Opinión
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Ciudad Perdida

Sheinbaum acepta el reto

Suma apoyos a sus aspiraciones

Comprende los problemas de la ciudad

L

as cartas están abiertas y sobre la mesa. Para un importante grupo de gente, militantes y no, de Morena, quien los debe representar para la contienda política por la Ciudad de México es la delegada de Tlalpan, Claudia Sheinbaum, quien aceptó, desde ya, el reto.

Para ese fin se construyó un escenario donde la voluntad política de los que se reunieron, en terrenos de la delegación Cuauhtémoc, fue establecer su confianza en la posibilidad de que la hoy delegada pueda gobernar la capital del país.

En ese acto, al que también concurrieron organizaciones no gubernamentales, se establecieron compromisos que difícilmente podrían ser superados. La honestidad a toda prueba fue uno de ellos, tal vez el de mayor calado, cuando se dice que la Ciudad de México no se ha salvado del mal que impacta a toda la nación.

Para quienes la apoyaron abiertamente, la mejor opción de Morena es Claudia, y una de las razones fundamentales es su comprensión de los problemas de la ciudad y su posibilidad de hallar soluciones que encuadren en los requerimientos que hoy exige, por ejemplo, el cuidado del medio ambiente, pero también, desde luego, su fortaleza en la defensa de los derechos humanos, que en la vorágine del capitalismo neoliberal peligran día con día. Eso es lo que advierten los tres delegados –de Azcapotzalco, Tláhuac y Xochimilco– que se reunieron con ella para manifestarle su respaldo.

El hecho este, que pareciera un destape tempranero, supone, desde luego, que la contienda dentro de Morena será difícil, aunque esperamos que no sea salvaje porque podría ser la carta de presentación de un grupo de políticos que sin perder ni un pelo en su manera de pensar han madurado lo suficiente para poder competir sin llevar a la arena de la lucha política las viejas prácticas que se heredan de otras fuerzas políticas.

Sea Claudia o quien sea, la Ciudad de México requiere ahora de una forma diferente de concebir la política. Las prácticas de hoy se han agotado; ganar la ciudad comprando votos no es opción, las formas de control corporativo ya no surten efecto y nadie puede creer ni tener confianza en las alianzas de los contrarios, que confunden y no significan cambio.

Si esas condiciones no las cumple la hoy delegada de Tlalpan de ninguna manera debería meterse en la contienda. Debe medir con mucha certeza sus posibilidades; mirar de cerca si su experiencia política le alcanza para una tarea del tamaño de gobernar a la Ciudad de México, porque un fracaso en este terreno dañaría todo el proyecto de Morena que se anuncia como una opción para el país.

De pasadita

El jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera Espinosa, viajará este fin de semana a Guerrero, donde echará a andar un proyecto de seguridad, que en términos teóricos nadie debería rechazar. Se trata de un plan al que se denominó Fuerza Conago y por el que mandatario capitalino pretende crear una fuerza común con todos los estados de la República, a fin de combatir con eficacia los ataques y los daños que causa el crimen organizado.

El proyecto es sin duda una muy buena propuesta, pero invade el terreno de las ambiciones políticas, y allí es donde el interés público, el compromiso por ayudar a las mayorías, y al país, se estrella. Mancera tiene fe en que buena parte de los gobernadores se comprometan con el proyecto, pero la realidad nos dirá, seguramente, otra cosa.

Por lo pronto, Miguel Ángel Mancera ya envió a Guerrero un puñado de patrullas que sería parte de ese cuerpo de seguridad, que sin duda hace falta al país. Bien por la idea, lástima que los tiempos políticos no le auguren buen futuro.