15 de julio de 2017     Número 118

Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER

Suplemento Informativo de La Jornada

Testimonio

Salimos todos en familia,
trabajamos en Sinaloa, Zacatecas,
Jalisco… Trabajamos duro

Castro  Originario de Santa María Tonaya, municipio de Tlapa de Comonfort, Guerrero (en ese poblado suman alrededor de 600 habitantes, todos tlapanecos o me’phaa), 57 años de edad


FOTO: Isabel Margarita Nemecio

Nosotros somos 15, mi esposa, hijos, nueras, niños. Salimos todos juntos de nuestro pueblo, Santa María Atonaya; de hecho todo el pueblo sale a trabajar en el campo a varios estados, muy pocos se quedan, casi sólo se quedan las autoridades. Cerramos todo y salimos. Allá dejamos sembrado maíz para comer nosotros y cuando hay buen tiempo nos da para gastos, pero es poquito pues sembramos en laderas.

Y no hay más. Lo único que se hace allá son petates, pero hay que comprar la palma y tardamos dos o tres días para hacerlos; sólo nos pagan 50 o 60 pesos por petate y además ya no se usan pues se usan colchones, casi no se venden.

Yo empecé a trabajar como jornalero a los 14 años de edad, en Morelos, en ese entonces había mucho trabajo y nos pagaban 20 pesos por día. Ahora tengo siete hijos, el más grande de 40 años y el menor de 18, y tengo nietos, todos andamos juntos, todos trabajamos, también las mujeres; ellas no han sufrido acoso, pues como familia nos apoyamos siempre, nos cuidamos. Los niños no pueden trabajar todavía, están muy chiquitos, y los tenemos allí en las orillas de las huertas. Gracias al trabajo hemos podido construir nuestra casa.

Pero corremos muchos riesgos. El 15 o 20 de diciembre vamos a Sinaloa (allá ha habido muchos muertos, por accidentes en carretera, también en Chihuahua y otros lugares); piscamos jitomate… estamos como tres o cuatro meses. Y regresamos al pueblo a sembrar maíz, en la milpa. A partir de mayo estamos en Zacatecas. Ahora mismo (julio) estamos en Río Florido, Zacatecas, estamos en pisca de tomate y pepino. Trabajamos por destajo, o sea que nos pagan por bote, pero tuvimos unos días de pago por día, y este año nos fue bien, fueron 200 pesos por día, el año pasado fueron 130 por día. Y hay montones de gente que quiere trabajar, vienen de Oaxaca, de Guerrero y de otros estados.

Después de Zacatecas, nosotros, nuestra familia, nos vamos a Arandas, Jalisco, allá el trabajo es pisca de puro tomatillo, de ese que se ve azul, y termina el 10 o 15 de noviembre, de allí nos vamos a nuestro pueblo y entonces cosechamos un poco de maíz.

Ahorita en Zacatecas estamos por destajo. Vamos todos a un mercado. Nosotros le decimos “mercado de gente” y así es en muchos lados. Estamos allí desde las 5 de la mañana o 5:30. Allí se juntan todos los que quieren trabajar y pasan camiones que nos llevan a algún rancho; si vamos lejos nos llevan desde muy temprano y si es cerca nos recogen a las 6 o 6:30. Nosotros vamos todos juntos en familia. Cada día es un patrón diferente, un campo diferente. En el destajo hay muchas cosas que varían.

Hay ocasiones en que tenemos que esperar un poco para empezar a trabajar, debido a la lluvia, hay ocasiones en que hay mucha fruta, y otras en que hay poca. Y si va uno adelante pues agarra más pero si va uno en segundo o tercero pues ya hay menos para cosechar. Como tenemos que llenar el camión, a veces nos tardamos tres horas, o a veces cuatro o cinco. Generalmente llegamos al campo, desayunamos y empezamos el trabajo a las 8:00 o incluso 9:00 de la mañana. A veces terminamos a la una y a veces a las tres de la tarde. Ya de allí nos vamos a los cuartos (viviendas que rentan). A destajo podemos ganar 250 o hasta 300 pesos, pero hay que apurarse mucho y es muy cansado.

Los niños van a la escuela, a la primaria, pero poco, dos horas diarias, de 6:00 a 8:00 de la noche. No creo que terminen la primaria o la secundaria, pues es muy poco lo que estudian. En el campo (en Zacatecas) no corren riesgos, pues el camión que nos recibe los botes están parados, no se están moviendo como en los campos de Zacatecas, y en cuanto a los agroquímicos, pues hasta ahorita no nos han afectado. Pero sí, en Sinaloa hacen fumigaciones aéreas.

¿Qué va a pasar cuando deje de trabajar, pues mis hijos me van a apoyar. Siempre hemos andado juntos, trabajando juntos como familia. Hasta hace unos años la Sedesol (Secretaría de Desarrollo Social) daba unos apoyos allá en Tlapa para los jornaleros. Ahora ya no. ¿Cómo me voy a pensionar, sino tengo un patrón fijo?, cada día es uno diferente. A lo mejor hay que ver con Sedesol allá en Tlapa.

Como nos movemos mucho, sí encontramos muchos riesgos en el camino. Ya nos ha pasado varias veces que, apenas pasamos las casetas de Chalco y de Ojo de Agua, en el estado de México, unos uniformados, que traen carro y todo nos piden papeles. Nos piden identificaciones y dizque la tarjeta de turismo, nosotros les decimos que no somos turistas, que somos jornaleros y vamos a trabajar. Nos sacan dinero; si no queremos dar nos amenazan con llevarnos a lo oscuro o meternos una infracción. Yo ya reporté esto a (Centro de Derechos Humanos) Tlachinollan y a la Red de Jornaleros (Red Nacional de Jornaleras y Jornaleros Agrícolas). Me dijeron que van a investigar.

Yo creo que han subido los pagos por día gracias a la lucha de jornaleros que se está dando ahora, pero la experiencia que tenemos de sindicatos de antes es mala. Estuvimos en uno en el Valle Culiacán. No nos defendieron nada. Nada más nos descontaban de nuestro sueldo y se quedaban con ese dinero. Se aprovechaban de nosotros.

¿Mis nietos van a ser jornaleros? Pues no hay de otra. Con el trabajo del jornal podemos pagar la renta. En Zacatecas nosotros (la familia) estamos ahora rentando cuartos, seis, a cien pesos la semana cada uno. Nosotros llevamos parrilla para preparar la comida. Lo que nos pagan sirve para pagar la renta, para comer y para el regreso a nuestro pueblo.

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