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Tienen menor costo y toxicidad: investigadoras politécnicas

Experimentan con ortiga y palo azul para tratar la artritis reumatoide
 
Periódico La Jornada
Lunes 24 de julio de 2017, p. 16

Al evaluar distintas especies de plantas tradicionalmente consideradas medicinales, investigadoras del Instituto Politécnico Nacional (IPN) descubrieron que la Eysenhardtia polystachya, conocida como palo azul, y el fruto de Urtica urens, llamada comúnmente ortiga, contienen compuestos que disminuyen el proceso inflamatorio y retrasan el progreso de la artritis reumatoide, enfermedad crónica autoinmune que afecta las articulaciones.

Los resultados de experimentos hechos con animales prometen nuevas alternativas contra este padecimiento, pero con menor toxicidad y costo, en comparación con los tratamientos farmacológicos actuales y, en consecuencia, con mejor calidad de vida, aseguró Saudy Saret Pablo Pérez, de la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas (ENCB).

Refirió que en los experimentos los extractos de las plantas se administraron en diferentes dosis a ratas artríticas durante un periodo mínimo de siete días. Durante ese tiempo midieron el edema de las patas y los tobillos de los animales.

Al término de los tratamientos las investigadoras determinaron marcadores característicos de la inflamación, como la proteína C reactiva y el factor reumatoide en el suero sanguíneo. Los resultados demostraron que los extractos disminuyeron la inflamación de manera similar al potente fármaco indometacina, pero sin causar efectos adversos.

La investigadora politécnica aclaró que este método no elimina la enfermedad, pero los resultados observados hasta el momento en los experimentos con el palo azul son muy alentadores.

Además, durante las pruebas de toxicidad aguda, la administración de dosis altas de los extractos no causó la muerte de los animales, por lo que se consideran seguros cuando se ingieren por vía oral.

La titular de la investigación señaló que la artritis reumatoide afecta a 1.6 por ciento de la población mexicana y por cada hombre la padecen tres mujeres. No tiene cura, pero se recetan analgésicos para aliviar algunos síntomas, así como antinflamatorios no esteroideos, glucocorticoides, fármacos antirreumáticos modificadores de la enfermedad y anticitocínicos que generan efectos secundarios con cierto grado de severidad. Además, algunos no están al alcance del presupuesto de la población general.

Pablo Pérez consideró que el camino por recorrer aún es largo, pero existe el propósito de conformar un equipo multidisciplinario de especialistas para aislar las moléculas con efecto antinflamatorio que ayuden a retrasar el progreso de esta afección.