Opinión
Ver día anteriorViernes 30 de junio de 2017Ver día siguienteEdiciones anteriores
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El vuelo en la obra de José Nuño
Foto
Aleteo vertiginosoFoto Pablo Espinosa
A

l mirar las luminosas telas de José Nuño, expuestas actualmente en la galería mexicana NH de pintura en París, sentí brotar de ella la vibración del revoloteo de un colibrí. Aleteo vertiginoso que esconde las diminutas alas coloridas con su movimiento incesante: el colibrí aletea entre 60 y 70 veces por segundo, pero puede alcanzar el récord observado por el ornitólogo francés Berlioz de 200 aleteos en un segundo, velocidad vertiginosa que vuelve invisibles al ojo humano las alitas.

La exposición, titulada Itinerarium, me trajo a la memoria la visión obsesionante del vuelo de un colibrí, vuelo atrapado por sus pinceles en el interior de sus telas inspiradas por distintas ciudades recorridas en sus viajes. Ciudades vistas desde el vuelo de un colibrí, aunque también de un avión e incluso de un dron.

En efecto, el revoloteo del vuelo suspendido de un colibrí sobre Roma, Berlín o París me devolvió la contemplación obsesionante de uno de estos pajaritos durante casi dos meses. Fue en la Ciudad de México, a donde había viajado a causa del entonces próximo final de mi padre. Mientras esperaba su último respiro, sentada frente a una ventana que daba al jardín, mi mirada cayó sobre un colibrí ocupado en un ir y venir entre las flores de buganvilia. Incansable, el ave revoloteaba extrayendo con su pico el néctar de la flor. Su vuelo, incesante revoloteo, podía ser detenido en el aire, subir, bajar, ir hacia adelante o hacia atrás.

Un gato de angora, trepado en una tabla abandonada sobre un montículo, contemplaba al colibrí acaso con mayor atención que yo. Su observación era de asechanza: su objetivo era atrapar al pajarito, juguetear con él, como lo hacía con algunas lagartijas cuya muerte no dejaba de sorprenderlo cuando ya no las veía moverse. Al principio, temí por la vida del colibrí. Muy pronto, me di cuenta que el gato no tenía ninguna posibilidad de cazar la pequeña ave que parecía burlarse de él.

En las pinturas de José Nuño pude volver a percibir el revoloteo de las alas invisibles del colibrí. Vibraban entre las pinceladas transmitiendo al espacio de la tela el movimiento del vuelo. Abajo, los trozos de ciudades parecían respirar a la vez aire y luz. Mirada exterior de Venecia, México o Milán, despierta en el espectador la sensación de libertad que proporciona el vuelo. Sensación de extravío y de peligro: el volador se abisma en la profundidad del cielo poseído por el éxtasis del vuelo. Sensación también de júbilo y de serenidad al planear entre las nubes.

La mirada de José Nuño nos entrega, en sus telas, el espíritu de los pobladores de las ciudades recorridas durante sus numerosos viajes. Y quien dice viaje, dice vuelo, nave, lejanía. Esa distancia con que puede volver a descubrirse el mundo y mirarlo de nuevo por primera vez como se ve una revelación.

Si José Nuño no pudo asistir a la inauguración de Itinerarium, pues prepara una gran exposición en el Palacio de Bellas Artes en México, Kiara y Tadzio, sus muy jóvenes y audaces hijos, dueños de esta primera galería mexicana en París, nos guían a través de sus ciudades, de cuadro en cuadro, colgados de las paredes de la planta baja y la cava.

Me indican que el título de Itinerarium proviene de la oración rezada por el sacerdote antes de comenzar un nuevo viaje, oración recogida en la Carta de las rutas de Roma.

Viajero nato, Nuño es un pintor mexicano especializado en el neoclasicismo, y quien ahora explora otros horizontes de la abstracción como se ve en las telas expuestas estos días en la galería NH. Multifacético, también escultor, muralista y cineasta, ha expuesto en numerosos museos de México y otras capitales.

NH nos ofrece una bella muestra de sus obras en una galería que va creando su público agradablemente juvenil, en una ciudad con tantos polos de atracción artística. Exposición recibida con reconocimiento en esta capital como, sin duda, lo será en el Palacio de Bellas Artes el próximo año.