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La obra del dramaturgo contiene imágenes de José Francisco Camacho Ruiz

Ricardo Guzmán reflexiona en libro sobre lo más humano de la lucha libre

Este espectáculo-deporte toca lo inconsciente, lo social y partes muy profundas del espectador, señala el autor

Cuando hay sangre, uno se conecta con ella, agrega

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Función en la Arena México el 19 de mayo pasado en la que los gladiadores del Consejo Mundial de Lucha Libre se jugaron el físico en el cuadriláteroFoto Notimex
 
Periódico La Jornada
Jueves 13 de julio de 2017, p. 9

¿Qué es lo que nos pasa cuando vamos a ver la lucha libre? A partir de esta interrogante el escritor, dramaturgo y narrador Ricardo Guzmán Wolffer realizó una investigación que derivó en el libro Lucha libre: sin límite de sangre.

La publicación, de Ediciones B, con 180 páginas, incluye numerosas fotografías de José Francisco Camacho Ruiz. Se presentó ayer en la sala Adamo Boari del Palacio de Bellas Artes.

Según el autor, desde los códices prehispánicos, la sangre es a los mexicanos lo que las hamburguesas a los gringos, el Nilo para los egipcios, el vino para los franceses o el tango para los pibes: algo que nos define, pero que nos repele. Nos encanta ver sangre, mientras no sea la propia, más cuando ésta significa algo: ya sean las muertes floridas, la lucha entre invasores e invadidos, la muestra de que somos capaces de entregar todo antes que la tierra...

En Lucha libre, sin límite de sangre este deporte-espectáculo transita entre cultura, show, hemoglobina y desahogo, que puede crear mitos y derribar ídolos, pero también plantea la eterna metáfora del bien contra el mal que todos llevamos dentro.

Incluye varias entrevistas con especialistas en lucha libre, como deportistas, periodistas y analistas, además de las luchas más sangrientas de este deporte-espectáculo de enorme tradición en el país.

Guzmán Wolffer explicó que uno de los principales propósitos del libro es reflexionar sobre lo que le pasa a una persona cuando asiste a una función de lucha libre sangrienta y, por otro lado, lo que ocurre en la mente de sus protagonistas.

Por ello, consideró que este título le puede gustar tanto a los que nunca han ido a ver lucha libre como a los que la repudian, debido a que invita al lector a reflexionar sobre su vida cotidiana y su quehacer social.

Es un libro en el que el lector termina por reflexionar sobre sí mismo. Es un ensayo sobre lo más humano de la lucha libre, y aspectos como la reflexión y el autoconocimiento, la búsqueda de conciencia a partir de lo que nos sucede.

Señaló que hay personas que consideran que en esta disciplina todo es actuado, sin entender el fenómeno que se desarrolla en la historia personal de cada uno de los luchadores y la interpretación colectiva que hacen los aficionados.

El hecho de ver un luchador ensangrentando evidencia que algo real está sucediendo, convenza o no. Cuando hay sangre, uno simplemente se conecta con ella. Esa conexión sucede tanto en el público como en los luchadores.

Para Ricardo Guzmán Wolffer, por medio de los nombres, atuendos y diseños, los luchadores simbolizan la lucha eterna entre el bien del mal, pero no en sentido estricto. Toca lo inconsciente, lo social y partes muy profundas del espectador, pero es necesario hacer conciencia de lo que sucede para comenzar a entenderlo.