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El editor Roberto López Belloso coordinó un libro-homenaje sobre el escritor uruguayo

Periodistas de AL muestran las posturas del alma de Galeano

El volumen, publicado por Siglo XXI, incluye textos de Elena Poniatowska, Sebastião Salgado y Joan Manuel Serrat

Fue una figura relevante del periodismo narrativo del continente

 
Periódico La Jornada
Lunes 19 de junio de 2017, p. 6

El escritor y periodista uruguayo Eduardo Galeano (1940-2015) siempre tuvo una relación muy particular con la religión. Contaba que de niño quería ser santo o futbolista, hasta que experimentó una gran crisis de fe que lo separó de esa niñez católica. Sin embargo, nunca dejó de tener un vínculo con algunos aspectos del cristianismo, expresa el periodista uruguayo Roberto López Belloso (1969). Cuando tuvo que escoger el título de una novedad editorial, sus autores dijeron a modo de broma: Eduardo, sin duda, está en el paraíso, sin embargo no está con los documentos en regla.

Entonces, al libro que explora los temas del autor de Las venas abiertas de América Latina, más que su vida, se le tituló Eduardo Galeano, un ilegal en el paraíso (Siglo XXI, 2017). López Belloso, editor del volumen y jefe de redacción del seminario Brecha, cuando Galeano integraba el consejo asesor, explica en entrevista con La Jornada que la idea surgió de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) que quería hacerle un homenaje. La idea partió de Quito y el formato se lo dimos en Montevideo, precisa el también poeta, quien conversó con Helena Villagra, viuda de Galeano.

Para tal efecto fueron convocados varios periodistas de América del Sur y México, cuyas edades varían entre 30 y 40 años, que no necesariamente lo hayan conocido, para que trataran alguno de los temas que Galeano solía abordar en sus libros, pero con la mirada periodística de hoy. Esos capítulos fueron cruzados con notas del editor que los hacía dialogar con lo escrito por Galeano sobre los mismos temas.

El volumen también incluye tres capítulos especiales con textos de tres amigos suyos: Abrazo de palabras, de la escritora y periodista Elena Poniatowska; Juntos en la tempestad, del fotógrafo brasileño Sebastião Salgado, y La casa de las palabras, del cantautor catalán Joan Manuel Serrat.

En el perfil, De amor y de posguerra (cómo Galeano se convirtió en Galeano), escrito por López Belloso, se pretende mostrar las posturas del alma del autor, desde su infancia, su primera vinculación con la política, el inicio de su relación con el periodismo, la ya mencionada crisis existencial, el intento de suicidio, su cambio de nombre y el encuentro con su estilo literario que “no nace con Las venas abiertas de América Latina (1971), su libro más conocido, sino con Días y noches de amor y de guerra (1978)”.

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En Eduardo Galeano, un ilegal en el paraíso, López Belloso (imagen) convocó a periodistas de América del Sur y México, de entre 30 y 40 años de edad, para que trataran alguno de los temas que Galeano solía abordar en sus libros, pero con la mirada periodística de hoyFoto María Luisa Severiano

Un capítulo final se refiere a los múltiples traductores de su obra a idiomas que van desde el alemán al turco.

Resultó “difícil elegir un puñado de 10 o 12 temas, porque la pluma –luego la computadora– de Eduardo era realmente multifacética”.

Seleccionaron uno por país y que tuviera que ver con los asuntos que Galeano había tocado: “Argentina, el periodismo, porque su tarea más lograda como periodista la hizo allí en la revista Crisis; Bolivia, los mineros, que le abren la cabeza y la mirada en un viaje que realizó muy joven; Brasil, la esclavitud y el racismo; Chile y Uruguay, los derechos humanos; Ecuador, el futbol; Perú, los agricultores; Paraguay, los indígenas; México, la mujer, y Colombia, el uso de la palabra sentipensante en su obra en un intento de definir su lucha contra los divorcios entre el cuerpo y el alma”.

Roberto López Belloso señala que éste no es el primer estudio sobre Galeano y su obra.

Desacralizaba los temas trascendentes

Respecto de su estilo, Galeano siempre decía que “buscaba el tratamiento para adelgazar, o sea, decir cada vez más con menos palabras, y lo logró. Para mí Memoria del fuego y Espejos son los libros que mejor resumen su estilo, el cual consiste en contar aquellos temas trascendentes, de fondo, de la historia y de la vida diaria de los pueblos, pero de manera no sacralizada, aunque sin ser superficial”. Es decir, limpiar el polvo de la solemnidad de los supuestos grandes temas.

El entrevistado recuerda a Galeano como un gran periodista, aunque reconoce que el Eduardo escritor, con el tremendo éxito obtenido con todos sus libros, tapó un poco al primero. Para mí es uno de las figuras relevantes del periodismo narrativo latinoamericano sin ninguna duda, aseguró.

En cuanto a su trato personal con Galeano, López Belloso lo recuerda como una persona sencilla, alejada del estereotipo en el trato cotidiano del prócer, muy llana, muy de la ida y vuelta, aun con quienes, por edad o trayectoria, no éramos sus pares.