Opinión
Ver día anteriorJueves 13 de julio de 2017Ver día siguienteEdiciones anteriores
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El cuerpo, metáfora del tiempo
Foto
Envuelta, obra de la fotógrafa , se exhibe desde anoche en la Celda Contemporánea del Claustro de Sor Juana (Izazaga 92, Centro Histórico), como parte de la exposición La humedad del silencio. El material en su conjunto está publicado en un libro, El silencio luminoso, en la colección Luz Portátil de Artes de México, acompañada con un texto de Sandra LorenzanoFoto Yamina del Real
N

o hay nada de lo humano que no esté atravesado por el cuerpo. Y no hay nada en el cuerpo que no sea límite. Intervención. La nostalgia del ser. El anhelo de lo perdido. El cuerpo no es la metáfora de la humanidad, es la metáfora del tiempo. Dónde la contradicción hace nido. No hay ficción más profunda que el cuerpo.

El pensamiento más complejo es primero hambre, frío, amor, miedo, sexo, deseo, supervivencia y todo esto existe en la carnalidad de la existencia.

El cuerpo nunca aparece despojado de significado. Es un cuerpo socializado, ideologizado, simbolizado. Vestido o desnudo. Enmarcado en un entorno o aislado. Quieto o en movimiento.

Sobre todo en la ausencia, el cuerpo femenino.

Sabemos que una cosa no puede observarse a sí misma, es inanimada, es para el que la posee o la mira. Cuando la cosa se mira, en este caso el cuerpo femenino, se vuelve discurso y recurso. Apropiación.

No hay tarea más compleja que el conocimiento de sí. Para las mujeres a través de siglos ni siquiera les fue permitido este conocimiento. Nacían con un escrito sobre sus cuerpo dónde les era explicado lo que eran. Lo que debían sentir. Pensar. Desear. Animales sin alma, como la Iglesia y la filosofía las concibió por mucho tiempo. Sin embargo, la animalidad nos salva, nos hermana. El deseo que no puede reprimirse con la ablación, cómo no se reprime el lenguaje si te cortan la lengua. Ese deseo se sublima, se expande. Sucede la humanidad en las mujeres. Emergen como personas. No importa cuánto se las calle, se las mate o se las desaparezca. No importa cuánto se las encierre en sus cuerpo. Las mujeres en algún momento surgen.

Mi trabajo parte de la necesidad de hacer visible la relación del cuerpo con el entorno. Poner en evidencia, cuestionar y reflexionar sobre la alienación, la identidad, la cotidianidad, la intimidad, el amor, el deseo, la sexualidad la violencia, la vulnerabilidad, el poder, la mentira, la política.

* Fotógrafa