Sociedad y Justicia
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Trastorno por atracón afecta a 1.6% de mexicanos
 
Periódico La Jornada
Viernes 7 de julio de 2017, p. 31

El trastorno por atracón (TA) tiene una prevalencia de 1.9 por ciento en el mundo, y es más común que la anorexia y la bulimia juntas, señaló Armando Barriguete, primer latinoamericano fellow de la Academia de Desórdenes Alimenticios.

También director de la Clínica Ángeles de Trastornos de la Conducta Alimentaria, dijo que se estima que en México la prevalencia es de 1.6 por ciento; 60 por ciento son mujeres y 40 por ciento hombres, pertenecientes a cualquier nivel socioeconómico y de todas las edades, aunque es más común en adultos, lo que lo convierte en un problema de salud pública y social.

El TA fue reconocido por primera vez en 2013 por el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5, por sus siglas en inglés) como un desorden específico de la conducta alimentaria, que se caracteriza por falta de control en la ingesta de una cantidad de alimentos claramente superior a la que la mayoría de las personas comerían en un periodo similar, en circunstancias parecidas y con una frecuencia recurrente de al menos una vez a la semana durante tres meses o más.

Bulimia

En entrevista, David Luna Domínguez, siquiatra con especialidad en trastornos de la conducta alimentaria y experto del Instituto Prado, clínica especializada en estos padecimientos, precisó que la diferencia entre bulimia y TA radica en que la primera se caracteriza por tener atracones y conductas compensatorias, como vomitar, hacer dieta o ejercicio, o tomar laxantes para contrarrestar el efecto de lo ingerido, mientras el TA no las tiene.

Remarcó que el atracón es el más común de los tres trastornos de la conducta alimentaria, y el menor de todos es la anorexia nerviosa, seguida de la bulimia. Estos padecimientos no son condiciones que se superen, pero con los tratamientos adecuados se puede aspirar a una remisión parcial o completa de la enfermedad, afirmó.

El pronóstico de avance con el tratamiento depende de si el paciente presenta condiciones adversas o favorables, de comorbililidades existentes, de si cuenta con apoyo familiar o no.

Entre las consecuencias físicas que genera el TA, la más asociada es el desarrollo de sobrepeso y obesidad, y derivadas de éstas están el desarrollo de síndrome metabólico, diabetes, hipertensión y dislipidemias. También puede ocasionar alteraciones endocrinológicas.