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Radiografía de la diversidad religiosa en México
L

a diversificación religiosa en México es un abanico amplio y colorido. El panorama sociorreligioso en el país sigue transformándose y a las creencias más conocidas ahora se suman distintas formas de percibir lo divino. La diversificación apuntada también conlleva actitudes sobre y ante la vida, así como prácticas éticas derivadas de las distintas creencias.

La Red de Investigadores del Fenómeno Religioso en México (Rifrem) ha publicado un instrumento muy valioso para cuantificar el cambio religioso en el país. La herramienta es igualmente útil como fuente primaria para realizar un análisis más profundo sobre este importante tema en la vida de nuestra sociedad, dice la presentación de la Encuesta Nacional sobre Creencias y Prácticas Religiosas en México, Rifrem 2016.

De los resultados del ejercicio demoscópico me ocupo, por ahora, de tres tópicos. Para empezar, el estudio muestra variaciones por zona en el cambio religioso mexicano. Divide en cinco regiones al país y describe la movilidad religiosa de cada una de ellas en tres categorías: cambio religioso elevado, emergente y lento o moderado. La zona Pacífico Sur y Sureste (Cam­peche, Chiapas, Guerrero, Oa­xa­ca, Quintana Roo y Yucatán), al igual que en la Norte, Noreste y Golfo (Coahuila, Chihuahua, Durango, Nuevo León, Tamaulipas y Veracruz) reportan cambio religioso elevado. Las excepciones son, en la primera, Guerrero y Oaxaca; mientras en la segunda, la singularidad es Durango, las tres entidades tienen cambio religioso lento o moderado. En la región Centro (Ciudad de México, Hidalgo, estado de México, Morelos, Puebla y Tlaxcala), la capital del país, la entidad mexiquense y Tlaxcala tienen cambio religioso emergente, mientras en Puebla es lento o moderado y en Morelos elevado. ¿Por qué la variación es contrastante dentro de una región y/o entre regiones? Sin duda en el tema inciden varios factores, entre ellos, razones históricas, fortaleza/debilidad de las religiones tradicional o nuevas, formaciones culturales regionales y resistencia/hospitalidad al cambio.

Un segundo punto que abordo es el referente en la encuesta al apartado titulado Cambio de religión. Noventa y cinco por ciento de los consultados manifestó pertenecer a una religión, y 5 por ciento a ninguna. Las regiones con mayores porcentajes de personas sin pertenencia religiosa son la Pacífico Sur y Sureste y la Noroeste (Baja California, Baja California Sur, Sinaloa y Sonora), ambas prácticamente con el mismo número, 8 por ciento. Las causas por las cuales manifestaron las personas no pertenecer a religión alguna son variadas: todas las religiones son falsas, ser librepensador, ser agnóstico/ateo, por educación familiar, practicar el costumbre (motivo muy importante en zonas predominantemente indígenas), sólo estudiar la Biblia, no creer en autoridades religiosas, en busca de alguna opción religiosa convincente, ser espiritual pero no religioso y alguna otra razón distinta a las anteriores.

De la población encuestada, 10.4 por ciento respondió que ha cambiado de religión. De tal cifra, 57 por ciento dijo haber sido católico para adoptar una nueva creencia religiosa. A este grupo le sigue en el cambio de una fe hacia otra el de los testigos de Jehová, dentro del cual 11 por ciento mudó de creencia. En tercer lugar estuvieron quienes respondieron haber sido parte de alguna Iglesia cristiana (sin especificar cuál), con 10 por ciento.

En cuanto al motivo del cambio de religión, la mayoría de las respuestas fueron que la religión anterior ya no le satisfacía (17 por ciento), la religión actual se apega a los fundamentos bíblicos (16.8 por ciento), decisión de buscar la verdad por sí mismo (13.2 por ciento), estar convencido de que la nueva religión es la verdadera (10.5 por ciento) y haber encontrado en la religión actual un sentido para vivir (9.3 por ciento). Los porcentajes restantes en este rubro apuntan hacia motivos existenciales, familiares, ayuda para salir de aguna adicción y más libertad doctrinal.

A la pregunta ¿en su familia más cercana, todos pertenecen a la misma religión?, el promedio conjunto de las regiones fue sí (78.5 por ciento), y no (21.5 por ciento). La región con mayor porcentaje de no fue la Norte, Noreste y Golfo (30 por ciento). Mientras la de menor respuesta del no la representaron la regiones Centro Occidente y Centro Norte (Aguascalientes, Colima, Guanajuato, Jalisco, Michoacán, Nayarit, Querétaro, San Luis Potosí y Zacatecas), con 11.8 por ciento.

El tercer tema que abordo, de los varios que reporta la encuesta, es el referente a la razón por la cual se tiene una cierta identidad religiosa. Cuarenta y uno punto ocho por ciento externó ser creyente por tradición, 28.3 por convicción, 18 por ciento creer a su manera y en porcentajes menores fueron expresados otros motivos; 47.3 de la población identificada con el catolicismo externó serlo por tradición, 27 por convicción y 5 por ciento ser creyente practicante. Por su parte, en la población evangélica 50 por ciento dijo serlo por convicción, 12.5 por tradición y 10.5 por ciento creyente practicante.

La encuesta refleja varios temas más que los aquí mencionados. El estudio ha sido publicado en forma impresa y también está disponible en línea. El instrumento permite cruzar datos, hacer comparaciones y estimula el análisis para, primero, entender las dimensiones del cambio religioso en México, y, después, intentar explicar las razones del mismo y sus alcances para la diversificación no solamente religiosa en el país.