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México SA

Niñez desprotegida

México, en el fondo

¿Futuro nacional?

D

os informes recientes –uno del Inegi, otro de la Unesco– dan cuenta de lo bien que marchan las cosas en este México lindo y querido, y de lo mejor que funciona el modelito económico, sobre todo en lo referente al cuidado y protección de la niñez en el país, el futuro de la nación, según reza el discurso oficial.

El primero de ellos –divulgado por el Inegi con motivo del Día Mundial Contra el Trabajo Infantil– advierte que en nuestro país alrededor de 2.5 millones de niños laboran en condiciones no sólo precarias, sino ilegales, y de la numeralia que ofrece dicho instituto sobresale la siguiente:

La tasa de ocupación de la población de 5 a 17 años fue de 8.6 por ciento en 2013, el primer año del gobierno peñanietista, y disminuyó –si vale el término– a 8.4 por ciento en 2015, es decir, dos décimas de punto porcentual, aunque en volumen las cifras no mostraron alteraciones. De los menores de 5 a 17 años ocupados, nueve de cada 10 (89.6 por ciento) realizan actividades no permitidas. Cuatro de cada 10 (37 por ciento) no asisten a la escuela. De las niñas y niños de ese rango etario en ocupación no permitida, cuatro de cada 10 (42.5 por ciento) no reciben ingresos y 28.8 por ciento percibe hasta un salario mínimo.

En 2015, 5.7 de cada 100 niñas y niños de 5 a 17 años realizan quehaceres domésticos en condiciones no adecuadas. Tres de cada 10 niñas (29.7 por ciento) de ese rango que realizan quehaceres domésticos en condiciones no adecuadas, exceden las 28 horas laborales a la semana, situación que presentan 4.7 por ciento de los niños.

Dentro de la categoría de niños ocupados existen menores que se encuentran en actividades definidas como no permitidas por estar debajo de la edad mínima o en ocupaciones y actividades peligrosas según la Ley Federal del Trabajo. Así, de los menores de 5 a 17 años ocupados, nueve de cada 10 (89.6 por ciento) realizan actividades no permitidas. Lo anterior representa una tasa de ocupación no permitida de la población de 5 a 17 años de 7.5 por cada 100 niñas y niños entre estas edades; la cifra es mayor para los niños (10.7 por cada 100 niños), que para las niñas (4.2, por cada 100 niñas).

En áreas menos urbanizadas, la tasa de ocupación de la población de 5 a 17 años es mayor que en las más urbanizadas, pues en las primeras se presenta en 10.3 y en las segundas, en 5.9 por cada 100 niñas y niños de 5 a 17 años. La tasa de ocupación no permitida de la población de 5 a 17 años en áreas menos urbanizadas es de 9.5 por cada 100 niñas y niños en estas edades, menor que en las más urbanizadas con 5 por cada 100.

El Inegi subraya que según la Conferencia Internacional de Estadísticos del Trabajo los niños de 5 a 11 años no deberían realizar ningún tipo de actividad laboral; el grupo de 12 a 14 años únicamente trabajos ligeros que no perjudiquen su salud o desarrollo y no impidan su asistencia escolar; en tanto que los mayores de 14 años pueden tener un trabajo regular, quedando fuera actividades y condiciones consideradas en la categoría de trabajo peligroso y peores formas de trabajo infantil.

Detalla que al separar por grupos de edad se observa que, de los niños y niñas ocupados, 14 por ciento tienen de 5 a 11 años, 21.8 por ciento de 12 a 14 y 64.2 por ciento de 15 a 17 años. La vulneración del derecho a la educación de los niños conduce a reproducir la situación de pobreza. La Organización Internacional del Trabajo ha señalado que no se erradicará el trabajo infantil sin educación universal, aunque tampoco se podrá garantizar que todos los niños y niñas estén escolarizados a menos que se acabe con el trabajo infantil.

Lo anterior, terrorífico de por sí, se refuerza con el informe divulgado ayer por la Unicef (Estado mundial de la infancia 2016), en el que el organismo especializado de la ONU advierte que en México 31.6 por ciento de los menores sobrevive en condiciones precarias, donde uno de cada tres niños se enfrenta a la inseguridad alimentaria (¿qué fue de la tan cacareada Cruzada contra el Hambre?), con lo que nuestro país se ubica en el escalón 38 –de 41 posibles– en el ranking internacional.

La Unicef detalla que en promedio, uno de cada cinco niños (21 por ciento) de estos 41 países de altos ingresos vive en la pobreza, aunque existen grandes desigualdades: uno de cada 10 en Dinamarca e Islandia, mientras en España (en el puesto 16) la tasa es de 30.5 por ciento; en México de 31.6 y en Chile de 25.5. Finlandia, Islandia y Noruega son los países más eficaces a la hora de reducir la pobreza infantil gracias a las prestaciones sociales y a los impuestos destinados a corregir las desigualdades. En los dos tercios de los países, 40 por ciento de los hogares con los niños más pobres ganan menos que el 10 por ciento de los más ricos. Uno de cada ocho niños está confrontado a la inseguridad alimentaria, un dato que escala hasta uno de cada cinco en Gran Bretaña y en Estados Unidos, y a uno de cada tres en México y Turquía.

En el periodo de referencia, anota el organismo especializado de la ONU, la mayoría de países ricos redujeron su tasa de mortalidad neonatal (durante las cuatro primeras semanas de vida) en años recientes, pero Canadá, Estados Unidos, Chile, México, Bulgaria y Turquía todavía tienen tasas superiores a la media de 2.8 decesos por mil nacimientos.

Sobre el trabajo infantil, la Unesco subraya que los gobiernos ya no pueden pasar por alto los argumentos económicos contra el trabajo infantil. Una tasa elevada de trabajo infantil conduce a un mayor desempleo. Hoy en día, por los 150 millones de niños (de 5 a 14 años) que realizan trabajos pensados para adultos, hay 200 millones de adultos desempleados. Con unas medidas económicas acertadas, los gobiernos deberían garantizar un salario vital decente para que los progenitores puedan enviar a sus hijos a la escuela.

Oficialmente, según su propia información, el gobierno mexicano –el actual y sus antecesores– ha firmado todo tipo de protocolos, acuerdos y compromisos para proteger a la niñez, pero en los hechos no hay buenas noticias sobre el particular. Eso sí, por discursos no para.

Las rebanadas del pastel

Si fue chiste, resultó pésimo; si fue piropo, ni al caso: John Kelly, secretario estadunidense de Seguridad, elogió la labor de la policía mexicana y cree que las fuerzas de seguridad de México pueden entrenar a las policías en Centroamérica. Ajá, es la misma policía que reprueba todas las pruebas de confianza y trabaja en contubernio con el crimen organizado. Entonces, ya se sabe qué tipo de entrenamiento puede ofrecer.

Twitter: @cafevega