Opinión
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México SA

Euforia refrigerada

Crecimiento raquítico

SNA muestra el cobre

N

adie sabe, nadie supo, pero se ha desinflado la euforia que en ciertos círculos económico-financieros provocó el decreto oficial de que en esa materia todo funciona razonablemente bien. El mes pasado –tras el resultado electoral en el estado de México– todo el circuito reaccionó positivamente y decidió aumentar –es un decir– su estimación sobre lo que ha dado en llamar crecimiento, en el entendido –decía– de que los indicadores se muestran más sólidos que lo previsto.

Pero tras la elección del virrey tricolor en la tierra peñanietista y como por arte de magia, los eufóricos comenzaron a recular y parecen regresar a la realidad, es decir, se aleja de la verdad oficial. Entre tales entusiastas se contaron a los grupos de especialistas del sector privado nacional y foráneo consultados permanentemente por el Banco de México, quienes, tras muchos meses al hilo de reducir y reducir la expectativa de crecimiento, en junio pasado decidieron, como por arte de la magia electoral, elevar (apenas dos décimas de punto porcentual) por primera vez su pronóstico en la materia.

Sin embargo, el gusto apenas les duró un mes, porque en su nuevo pronunciamiento tal pronóstico a duras penas se movió una décima de punto porcentual con respecto al mes inmediato anterior, lo que para efectos prácticos no es nada, pues de cualquier suerte la posibilidad por ellos prevista es que la economía mexicana crezca, si bien va, 1.98 por ciento en el presente año.

De concretarse tan raquítico pronóstico, y sumado éste a los cuatro años previos del gobierno peñanietista, el gran logro del México en movimiento arroja el siguiente resultado: la poderosísima economía nacional registraría una tasa anual promedio de 1.99 por ciento, una proporción que, dadas las urgencias del país, no alcanza ni para la propina.

Si se considera la estimación que el citado grupo de especialistas ha hecho pública para 2018 (2.23 por ciento, en pleno año electoral), entonces el brinco económico registrado por el país sería histórico, pues la tasa promedio anual se elevaría a… dos por ciento. La situación se complica aún más, porque tal grupo incluye su pronóstico para 2019 (2.29 por ciento), el cual sólo confirma que la tendencia de la economía mexicana es la misma de siempre, con todo y las reformas que –versión oficial– provocarían un avance anual superior a 5 por ciento.

Las reformas no sólo se aprobaron, sino que –también versión oficial– se han llevado a la práctica, y de cualquier suerte la economía se mantiene estática, sin crecimiento y desarrollo. Y el sexenio peñanietista heredará la misma dinámica que recibió, la cual, según dijo el de Los Pinos, él se encargaría de romper para crecer al ritmo que el país necesita. Pero no. Deja a la siguiente administración gubernamental el mismo dos por ciento que tanto daño le ha hecho al país a lo largo de las últimas tres décadas y media.

En el rubro en el que los citados especialistas se muestran mucho más generosos que en materia de crecimiento es en el de los precios al consumidor, pues estiman que en 2017 –el año de la inflación temporal, producto del mega gasolinazo de enero pasado– tal indicador se ubique, si bien va, en 6.02 por ciento, el doble de 2016 y el más elevado desde cuando menos nueves años.

Así, crecimiento inexistente e inflación creciente constituyen una mezcla explosiva que estará presente en las próximas campañas electorales por el hueso mayor (Los Pinos) y un elemento fundamental que debe ser ponderado por los electores a la hora de emitir su voto (primero consulten sus bolsillos y después sufraguen), en el entendido de que serán bombardeados con todo tipo de mentiras, chantajes y conexos por las siempre manipuladoras empresas políticas (los autodenominados partidos) participantes en tal proceso, el cual, desde ya, se observa más que complicado y espinoso.

Como lo hace mes tras mes, el grupo de especialistas divulgó lo que a su entender son los principales problemas (factores, les llama) que podrían obstaculizar el crecimiento económico de México. En orden de importancia los presente de la siguiente manera: plataforma de producción petrolera (que se encuentra en un bajo nivel no visto desde hace más de dos décadas); problemas de inseguridad pública; incertidumbre política interna; debilidad del mercado externo y la economía mundial; y presiones inflacionarias del país.

De acuerdo con la evaluación que hacen los 37 grupos consultados, los problemas que mayor crecimiento registran son las presiones inflacionarias en el país (con un crecimiento de 85 por ciento con respecto a junio de 2016); aumento de precios de insumos y materias primas (38 por ciento de avance); incertidumbre política interna (35 por ciento); debilidad en el mercado interno (20 por ciento); incertidumbre sobre la situación económica interna (19 por ciento); e inseguridad pública (10 por ciento).

Ese es el panorama que desde su atalaya observan los grupos de especialistas consultados por el Banco de México, pero lo que de plano no levanta es el Indicador de Confianza Empresarial (ICE) al que el Inegi da puntual seguimiento.

En su reporte correspondiente a junio, divulgado ayer, tal instituto revela que por sector de actividad en el sexto mes del año el ICE registró el siguiente comportamiento: el relativo a la construcción se redujo un punto; el de las manufacturas medio punto y el del comercio 0.4 puntos, ello con relación a igual mes de 2016.

Con tales resultados se confirma que el citado indicador se encuentra en su nivel más bajo, y por mucho, desde el inicio del sexenio peñanietista, e incluso resulta menor al reportado al inicio de 2012.

Para elaborar el ICE el Inegi consulta a los directivos empresariales sobre temas y situaciones concretas: momento adecuado para invertir; situación económica presente del país; situación económica futura del país; situación económica presente de la empresa; y situación económica futura de la empresa. Todas las respuestas fueron negativas.

Las rebanadas del pastel:

Todavía no arranca a plenitud el denominado sistema nacional anticorrupción y ya muestra el cobre. Resulta que su comité coordinador rechazó ayer exhortar al gobierno federal a entregarle información sobre el presunto espionaje registrado contra periodistas y defensores de derechos humanos. ¿Y quién forma parte de tal comité? Areli Gómez, ex titular de la PGR, actual secretaria de la Función Pública y conocedora de Pegasus y su utilización. Y después se quejan porque nadie confía en ellos.