, el importante comunicado del Congreso Nacional Indígena Ejército Zapatista de Liberación Nacional (CNI–EZLN), Llegó la hora, del 28 de mayo pasado. Inmersos en las elecciones de Estado, tan predecibles en sus resultados fraudulentos, como la frustración de quienes votan de buena fe, confiados en que ahora sí, se podrá al menos una alternancia, tanto los medios como los políticos, ignoran o invisibilizan lo referente a las resistencias e iniciativas políticas de los pueblos indígenas. El autismo y egocentrismo de la clase política va a la par de la obsecuencia ante el poder de los analistas mediáticos.

Juan Carlos Ruiz Guadalajara*
Gilberto López y Rivas
Do el dinero juzga, el ojo guiñe
J

uan Gil-Albert, el poeta valenciano, tiene unas interesantes reflexiones –los días contados– sobre mi artículo de la semana pasada: Vencer o ganar, ¿a qué otra cosa se llama hoy ganar que no sea dinero?, ¿no fue el dinero el que ganó las elecciones de la semana pasada en el estado de México, Coahuila o Nayarit?, ¿no es el dinero el que permite a Donald Trump llegar a la presidencia del país más poderoso en la actualidad y actuar con omnipotencia frente al problema que se presenta, incluida estos días su actitud frente al director de la FBI?

José Cueli