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El archivo Barragán

Sus edificios son la fuente de todo, dice la directora de la fundación

El verdadero legado de Barragán está en México: Federica Zanco
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Federica Zanco encabeza el equipo de cinco expertos que tienen bajo su resguardo los miles de documentos y objetos del arquitecto jaliscienseFoto Mónica Mateos-Vega
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Tras esta puerta de metal azul grisáceo, en el sótano del Centro Vitra, se encuentran los miles de documentos, fotografías, diapositivas, revistas, planos y objetos que integran el archivo BarragánFoto Mónica Mateos-Vega
Enviada
Periódico La Jornada
Miércoles 26 de julio de 2017, p. 4

Basilea.

La Fundación Barragán (BF, por sus siglas en inglés) tiene su sede en la localidad de Birsfelden, en el edificio de un piso que forma parte del Centro Vitra, que comparten con una escuela de prescolar. Se ubica frente al inmueble principal de la compañía, diseñado por el arquitecto Frank Gehry.

En una sola oficina (un espacio amplio de paredes blancas, muy iluminado) trabaja la directora, Federica Zanco, con sus cuatro colaboradores, los historiadores y curadores Giulia Mela, Vera Sacchetti, Aurelia Gutsche y Martin Josephy.

Ahí reciben a La Jornada, rodeados por libros. Llevan 11 años investigando los datos de todas las obras que imaginó el autor jalisciense. Los cinco encargados del acervo del mexicano revisan una y otra vez la información para evitar errores o contradicciones, y también se dan tiempo para responder las decenas de solicitudes que les llegan por correo electrónico. Ningún mensaje se queda sin responder, afirman.

Es en el sótano del inmueble donde se resguarda el ahora asediado legado de Barragán, el tesoro que, sin más ni más, se pretendió intercambiar por el anillo con un diamante elaborado con las cenizas del arquitecto.

Los papeles que Barragán produjo durante su vida profesional ocupan una habitación fresca, sin ventanas, con paredes de concreto, tras una puerta de metal azul grisáceo con un pequeño letrero blanco donde se lee en letras negras Vitra Design Museum/Luis Barragan Archive.

Por ley, en Suiza se tiene prohibido instalar equipo de aire acondicionado en los edificios, por lo que se buscó esa ubicación para que los documentos permanezcan a una temperatura adecuada durante los calurosos días de verano.

En un principio ese fue también el lugar de trabajo de Zanco y su equipo, en el cual han entrado investigadores y funcionarios culturales de México, entre ellos la actual secretaria de Cultura, María Cristina García Cepeda, a quien se mostró el archivo hace un par de años, cuando era directora del Instituto Nacional de Bellas Artes.

Ahí están todavía algunas cajas de cartón originales y los archiveros que pertenecieron a Barragán. También se observan objetos de la exposición que se presentó en 1985 en el Museo Rufino Tamayo, croquis y dibujos hechos a mano por Barragán, documentos con una fuerza especial, dicen los investigadores.

En general, agregan, el acervo se recibió en buenas condición de conservación, sólo el correspondiente al proyecto de las torres de Satélite tenía moho y fue necesario someterlo a restauración.

En 2000 se trabajó para preparar la exposición La revolución callada, una retrospectiva en la que por primera vez se mostró al mundo una selección del archivo, la cual se presentó en el Museo Vitra Design (ubicado en Alemania) y viajó a Japón, España y Gran Bretaña, para culminar en México, en el Palacio de Bellas Artes, en 2002, con patrocinios que nosotros buscamos; al país no le costó nada, explica Zanco.

La Jornada pudo echar un vistazo durante dos días al archivo, que es mudo, hasta que un investigador le ponga palabras, añade la directora de la fundación. Es cierto, pues sin la explicación que ella ofrece no se sabría que las revistas en un anaquel son las que guardó el propio arquitecto, o los suplementos culturales de más allá, los que reseñan el momento en el que obtuvo el Premio Pritzker, y las publicaciones del otro lado que no tratan de arquitectura, pero han publicado fotos de la obra, junto a muchos libros y catálogos con información e imágenes cedidas por la BF.

“Las personas piensan que el gran legado de Barragán está en Suiza, no es así. La mayoría, lo más importante está en México: son sus edificios, la fuente original de todo. Allá están también las revistas en las hemerotecas, los clientes, la gente que lo conoció. La verdadera mina es México.

Por eso, una vez que publiquemos el catálogo razonado del acervo, lo cual será probablemente en otoño de 2018, el trabajo para comprender la obra de Luis Barragán apenas estará comenzando, porque hay descubrimientos constantes, más documentos aún en manos de familiares, amigos y clientes, y otros en archivos mexicanos, concluye Zanco.